Capítulo 50

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El día después de la recepción con los italianos nos reunimos en la Sala de las Mujeres tras el desayuno, en el cual Kendall no me dejo de ver y sonreír. La reina no estaba, y ninguna de nosotras sabía que significaba aquello ni que hacer.

-Supongo que estará ayudando a Silvia con el informe final- apuntó Elise.

-Yo no creo que ellas influya mucho en la desición- replicó Kriss.

-A lo mejor tiene resaca- sugirió Natalie mientras se presionada con los dedos las sienes.

-Que la tengas tú no quiere decir que la tenga ella- le espetó Celeste.

-Puede que no se encuentre bien- dijo America-. Últimamente se le ve enferma a menudo.

Kriss asintió.

-Me preguntó por qué será- añadio America.

-¿No se crio en el sur?- preguntó Elise-. He oído que el aire y el agua allí no estan muy limpios. A lo mejor es por eso.

-Yo he oído que por debajo de Sumner no hay nada bueno- apostilló Celeste.

No quería hablar, me sentía demasiado cansada como para eso, además de que justo en ese momento se disputaba una batalla en mi cabeza, lo cual me distraía de la conversación.

-Lo más probable es que esté descansando, nada más- replicó America-. Esta noche hay Report, y simplemente querrá estar preparada. Es lista. Apenas son las diez, y a mí tampoco me iría mal una siesta.

-Sí, todas deberíamos ir a dormir una siesta- dijo Natalie, que se notaba claramente cansada por la cruda.

Una doncella entro con una bandejita y atravesó la sala en silencio, tan sigilosa que casi pasaba desapercibida. Y detrás de ella apareció una cabeza de cabellos dorados, cuando vi bien note que era Kendall, que me hacía señales para que saliera. Me puse de pie.

-Esperen- dijo Kriss-. No irán a hablar de lo de las recepciones en el Report, ¿no?

Celeste soltó un bufido. Me alegre de que estuvieran tan absordas en su conversación para que ni siquiera se dieran cuenta que me iba.

-Vaya prueba más tonta. America, Carly y tu tuvieron mucha suerte.

Ya no escuche lo que contestaron porque salí de la sala. Frente a mí estaban parados Kendall y Maxon sonriendo, lo cual me resulto confuso.

-Hola- salude.

-Hola, Carly- me saludo Maxon muy con una sonrisa nerviosa.

-Bueno, en ese caso me adelanto- le dijo Kendall a Maxon.

Este asintió en respuesta. Kendall me tomo de la mano y la entrelazo con la mia, después me hizo andar rápido.

-¿Qué pasa?- le pregunte nerviosa.

-Les mostraremos algo a ti y a America, pero solo tenemos un cuarto de hora para que lo podamos hacer y tenemos que apresurarnos, ¿de acuerdo?

-Claro.

Subimos las escaleras trotando hasta llegar al tercer piso, el cual ya conocía por dos de mis visitas al cuarto de Kendall. Este me llevó por el pasillo en el que se encontraba su recamara hasta una doble puerta blanca.

Sacó una llave del bolsillo y abrió una de las puertas, sosteniéndola para que pudiera pasar, cuando el también lo hizo cerro la puerta con llave detrás de él. La habitación era amplia e iluminada, con muchas ventanas y puertas que daban a un balcón. Había una cama, un armario enorme y una mesa con sillas, si no fuera por eso la habitación estaría completamente vacía. No había cuadros o aunque sea algo en las paredes ni figuras u otras cosas sobre los estantes empotrados. Hasta la pintura estaba algo vieja.

The Girl On Fire (En edición)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt