Capítulo 5: Una presa

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Adriano me dejó en mi casa ya muy tarde, conversamos y reímos todo el camino, subió conmigo hasta mi apartamento, yo quería que conociera a Paula, mi compañera de apartamento. Ella abrió los ojos de forma exagerada cuando se lo presenté, a él pareció agradarle, nos despedimos con un beso y un abrazo cálido.

—Me encanta pasar el tiempo contigo —dijo y lo vi partir.

Me lancé sobre el sofá y cerré los ojos, sentí el peso de Paula cuando se sentó a mi lado.

—Pensé que estabas vendiendo drogas al ver las bolsas y la cantidad de zapatos, ropas...

Reí a carcajadas.

—¿Paula, no te gustó lo que te regalé?

—Me encantó, pero dije o esta se metió a puta o vende drogas.

—Que lindos conceptos tienes de mí.

—¿Te ascendieron?

—No, Adriano me compró todas esas cosas, está perdido por mí.

—¡Oh! Ya veo. Dejarás tu trabajo por el magnate.

—No, no quiero dejar nada, ni este apartamento, ni mi trabajo, solo salimos, puede darme una patada por el culo mañana.

—Es guapo.

—Y rico —le dije y reí a carcajadas.

—No todo es dinero en la vida, Sofía, eres muy frívola a veces.

—No soy frívola, me gustan las cosas buenas.

—Él está bueno. —Rio.

«¿Sabes quién más esta bueno? Su gemelo», pensé. Decidí investigar un poco, busqué en internet y no vi que usara redes sociales, Adriano no tenía fotos con él, acepté las solicitudes de Laura y Carlo, me cayeron muy bien, muy simpáticos los dos, ninguno de ellos tenía fotos con Casio ¿Por qué? Me intrigaba mucho.

¿Por qué Casio Bellucci era ignorado por su familia? Era como si les avergonzara. No era agradable, podía entender que fuera un pesado, pero no era como para que lo trataran de apestado. Puse su nombre en el buscador.

Casio Bellucci, de veintiocho años ha inaugurado la clínica de belleza Top Modern en el este de puerto espejo, por lo que se presume que el joven empresario regresó para quedarse, se le ha visto acompañado de la actriz Marla López, la joven de veintiún años no ha confirmado nada.

Salvo esa nota y una que otra aparición social en bodas, no había nada más sobre él, como si no existiera, como si hubiesen decidido borrarlo del mapa, ¿qué misterio habría alrededor de Casio?, me sentí perturbada a su lado, olía a sexo y respiraba deseo por él, nunca podría hacerle eso a Adriano, debía admitirme a mí misma, que me encantaba.

¿Cómo eso dos hombre que físicamente son iguales, transmitían una vibra tan diferente? Adriano es guapo y serio, Casio es guapo y salvaje, claro de eso, ni noté cuando metí mi lengua en su boca, recordar que fueron sus labios los que rocé y no los de Adriano me tenía bastante inquieta.

Al día siguiente debía ir a la oficina y trabajar duro como todos los días, la diferencia era que lo haría con gusto sin la presión de hacer dinero para comprar las cosas que me gustan, porque ya tenía un montón y Adriano me daría más. Acordamos que mi auto no era adecuado, al día siguiente me daría uno nuevo, mientras pensaba en eso me dormí.

Sonó la alarma y ya yo estaba duchándome, lucir ropa nueva y de marca me emocionaba bastante, Paula me acusaba de frívola, pero no hay nada de malo en que disfrutes las cosas que te gustan y te hacen emocionar al punto de levantarte antes de que suene la alarma.

Una chica de lujoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt