Capítulo 48: La voz

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«El bosque está expectante, la luna y el sol moverán la primera ficha»

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«El bosque está expectante, la luna y el sol moverán la primera ficha»

Acto final /R.W.

El funeral de Alex Robinson fue una de las cosas más tristes que he vivido. Los padres estaban desolados, lamentablemente no había una palabra o un gesto que consolara su dolor. Lo único que creí correcto hacer fue quedarme cerca de ellos en caso de que necesitaran algo y poder gestionar cualquier situación con la que ellos no quisieran lidiar.

Me sentía inútil, quería ayudar más, pero no sabía cómo.

Jamás fui buena con las palabras, no suelo tener filtro y temí ser muy dura. Traté de ser mucho más empática y sentir aquel dolor, pero perder a cualquiera de mis seres queridos, incluso a mamá, era inimaginable.

El ser humano podía con cualquier tipo de dolor físico, casi para todo había un calmante. Un analgésico que aliviara en parte el dolor o malestar, pero cuando el dolor era emocional estabas frito.

Había que saber convivir con el pesar, sobrellevar la tristeza y acobijarla con cariño en algún rincón del alma y continuar, costaba, pero es una obligación seguir.

Eso me ocurría con Ela.

Necesitaba tiempo para acostumbrarme a la idea de no verla más, necesitaba alejar las esperanzas de coincidir con la mujer que recordaba de mi infancia y parte de mi adolescencia.

Ela Stone era un fantasma en mi vida, porque la mujer que conocí estaba muerta. Ya no existía.

Y yo mejor que nadie sabía que las palabras de consuelo no servían, tal vez como cortesía, pero no aligeraban el dolor que se siente cuando pierdes a alguien.

El sufrimiento permanece, se queda instalado, pero no se hace sentir siempre.

Cuando estoy con mi padre o con mis hermanos soy feliz, en esos momentos el dolor no me alcanza, pero cuando estoy sola me abruma de tal manera que me dan ganas de dejar de existir. Como me ocurrió la otra noche en el lago.

La soledad durante mucho tiempo fue una buena amiga, pero ya me estaba ahogando, y si fuera una amiga real sentiría celos de Milo, porque él, solo él, me hacía olvidar toda la tristeza.

Olvidaba a mamá.

Olvidaba esa angustia que alquilaba una habitación en mi alma.

Olvidaba a Ewan.

Y recordaba la mujer que quería ser.

Su sonrisa eterna ya no me alteraba los nervios, ahora, contagiaba alegría a mi vida.

Y así como aquello parecía un milagro, también era peligroso.

Él fue un gran apoyo con respecto a Alex. Con el resto del curso organizó un detalle que emocionó a los Robinson, y es que todos los compañeros decidieron escribir una carta, y Abel realizó un trabajo espléndido editando un vídeo que nos conmovió a todos.

La casa del bosque [COMPLETA]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें