—Mala suerte para ustedes, perras— responde— resulta que donde tuve sexo, no tiene cámaras de seguridad; es un punto ciego y la oficina de Dante, tampoco las tiene para su privacidad—

Mi amiga embarazada y yo, bajamos los hombros dramáticamente en decepción. Marissa, obviamente disfruta de nuestro berrinche. Suelta una carcajada ante nuestro puchero.

—Diría que lo siento, pero no es así— dice en burla— de algo agradezco que el idiota de mi hermano, me diera el éxtasis—

—¿Sabes que en cualquier momento, los recuerdos volverán?— inquiero— cuando menos lo esperes, te abordarán las imágenes de lo que hiciste—

Niego con un suspiro divertido, Olivia ahora me mira con cierta burla.

—¿Lo dices por experiencia, Bianchi?—

Me encojo en hombros, sonriendo mientras miro mi alianza de bodas.

—Obvio— respondo, me rio— el alcohol, nos hace cometer locuras— las miro— ¿Como creen que terminé casada con Enzo?—

—¿Por amor, querida?— inquiere Olivia— yo ya amaba a Guido, cuando fui obligada a casarme con él—

Marissa y yo, miramos a Olivia quien tiene una pequeña sonrisa en su rostro; como si estuviera recordando ese momento. Ciertamente, Via no habla casi acerca de como fue es que ella y Guido, terminaron juntos.

—¿Cómo fue...?—

—¿Cómo es que Guido y yo, terminamos siendo marido y mujer?— asentimos— diría que es una historia complicada, pero realmente no lo es—

Olivia, se acomoda mejor en su silla como estuviera emocionada, de contarnos su historia romántica, pero aún así logro captar un brillo de tristeza en sus ojos.

—Yo...— traga saliva— trabajaba de prostituta en un burdel, en la ciudad de Milán. Tenía dieciocho, cuando mis padres me obligaron a buscar un "sustento" para la casa—

Mis cejas se arquean en evidente sorpresa ante su declaración, trago saliva con cierta impresión. Via, suspira antes de continuar.

—Mis padres, no fueron el mejor de ejemplo de padres— niega— desde que tengo memoria, siempre fui un estorbo en sus vidas y se encargaban de hacérmelo recordar cada día. Solía estudiar por las mañanas y trabajar de medio tiempo por las noches, para costear mis estudios para ese entonces tenía dieciséis—

Simplemente, escucho con atención cada una de sus palabras, cada detalle de su historia. Un par de lágrimas bajan por mis mejillas, al igual que en la de Marissa. Cuando terminamos de oír, toda la historia completa, Via está hecha un mar de lágrimas.

—Hay dos versiones en la historia— culmina, limpiando sus lágrimas— la que todo el mundo conoce y la que solamente, conocemos mi esposo y yo—

—¿Cuál oímos nosotras?— inquiere Marissa, limpiando las esquinas de sus ojos. Al ver el silencio de nuestra amiga, nos damos cuenta— dio mio, Olivia. Te conozco desde hace una década y nunca me habías contado este lado—

—Yo...— niega— no es una historia, que me guste recordar mucho— suspira— Guido y yo, sufrimos bastante para llegar hasta donde estamos ahora—

Sonríe, llevando una mano a su vientre que comienza a abultarse poco a poco.

—Y creo que el monstruito, es nuestra recompensa después de tanto sufrimiento— sus ojos se cristalizan— tengo miedo, de no ser buena madre para nuestro hijo con nuestro pasado—

—Via...— murmuro, tomando su mano— serás una gran madre, ¿entiendes?— sonrío— su monstruito, será afortunado de tenerte a ti y a Guido como padres, estoy segura que no le faltará amor y risas a su vida—

Dolce amoreWhere stories live. Discover now