Pasión

2.6K 307 62
                                    

Cuando tenía 10 años di mi primer beso. Su nombre era Elliot Rock y era 1 año mayor que yo, estábamos en el recreo y recuerdo que me gustaba mucho, pero una de las niñas más grandes iba por mi hombre.

Recuerdo que la vi acercarse a él junto con sus amigas riendo a los lejos, sabía lo que se avecinaba, no me gustaba que me quitaran lo mío. Ya lo había visto, ahora solo me quedaba asegurarlo. Recuerdo haber corrido con toda mi fuerza sintiendo como las dos colitas que Meredith me había peinado en la mañana se deshacían con el viento. Empuje a la otra chica que se acercó peligrosamente a mi objetivo, la chica cayó de nalgas y luego de sonreír triunfante brinqué para poder darle un piquito a Elliot, su sorpresa fue tan grande que ni le di tiempo para poder responder. Salí corriendo regresando satisfecha a mi clase.

En ese tiempo no estaba conciente de lo poderosos que podían llegar a ser esas muestras de afecto, podían llegar a encender te tanto como a derrumbarte. Las muestras de cariño se mostraban de muchas formas, pero un beso, un beso era capaz de llevarte al cielo o probar el calor del infierno.

Estar sentada en las piernas de Cain sobre su motocicleta no es lo más seguro e inteligente que se me pudo ocurrir, tampoco es como si hubiera planeado que me besara de esa forma y sus manos recorrieran mi cuerpo como lo están haciendo ahora mismo.

Su beso es urgente y pasional, ¿conocen los besos desnudos? Esos donde solamente te besan y ya tienes la urgencia de quitarte de ropa, esa clase de besos es los que da Cain Williams.

Ni siquiera me pongo a pensar que estamos literalmente montados el uno sobre el otro frente a nuestras casas, frente a la habitación donde Abel puede decidir ver por su ventana y poder visualizar como su hermano le está metiendo la lengua hasta la garganta a quien confesó su amor e interés hace tan solo unas horas.

Mis manos tiran de su cabello desesperadamente restregando mis caderas sobre su entrepierna. Un sonido ronco sale de su garganta y no hace más que encenderme aún más. Me muerde el labio inferior y me hace soltar un pequeño gemido ante la repentina acción. Sus manos recorren mi trasero con brusquedad, presionandolo aún más a su ya notoria erección en un reflejo para poder sentir un poco de calma ahí abajo.

No me doy cuenta el momento en que mi chaqueta ya no está hasta que un escalofrío recorre mi espalda y no sé si es por el frío o por el remolino de sensaciones que estoy sintiendo ahora mismo. Por alguna razón lo que ocurra afuera de nuestros cuerpos uniéndose no me preocupa en lo absoluto, tampoco cuando una anciana pasa gritando "¡Hijos de Satanás!" justo al otro lado de la calle.

Una risa sale de mis labios sin poder evitarlo, y Cain imita mi acción sin quitar sus labios de los míos. Creo que debió haber sido alguna fuerza que quería que recapacitara en ese momento, porque luego de reír y volver a divertirme con él un rato, cuando volví a inclinarme no medí mi fuerza y solo pude soltar una maldición cuando sentí que la gravedad se apoderaba de nosotros y el sonido de la motocicleta cayéndose con nosotros en ella sonó despertando a media vecindad.

—¡Carajo Morrigan! —rápidamente se levanta sobandose la cabeza y recogiendo la moto antes que a mi.

—¡Estoy bien! No te preocupes por mí. —mencioné sarcástica, era un total gilipollas.

Luego de levantar su motocicleta se acercó con rapidez a mi revisandome el rostro, sentí algo caliente recorrer mi mejilla.

—No lo toques—demandó antes de poder examinar por yo misma—te haz hecho un rasguño feo en la mejilla, ¿nunca te hablaron de la gravedad, Morrigan? —un atisbo de lo que parecía ser una sonrisa queria montarse en su rostro.

—¡Idiota! —le propine un golpe en el brazo olvidandome completamente del golpe que me había ocasionado más temprano por hacer exactamente lo mismo. Gemi de dolor tomándome la muñeca, claro, no podía haberme recordado de eso mientras le restregaba todo a este tipo mas temprano.

Cuando oí que la puerta de adelante se abría solté una maldición cuando intente arreglarme lo mejor que pude. Por supuesto que fue en vano cuando Linda Williams soltó un respingo  bastante exagerado al ver la imagen que aparecía frente a ella. Su hijo con un labio partido, yo con una mejilla rasguñada y una muñeca hinchada. El señor Williams no tardó en unirse a la fiesta y poco después un Abel con pantalones de pijama y un cabello desordenado se presentaba también.

Traté de disimular que estaba bien y no poner cara de dolor.

—¡¿Pero qué les ha pasado?! Ha sido un accidente estoy segura—Linda nos repaso a mi y a él sin perder tiempo—te he dicho que no me gusta esa motocicleta Cain.

—Tranquila mamá, no es lo que parece—intenta explicar desesperado. Está comenzando a irritarse, puedo verlo. Le molesta ser el centro de atención en esta clase de casos.

Me veo obligada a desviar la mirada cuando unas manos cálidas se posan en mis mejillas impidiendome despejar la mirada de los ojos verdes que ahora estaban frente a mí. —¿Estas bien? —preguntó asustado, la preocupación dominaba en cada una de sus facciones. No hice más que asentir, pero cuando fue a tomarme de la mano me vi en la necesidad de apartarlo y doblarme de dolor cuando las punzadas se extendieron por mi mano.

—¡Por Dios hija! —la voz de mi padre se hace notar y me volteo asustada.

Abel se acerca peligrosamente a Cain y lo empuja enfadado:—¡Pero que le haz hecho! ¡Te he dicho que no la montes en eso! —si supiera lo que de verdad estaba montando.

Cain no se queda atrás empujandolo de nuevo, intento acercarme pero mi papá me intercepta antes que pueda separarlos.

¿Han visto la caricatura de Hércules alguna vez? ¿Recuerdan esa parte dónde Phill se enoja tanto que se pone rojisimo y saca humo por las orejas? Bueno, papá se llama Phill, y la referencia no podría ser más exacta ahora.

—Hola Phill—una sonrisa apenada se muestra en mi rostro mientras que papá no hace más que rechinar los dientes.

—Estas castigada. —demanda.

—¡Pero papá!

—¡Nada de eso Cara! Estuviste a altas horas de la noche montada en una motocicleta, tuviste un accidente y te haz quebrado la muñeca.

—Señor James, puedo... —la voz de Cain queda a medias cuando observa la mirada de papá.

Resignada, comienzo a caminar por la calle hasta llegar a mi casa completamente furiosa, cierro de un portazo y me meto a mi habitación, ¡tengo 21 joder! Como pueden estarme haciendo esto.

Unas horas más tarde puedo oír como la puerta de la habitación de Meredith y papá se cierra, dándome a entender que todos debieron haber vuelto ya. De seguro mañana me espera un gran sermón. A punto de meterme a la cama tocó mis labios con añoro, ¿pero que hice? Al parecer el nombre de Cain Williams es un sinonimo de problemas para mi. A pesar de todo lo que paso no me arrepiento de nada de lo que hice. Una pequeña sonrisa se apodera de mis labios antes de tomar el celular y revisar mis mensajes.

Dulzura mayor
"¿Estas bien? ¿Dónde te metiste?

Sé linda con Cain, él no tiene la culpa.

Escríbeme cuando puedas amor."

Negatividad andante

"No me digas que te metiste a coger con él en los vestidores, ¿sabes cuántas enfermedades hay ahí?

No te contagies."

Sexo con pies

"QUIERO QUE ME DIGAS TODOS LOS DETALLES SUCIOS CARIÑO.

TE AMO, GOZA A ESE SEMENTAL."

Me rio ante la diferencia de mensajes de todos mis amigos, no podrían ser más distintos. Antes de irme a dormir y apagar el teléfono un nuevo mensaje llega, uno que me deja completamente helada:

Debemos hablar,

Abel.

---

OH OH ESO SUENA A PROBLEMASSSSSS

Dejó esto por aquí y se largó, sisisisi fui yo.

Neutral [+18] [COMPLETA] [LIBRO #1 BILOGIA DECISIONES]Where stories live. Discover now