Calor (Parte II)

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El pitido del electrocardiograma invadía la habitación

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El pitido del electrocardiograma invadía la habitación. Claire había llegado al hospital con las constantes vitales estabilizadas, aunque todavía inconsciente. La rapidez de la ambulancia y el excelente trabajo de los sanitarios permitieron que la situación no se agravase, pero debían esperar algunas horas para determinar si alguno de sus órganos había sufrido daños permanentes. Haber estado a tan altas temperaturas durante tanto tiempo, sin duda, había sido peligroso.

El hospital más cercano se encontraba en la misma ciudad de Londres, así que estaba ingresada en el Saint Thomas. Lucy no la había dejado sola en toda la noche. Los padres de Claire se acercaron en cuanto amaneció y el horario de visitas recién empezaba. Sin embargo, para cuando Claire despertó pasado el mediodía, sus padres se habían ido a comer y Lucy, tras tantas horas, a descansar.

Los ojos de la joven se abrieron con dificultad, sintiendo molestos pinchazos en cuanto le llegó a la retina la típica luz blanca que alumbraba el lugar. Tardó varios segundos en reconocer que se encontraba en un hospital y algunos minutos en recordar lo que había sucedido. Sentía ligeros calambres por todo su cuerpo y en cuanto giró su rostro para observar a su alrededor, un fuerte dolor de cabeza la visitó para quedarse. Sin embargo, lo que vio frente a ella la alivió al instante.

Evan permanecía sentado en una silla, con las piernas estiradas y los pies apoyados en otra de estas. Sus fuertes brazos estaban cruzados, vestidos con las mangas subidas de su bata blanca, mientras su atención estaba perdida en algún punto fijo del suelo, con el ceño fruncido.

Lo estuvo observando durante varios segundos, admirando algo confundida lo atractivo que era, hasta que sus miradas conectaron. Evan, tras sonreír ligeramente, deshizo el nudo de sus brazos y se levantó de la silla en la que llevaba esperando horas a que ella recuperase la consciencia para acercarse a su lado.

Los médicos que la habían atendido le habían explicado su estado. Lucy también le contó lo que había ocurrido. Claire había estado a punto de no poder contar lo que podría haber sido una completa desgracia. Que Josh se encontrase en aquella casa de campo, no le dio nada de buena espina al moreno.

—Hola, preciosa. ¿Cómo te encuentras? —preguntó con dulzura, colocándose a su lado, midiendo su temperatura corporal poniendo una mano sobre su frente.

—Me duele todo —se dio cuenta ella.

—Lo sé. Llamaré a los médicos que te llevan para que te pauten algo que pueda calmarte. ¿Recuerdas qué ha pasado?

A Claire le costó un poco acceder a su memoria. Todavía parecía conmocionada por todo lo ocurrido.

—La sauna. Se rompió el picaporte y no podía salir. Creo... creo que me desmayé.

—Sí. Te encontraron sin conocimiento. Te sacaron a tiempo, pero te han ingresado en el Saint Thomas de urgencia. Tus órganos han estado al límite —le explicó sin dejar de acariciar su cabello.

Siete vueltas al solWo Geschichten leben. Entdecke jetzt