Sentimos

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Cara
Heme aquí cayendo y golpeandome con la misma roca que me atrae a sus puntas afiladas, pero de alguna forma el dolor de sentir es uno muy distinto al físico, y es que con el primero siempre tardas mucho más en sanar.

Pero cuando te empeñas en abrir y cerrar la herida simplemente te quedas con la cicatriz.

Sus manos, sus labios, su pecho, todo él representa mi cicatriz, la de la herida que decidimos abrir hace cuatro años cuando no estabamos dispuestos a sentir, pero terminamos envueltos en una maraña de mentiras. Con posponer lo inevitable solamente logras avivar más el deseo o el miedo.

Y ahora cuando sus manos recorren mi cuerpo y el mío aclama la atención que le pone es que cualquier sentimiento que pasaba por mi cabeza pasa a segundo plano.

Sus labios tan suaves y gruesos recorren mi mandíbula con determinación y firmeza, con tanta que es inevitable soltar un suspiro de alivio. Cuando me ve a los ojos y siento esa paz inigualable es que mi corazón late con fuerza y las palabras se me atoran en la garganta.

—Eres tan hermosa—me dice sonriendo. Su mano se posa en mi mejilla dejando una breve caricia—. ¿Estás segura de esto? —pregunta con seriedad sin ocultar su nerviosismo.

—Nunca he estado más segura de algo en mi vida—y espero que con esas palabras entienda la profundidad, y el peso de ellas.

El corazón se me contrae y la respiración se me atasca con este nuevo beso. Es intenso, es caliente, suave y real. Lo sujeto de la nuca con fuerza mientras lo guío directo a la cama donde se separa de mi unos segundos antes de sentarse en la orilla  y despojarse de su camisa, me permito quedarme parada un momento para apreciar la vista del hombre que tengo frente a mí. Me muerdo el labio dándole una buena repasada.

—Ven aquí—palmea sus muslos con clara invitación.

No espero a que lo diga dos veces para trepar sobre él y acomodarme entre sus piernas. La altura es considerablemente graciosa, me río un poco cuando tiene que encorvarse para besarme de nuevo. Me pierdo cuando baja a mi cuello y me estremezco cuando sus manos suben desde mis muslos hasta mi espalda y encontrar el broche de mi sujetador. Palpa un rato intentando encontrar la manera de quitarlo sin dejar de besarme, pero llega un momento de desesperación en el que para frustrado.

—¿Cómo mierda quito esto? —dice señalando mis pechos.

—Tiene el broche por delante—indico riendo.

Me hace una mueca y decido ser yo la que, frente a sus ojos, quita el broche y se deshace de la prenda con bastante dedicación. Sus ojos me devoran y soy testigo del momento en que sus ojos arden de deseo.

Me tenso cuando pasea sus dedos debajo del valle de mis senos, delineando la línea por debajo de ellos hasta que presiona en el lugar exacto. Le tomo los hombros al instante en que su mano explora dentro de mis shorts palpando lo que deseo que toque desde que iniciamos.

—¿Sabes cuánto me he retenido de hacer esto? —su mano presiona mi centro mientras habla y dejar marcas por mi cuello marcando mi desespero—¿Cuánto ha pasado desde la última vez que te toqué sexy? —mi silencio le enfada y pega una palmada en mi trasero haciéndome soltar un jadeo— Responde.

—Cuatro años—respiro profundamente cuando se acerca demasiado a mi pecho.

—Cuatro años...—repite encimismado en su tarea de besar mi pecho. En un giro rápido me carga y deja sobre la cama. Se endereza para quitarse los pantalones y se toma del tubo de la parte superior de la cama. Me lamo los labios cuando sus músculos se tensan— Quítate esos malditos shorts.

Hago caso a la orden despojandome de la prenda quedando con unas simples bragas negras. Siento como la cama va hundiéndose con su peso cuando gatea lentamente hasta quedar a la altura de mis muslos, me da una sonrisa perversa cuando separa mis piernas y me planta un beso en la parte interna de mi muslo, me retuerzo de desespero.

—Ya Dejate de idioteces.

Escucho como se ríe antes de tomarme de las caderas y deslizar las bragas fuera de mí cuerpo, quedando totalmente dispuesta ante su mirada. La vista se me nubla cuando pierdo de vista su rostro y se esconde entre mis piernas dándome lo que necesito.

—¡Ah Cain! —la excitacion se apodera de mi cuerpo ante la lamida y la intromisión de sus dedos en mi zona intima.

Mis manos tiran de su cabello cuando mi vientre me cosquillea y me tenso esperando el anhelado orgasmo que no me deja recibir. Se retira de entre mis piernas para escalar lentamente hasta la altura de mi rostro. Me toma de las mejillas firmemente y se acerca para lo que creí era un beso.

—No voy a ser gentil.

Bajo lentamente por sus trabajados abdominales rozando levemente con las yemas de mis dedos, juego con la tira del bóxer.

—No hagas eso—me dice con la respiración agitada.

Ignoro la advertencia e introduzco mi mano completamente, tomándolo con mi dedos comenzando a bombear lentamente el tronco, gruñe cuando acelero y quita mi mano de su miembro para después el mismo quitarse la prenda y subir mis piernas a anclarlas en sus caderas.

Me mentalizo que la vez anterior no pude caminar bien tres días, Dios mio gracias por la follada, pero protege mis piernas y que no quiebre mi vagina, amén.

—¿Y ahora en qué piensas? —le tomo el rostro con intensidad.

—En qué pasará con mis piernas—digo riendo.

—Probablemente no las puedas usar por un mes—Enarco una ceja.

—¿Un mes? Exagerado.

—Te doy la follada y luego me confirmas.

—Eres un... ¡Dios!

Me arqueo ante la repentina estocada que arremete sin dejarme procesar, se siente delicioso. No me deja descansar  cuando se mueve con rudeza y me encuentro movimiento mis caderas para encontrarme con él en donde nuestros cuerpos se unen. Las estocadas se vuelven desesperadas y descontroladas, y sé que ambos estamos a punto de venirnos, pero no estoy lista para que esto se termine.

Lo empujo y cae de espaldas confundido, pero subo una de mis piernas a su regazo preparada para seguir con el juego al que no quiero darle fin. Guía mis caderas cuando bajo lentamente y cierro mis ojos ante el inminente placer que recorre mi cuerpo cuando empiezo a moverme, sus manos aprietan mis caderas y son el motivante que impulsa mis caderas a seguir moviéndose en círculos, pierdo la noción del tiempo al instante en que me ve fijamente mi cuerpo da pequeños espasmos detonado el orgasmo de ambos.

Me recuesto en su pecho sin salir de él y el líquido escurre entre mis piernas, pero no me importa. Amo escuchar sus latidos acelerados comenzando a regularse junto con el mío. Acaricio su pecho con arrepentimiento, y al momento nota que algo está mal.

—¿Qué sucede?

—Es que...—aprieto mis labios en una dura línea—no crees que te usé, ¿verdad? Es decir, yo si quería.

—Por mi puedes usarme lo que quieras sexy, siempre dispuesto a brindar un buen servicio—me río ante su falta de humildad—. ¿Tú crees que me usaste?

—Un poquito, sí.

Me estruja en un abrazo acomodando mi rostro en su cuello, no pierdo la oportunidad de dejar un par de besos ahí.

—Cain...

—¿Sí sexy?

Respiro profundamente antes que gire su rostro y me observe con suma adoración.

—Yo también te amo.

*****
SAQUEN EL ALCOHOLLLLLLLLLLLLLLL

Bueno me pidieron el aclamado cap, aquí esta el pinche cap.

Capítulo dedicado a todas ustedes lectoras que las amo de inicio a fin, amo sus comentarios que me hacen reír, sus votos, su dedicación a mi lectura. Simplemente los amo a todas y todos mis bellísimo dioses.

Nos vemos en la próxima!


Neutral [+18] [COMPLETA] [LIBRO #1 BILOGIA DECISIONES]Where stories live. Discover now