-Está bien...- comienza- estaré...bien-

Asiento, la beso rápidamente.

-Te estaré esperando, dea-

Le doy la señal al médico, rápidamente comienzan a mover al camilla mi mano suelta la suya, mientras veo como se pierde por el pasillo que da al quirófano privado. Antes de que el cirujano entre, lo tomo de las solapas de su bata.

-Solo diré una vez- espeto- hagan lo que sea necesario para salvarle la vida a mi esposa, si no- lo miro- tu pagarás las consecuencias, ¿entendido?-

El hombre asiente temeroso, pero parece confiado.

-Entendido- comienza- le prometo que su esposa estará bien-

-Espero que así sea-

Dejo que el cirujano se vaya al quirófano, suelto un suspiro temeroso por lo bajo, veo al personal de sala médica, puedo ver la preocupación en sus miradas por mi esposa. Una de ellas se acerca.

-Señor, verá que su esposa se repondrá-

Asiento

-Podrías decirme- tomo una respiración profunda- ¿Qué fue lo que pasó?-

-Estábamos un poco saturados esta mañana, la señora decidió apoyarnos con algunos pacientes, poco después llegó un hombre que había venido por una lesión en su mano- veo como su semblante cambia- un segundo después, oímos el sonido de un disparo y vimos como el cuerpo de la señora caiga - niega como si quisiera borrar la imagen de su mente- la sangre comenzó a correr por el piso, nos apresuramos a darle los primeros auxilios-

-¿Qué hay del sujeto?-

-Huyó en cuanto nos acercamos a la señora-

Veo a Flavio en una esquina, le doy un asentimiento. Miro a la enfermera.

-¿Recuerdas como era?-

-Si- asiente- fui yo, quien lo mandó a uno de los cubículos-baja su cabeza- discúlpeme señor, no debí...-

-Escucha, no es tu culpa- coloco una mano en su hombro- como tú lo has dicho, mi esposa es fuerte- miro a mi hombre de seguridad- pero tengo que pedirte un favor-

-Lo que sea señor-

-¿Crees que puedas hacer un retrato del sujeto?- ella asiente.

La enfermera se va con uno de los guardias para hacer el retrato, veo como Flavio se acerca hasta mí.

-¿Qué hay de las cámaras de seguridad?- pregunto- ¿Tienen algo?-

-Sí, pero el sujeto logró esquivar los puntos ciegos-

-¡Merda!- espeto- no importa lo que tengan que hacer, quiero a ese hombre frente a mi- niego- estoy seguro, que la zorra de Rubí, está detrás de esto-

-Sí, señor-

Camino de regreso hacia la mansión, cierro la puerta de mi despacho con fuerza. Mi mente trabaja en muchas posibilidades de lo que puede salir mal, me dejo caer en la silla mientras paso mis manos por mi rostro, tomando una respiración profunda, tomo mi teléfono y marco el primer número.

-¿Enzo?-

-Le dispararon, Annie- es lo único que logro decir- le dispararon a mi esposa-

-¿Cómo?-

-Yo...- trago el nudo de mi garganta- no sé...todo es mi culpa...-

Mi hermana no duda en darme la respuesta que busco oír.

Dolce amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora