Capítulo 8: El padre de mis hijos

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"El tiempo no se apresura cuando mi vida te ansía

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"El tiempo no se apresura cuando mi vida te ansía. El velo de la vida se desdibuja con tu incertidumbre, con la agonía latente del fuego desleal del abismo. Nunca serás tú, pero siempre seré yo. De principio a fin, de pies a cabeza, de sur a norte... de tu boca a la mía."

Cuentos de la muerte / R.W.

—¿Cuántas veces debo decir que no, Lyra? —Murmuré con los dientes apretados. Mi hermana pateó el suelo y me miró furiosa.

—¿No te das cuenta que hace rato dejé de pedirte permiso?

—No seas impertinente.

—¡Deja de creer que eres mi maldita madre! —El grito de Lyra resonó en el aula de profesores. Ellos carraspearon y pronto volvieron a lo suyo, incómodos. Jamás le he levantado la mano a mis hermanos, pero juro por dios que acababa de sentir el impulso de hacerlo por primera vez.

—Baja la voz —Ella chasqueó la lengua y se cruzó de brazos.

—Iré a la casa y le pediré permiso a papá y luego iré a la casa de Eva —Ella achicó los ojos y me miró confundida—. No te entiendo, Luna. Me das tarea para la casa y ahora te interpones en que realice el maldito trabajo.

—Deja de maldecir y no te pases de lista. El trabajo bien lo puede hacer en nuestra casa.

—Es en grupo.

—Utiliza la tecnología.

—Eva no tiene señal en el bosque.

—¿Por qué no la invitas a casa?

—Porque Abel y yo les estamos ayudando a Milo con su casa —Mi paciencia se fue al diablo. La tomé del brazo y la forcé a salir del aula.

—No eres su maldita ayudante, si quiere gente para reparar esa pocilga que él llama casa que contrate a otros...

—Milo nos está pagando —Abrí los ojos consternada.

—¿Estás recibiendo dinero de ese tipo?

—Sí, se negó rotundamente a recibir ayuda de manera gratis.

—¡Lo voy a matar! —Lyra se soltó del agarre.

—¡Deja de arruinar mi vida! —Replicó en un susurro cargado de rabia—. ¡No haces más que interferir una y otra vez en mi vida!

—¿Vida? ¿Cuál vida? Lo único que debes hacer es venir al instituto, obtener buenas calificaciones y ser una hija agradecida, pero no haces nada de eso. Solo te preocupas por ti y tus propios intereses ¡Madura de una maldita vez! —Lyra soltó una carcajada envenenada en ironía.

—¿Madurar? ¿Vas a pretender que todos creen que eres madura porque tienes un novio con el cual follar y luego te compadeces de tu miserable vida, hermanita? Al menos podrías hacerle un favor a Ewan y pretender que eres feliz después de un polvo, porque todos se dan cuenta de lo amargada que eres —Se dio la media vuelta y me dejó con la palabra en la boca. Apreté los labios y maldije en silencio. Lyra era demasiado destructiva cuando se enojaba y casi siempre soy el blanco de sus dardos, dardos demasiados efectivos. Yo tampoco fui demasiado agradable con ella, pero es que mi hermana pequeña siempre lograba que me rebajara a las discusiones de una adolescente. Sus palabras seguían doliendo como el infierno cuando me giré y vi a la razón de nuestras desavenencias. Entorné la mirada y él alzó las cejas e inmediatamente dejó de mirarme. Luego, arrugando la nariz volvió a alzar la mirada y me sonrió.

La casa del bosque [COMPLETA]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora