Capítulo 20: Sueños con sabor a realidad

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"Tus labios gritan indiferencia, pero tus ojos

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"Tus labios gritan indiferencia, pero tus ojos... tus ojos me queman como el infierno que estamos destinados a ser"

Cuentos de la muerte / R.W.

Cuando entré en la sala de profesores me sorprendí.

Porque en cuanto nuestros ojos se encontraron, los recuerdos de aquel sueño me invadieron con rapidez haciéndome arder los ojos y los latidos del corazón se aceleraron.

La diversión, como siempre, no escapó de sus ojos. Sin embargo, un rubor incipiente cubrió sus mejillas.

Aunque no fue en lo único que reparé. Me acerqué lentamente y no pude evitar mirarlo de pies a cabeza. Era una ojeada sana, claro. Maté una sonrisa con mis dientes, porque ante mí tenía a un Milo completamente diferente.

La gorra roja desapareció, ahora podía ver un cabello castaño claro ordenado, casi peinado. Sus camisetas de bandas de rock tampoco estaban. Ahora había una camisa oscura, y una corbata a cuadros en tonos burdeos y grises. Un jean oscuro y las típicas converse blancas con negro.

Adiós a los pantalones con agujeros en las rodillas y las converse amarillas.

Se veía casual, pero mucho más formal que siempre.

El cambio le favorecía. Mucho.

—Señorita Stone, déjeme felicitar su acertada recomendación. ¡El señor Allen es brillante, idóneo para el puesto! —Sonrió la directora Morris. Bajé la mirada mientras sonreía de manera cortés.

—Solo traje el plan de trabajo del señor Allen, el resto es mérito de él.

—¡Muy bien! —Ella se dirigió a Milo—. Hoy tiene taller con tres cursos, el primero comienza en cuarenta y cinco minutos. Bienvenido una vez más.

—Muchas gracias, directora Morris —Cuando ella nos dejó solos finalmente, me armé de valor para mirarlo a los ojos. Era estúpido, pero aún sentía todas las emociones que me generó el sueño. Todo se sentía tan real que me incomodaba estar cerca de él. Tragué en seco.

—Ya es oficial —Murmuré.

—Lo es, e intimida un poco —Esbozó una sonrisa nerviosa.

—Solo serán los primeros días, después te acostumbras —Milo asintió y cuando nos miramos los dos, inmediatamente, apartamos la mirada del otro.

Milo era un buen oyente. El primer taller lo realicé yo, él necesitaba tener una base para saber cómo comenzar. En el primer receso comentó algunas ideas que me parecieron acertadas y él las aplicaría para los siguientes talleres.

Los otros dos talleres serían guiados por él y sería complicado porque eran cursos opuestos. El segundo era con los niños más pequeños y el tercero era con el curso de Eva, Lyra y Abel. Ambos públicos difíciles para mantener la atención. Si era honesta, estaba un poco nerviosa. Su plan de trabajo me parecía adecuado para los cursos del instituto, pero no era fácil llevarlo a cabo. Nunca ha sido fácil mantener a un grupo de niños calmados mientras escuchan un cuento, y es que es más que eso. La intención del taller no es simplemente escuchar un cuento, es que se motiven y participen. Despertar el amor por la lectura poco a poco y la primera experiencia debía ser importante y grata, sino, odiarían de por vida un libro.

La casa del bosque [COMPLETA]Where stories live. Discover now