La leyenda de Los tres hermanos

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La luna brillaba como nunca aquella noche, tanto que llenaba de luz el frío bosque donde permanecían refugiados los tres niños junto a su padre

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La luna brillaba como nunca aquella noche, tanto que llenaba de luz el frío bosque donde permanecían refugiados los tres niños junto a su padre.

El tiempo no ayudaba y la nieve se hizo cómplice con las crueles necesidades de la pequeña familia, que escapaba de un brutal asedio.

El hombre desesperado porque sus hijos no se alimentaban como correspondía hace más de quince días y solo sobrevivían a la escaza ayuda que recibían.

El mayor de sus hijos aún conservaba el brillo tenaz y decidido en sus ojos claros, él por supuesto no se quejaba. Su espíritu se mantenía optimista. "En el siguiente pueblo encontraremos comida, y un techo bajo el cual descansar", solía decir. Y solo tenía once años. Era el fiel reflejo de su madre... pensar en ella le rompió el corazón. Un disparo directo en la cabeza, una bala que se interpuso en su destino y cambió los planes. En un segundo la sonrisa de su esposa lo llenaba de esperanza, y al siguiente, la vida ya había escapado de sus ojos. La desolación era amarga y tenaz.

Ella fue una víctima del escape.

El niño de ocho años era su fiel reflejo, sus mejillas coloradas por el frío, y aquellos ojos castaños que eran iluminados por la luna eran vivaces y parecían observar todo.

Y la más pequeña, su niña. Aquella que cargó durante todo el camino hasta el pequeño pueblo en el que se encontraban ahora. La sonrisa desdentada de sus hijos menores lo instaba a continuar, a no bajar los brazos, a no rendirse. Sin embargo, el ruido de cascos se acercaba.

La muerte rondaba los parajes del bosque.

Las almas bailaban como si de un rito se tratara.

Como si se prepararan para una bienvenida.

El bosque vibraba esa noche, expectante.

—Ustedes son lo mejor de mi vida —Dijo el padre asustado cogiendo las manos de sus hijos—, no teman, mamá y yo estaremos del otro lado cuando sea el momento. Cuando sea su momento. —El mayor se adelantó depositando las dos manos sobre los hombros de sus hermanos menores.

—Siempre cuidaré de ellos —El padre sonrió emocionado, y aquella vorágine de sentimientos trepó por su garganta impidiéndole hablar. Estaba preparado, los brazos de su esposa lo acogerían con ternura. Como siempre.

—Siempre juntos.

—Siempre juntos —Juró el mayor de los niños.

—Correré en esa dirección, y ustedes lo harán en aquella —Indicó un sendero que estaba desmarcado por ramas y que más allá se visualizaba una estructura—. Allí se esconderán hasta que yo vuelva a ustedes —La voz del hombre se quebró—. Sin embargo, en cuanto el primer rayo de sol ilumine el bosque ustedes deben seguir el camino, conoces la ruta —Añadió dirigiéndose al mayor. Una bala rompió la quietud y el silencio de la noche—. Este bosque es mágico —El padre intentó que la atención de los niños volviera a él—, siempre pueden pedir un deseo y este terreno los escuchará. Miren la luna —Los niños así lo hicieron—, brilla como nunca, y eso solo quiere decir que, si piden un deseo de corazón, ella lo concederá.

La casa del bosque [COMPLETA]Where stories live. Discover now