Desvarío (Parte II)

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Todo le dolía

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Todo le dolía. El suelo, las paredes y la ciudad que veía desenfocada a través de las ventanas parecían moverse en un desagradable vaivén que le provocaba náuseas.

No supo cuánto tiempo estuvo inconsciente tras el golpe que Bethany le propinó en la cabeza, pero en cuanto despertó se percató de que varios más le habían sucedido en el rostro, el abdomen y las piernas. Se centrase en la parte del cuerpo en la que se centrase, la sentía magullada.

El miedo dominaba su cuerpo. El sudor frío y los acelerados latidos de su corazón eran fieles acompañantes de su dolor. Por mucho que pensase, no encontraba la forma de poder avisar a alguien para que la ayudara.

Vio su teléfono móvil destrozado contra el suelo y sus manos atadas a la silla le impedían poder acercarse a uno de los teléfonos fijos de la oficina. Lo único que pensó que le quedaba era ganar tiempo. Quizás si Lucy veía que tardaba demasiado, avisaría a alguien o la iría a buscar. ¿Pero cuánto debía esperar? No sabía cuántos golpes más aguantaría su cuerpo.

Debía hacer algo, y lo único que se le ocurrió fue acudir a las palabras. Eran las únicas armas que tenía para defenderse en aquel momento.

—Bethany... ¿Por qué haces esto? —quiso saber tras escupir lo que sabía que era sangre.

La risa estridente de la joven la asustó. Parecía fuera de sus cabales y su mirada también la llevó a pensar en eso.

—¿Todavía te lo preguntas? Mira que eres estúpida —espetó con rabia—. ¿Quién te crees que está detrás de las notitas y los videos que tanto te han asustado?

—Eso lo he llegado a entender, pero ¿por qué?

No pudo evitar comentar aquello con sarcasmo, lo cual enfadó a Bethany. La que creía que era su fiel becaria se acercó a ella para colocar el filo del cuchillo bajo su mentón, empujando hacia arriba para elevar el maltratado rostro de Claire. La única intención que tenía con aquello era la de hacer que le mirase fijamente a esos ojos que parecían inyectados en ira.

—No vayas de lista conmigo, Claire —la advirtió, pudiendo sentir su aliento sobre la piel de la cara—. Me estás provocando y todavía tengo pensado hacerte muchas cosas más antes de matarte.

Aquellas palabras aterraron a Claire, quien no pudo evitar que una lágrima abandonase su lacrimal. A la vez, Bethany apartó el cuchillo de su mentón con rapidez, sintiendo un punzante corte del que cayeron algunas gotas de sangre.

—¿Sabes? Ya que preguntas, voy a concederte el deseo de saber por qué hago todo esto —anunció Bethany.

Claire solamente asintió, tratando de mover su cuerpo para ponerse recta en la silla en la que estaba maniatada y poder mirarla de frente, pero le fue imposible. Su cuerpo caía derrotado hacia adelante y suerte que sus pies podían sostenerla, porque si no se podría ir de bruces contra el suelo. Alzó la cabeza elevando sus ojos para poder verla.

Siete vueltas al solWhere stories live. Discover now