Cambios (Parte I)

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La puerta blanca del apartamento de Evan se levantaba frente a ella

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La puerta blanca del apartamento de Evan se levantaba frente a ella. Dos pasos eran los que la separaban de poder llamar al timbre, pero sus piernas temblaban de tal modo que le resultaba difícil decidirse —temblor que poco tenía que ver ya con sus heridas o contusiones—. A cada segundo que pasaba, la entrada que le separaba de él parecía hacerse más y más grande, sintiendo el impulso de volver hacia la seguridad de su casa.

El corazón de Claire bombeaba con celeridad, pareciendo querer escapar de su pecho para no enfrentarse a la conversación que se venía, pero debía coger las riendas de una vez y dar ella misma el paso.

Cuando elevó la mano para llamar a la puerta, vio cómo esta también temblaba ligeramente por el nerviosismo y la tensión que sentía por todo su cuerpo. Pero dejó de hacerlo en cuanto se percató de que la puerta estaba ligeramente abierta.

Tras lograr dejar en un segundo plano el sonido del fuerte bombeo de sangre por todo su cuerpo, escuchó que, del apartamento de Evan, llegaban sonidos extraños: golpes, bolsas, cosas deslizando por el suelo... No sabía qué podría estar pasando al otro lado del umbral de la entrada, pero que estuviese la puerta abierta también le pareció extraño.

Su cuerpo se puso en alerta junto al mal presentimiento que sentía, pero tenía que entrar por si Evan se encontraba en peligro.

Empujó la puerta con cuidado y lentitud, tratando de no hacer ruido. Lo que vio una vez estuvo dentro del apartamento la dejó visiblemente confundida, paralizada.

Montones de cajas se encontraban repartidas por el salón, con Khal tumbado en el sofá mirando con tristeza cómo su compañero humano cerraba, acuclillado, otro montón de cajas con cinta adhesiva.

Claire avanzó por el salón, viendo palabras escritas en los laterales de las cajas como «frágil», «cocina», «habitación» o «libros». Su cabeza fue incapaz de comprender qué significaba todo aquello por mucho que su corazón lo gritase asustado.

Justo en ese momento, Evan se levantó y de reojo vio que algo —o más bien alguien— se movía tras él. Observó la forma en la que Claire miraba con la cara casi desencajada todas aquellas cajas, y él no pudo hacer más que bajar la mirada al suelo. Claire se dio cuenta de que el pelo le había crecido en las últimas semanas, igual que la barba y las ojeras que se dibujaban bajo sus ojos.

—Claire... —susurró el muchacho tratando de buscar las palabras para explicarse.

La chica se paró frente a él, mirándole a los ojos, boqueando. Tampoco sabía qué decir.

—La puerta estaba abierta, escuché unos ruidos y... —comenzó ella tratando de disculparse con él por haber entrado sin permiso en su casa.

—Tranquila, no... no pasa nada —intentó tranquilizarla.

El silencio se instauró entre los dos. Ninguno quería dar el paso de comenzar a hablar. Las disculpas de Claire parecían haber quedado en un segundo plano con aquel alboroto, el que la había dejado sin palabras ni capacidad de reacción a lo que empezaba a comprender. Evan, simplemente no sabía cómo hablar con ella en aquel momento ni cómo abordar la situación.

Siete vueltas al solWhere stories live. Discover now