Cuento: La Luna y El Sol

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¿Qué era el amor?

¿Por qué le otorgaron tanto poder a la Luna, que sin ella la vida no funcionaba con normalidad, y, sin embargo, seguía sin saber qué era el amor?

¿Por qué no podía sentir amor?

La Luna siempre se hacía la misma pregunta en medio de las estrellas.

Los primeros años han sido una incertidumbre, una completa estafa que requería con urgencia de respuestas.

—Solo fui creada con un propósito —sollozó la Luna aburrida de aquella larga espera—, pero sé que puedo hacer más. ¡No puedo solo cumplir un propósito!

Dos años después descubrió, en medio de un eclipse un sol feliz riendo mientras se acercaba.

—¿Por qué estás tan triste, Luna? —preguntó lanzando destellos que malhumoraron a la Luna.

—¿Por qué crees que respondería aquello tan privado, Sol tonto? —el astro rey rio con fuerza soltando lenguas de fuego.

—¿No crees que estamos mucho tiempo distanciados como para no charlar amenamente un par de minutos? —la Luna pensó y pronto le dio la razón.

—Es frustrante cumplir un solo propósito, ¡yo quiero más! ¿No te gustaría saber qué es el amor?

—¡Ah! —exclamó el sol sonriendo—. Pero es que ya lo sé, mi querida Luna —el satélite brincó de felicidad y en un susurro cargado de ilusión preguntó:

—¡Dime! ¡Lo quiero saber!

Pero la Luna pasó demasiado rápido y el eclipse murió.

Durante dos años la Luna se preparó, porque ansiaba con todas sus fuerzas que el Sol respondiera su pregunta. Entonces, durante el siguiente eclipse, ella no tardó en preguntar de manera atolondrada:

—¡Ven, mi buen amigo, y termina de responder la pregunta! —el Sol riendo la miró con cariño.

—¡Aquí estás, mi querida Luna! La respuesta es muy sencilla, y es que no debes aprender qué es el amor. Debes sentir lo que es el amor.

—¿Cómo? ¿Tú sientes amor?

—Cada día.

—Pero no entiendo, ¿cómo es?

—Es esperar paciente cada eclipse para compartir segundos con mi querida Luna —la Luna frustrada lo miró con rabia.

—¡Mientes! ¡Tú no puedes amar antes que yo!

Ambos se apartaron y debieron esperar un año y medio más para poder verse. El Sol, como siempre, sonreía y la Luna continuaba enojada.

—¿Sigues enojada, mi querida Luna?

¡Claro que estaba enojada! Porque no comprendía que el Sol sintiera algo que ella no comprendía. Aquel eclipse ella no le habló, y de esa manera ocurrieron muchos eclipses más.

La Luna brillaba con la oscuridad de la noche, mientras que el Sol resplandecía con la luz del día.

—¿Qué diría la humanidad si supieran que el Sol es un impostor? —sonrió la Luna después de varios eclipses. El Sol casi había olvidado aquella voz.

—Dirían que el Sol agotó todos sus recursos para ver sonreír a la Luna, hasta que, finalmente lo logró.

La Luna malhumorada se alejó, sin saber que ella hace mucho tiempo conoció el amor, pero el orgullo no le permitía reconocer. El Sol la vio alejarse con una sonrisa esperando impaciente el reencuentro, porque no se rendiría.

El Sol jamás se rendiría con su incondicional amiga Luna. 

NOTAS: 

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NOTAS: 

Este es el cuento que Ela siempre le contaba a Luna antes de dormir, haría bien en recordarlo jajaja

Solo falta una leyenda, y con ella abriremos el 2022, porque el 2021 lo cerraremos con un capítulo bomba que será publicado mañana. 

¿Qué les pasó con el cuento? ¿De qué creen que habla? ¡Quiero saber! 

¡Nos leemos mañana! 

Thali. 

 

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La casa del bosque [COMPLETA]Where stories live. Discover now