Estrés (Parte I)

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Tras aquella llamada todo fue una auténtica locura

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Tras aquella llamada todo fue una auténtica locura. Claire se olvidó casi hasta de comer o dormir. El desfile era lo único que ocupaba su tiempo y su mente, aunque por suerte no estaba sola.

Lucy apareció la misma tarde del domingo para tratar de ayudar. Quedaban unas horas para que fuese oficialmente trabajadora de Concept Agency, pero puso todas sus habilidades y conocimientos al servicio de una amiga que estaba desesperada.

Hicieron varias llamadas, pensaron e idearon cientos de posibles soluciones hasta que a Lucy se le ocurrió una buena forma de enmascarar la falta de información. Según ella misma había podido ver en su antigua empresa, estaban muy de moda los eventos exclusivos cuya localización y realización se mantenían como un misterio hasta el último momento. De hecho, hacerlo de ese modo aumentaba las expectativas de la mayoría de los clientes y convertía cualquier suceso en trending topic en las redes sociales.

A Claire le cambió la cara mientras su amiga le explicaba la idea. Sería, además, una buena forma de relanzar las redes sociales de la empresa y una excelente campaña de comunicación. No iba a ser fácil convencer a marcas, diseñadores y empresas participantes a tan pocos días, pero las habilidades comunicativas de Claire y de Lucy lograron que, al menos, todos los participantes rebajasen el malestar por no saber nada del evento. Incluso a algunos les pareció una idea magnífica.

Solo quedaba lo más importante: encontrar un lugar en el que celebrar el desfile lo suficientemente bueno para impresionar tanto a los clientes como al público. De pronto, lo que era un gran problema se convirtió también en una gran oportunidad tanto para Claire como para la empresa. Y así se lo planteó a partir de aquel preciso instante.

Antes de comenzar la semana, esa misma noche y casi entrada la madrugada, alguien llamó a la puerta del apartamento de Claire. Ni ella ni Lucy eran conscientes de las largas horas que llevaban trabajando. Fue Evan quien las devolvió a la realidad entrando con una bolsa llena de comida tailandesa para tres personas.

—He visto que todavía había luz desde la calle y he pensado que no habríais cenado —saludó Evan.

Lucy se quedó confundida. Todavía no sabía nada de lo que ocurría entre él y su amiga, pero la forma en la que Claire le rehuyó la mirada cuando intentó saber por qué Evan estaba allí, le hizo sospechar acertadamente lo que habría podido pasar entre ambos.

—Vaya, Evan. Que caballeroso eres —comentó Lucy cogiendo las bolsas y percatándose de que tenía hambre—. Siempre atento a las necesidades de los demás, sobretodo de las de Claire —comentó eso último en voz más baja, aunque ambos la escucharon e hicieron que la susodicha se ruborizase.

—Sí, bueno... Recibí la llamada de Bethany estando con él y se lo expliqué y...

—No hace falta que me des explicaciones, cielo —la paró Lucy—. Yo me alegro por vosotros. Y vuestros cuerpos seguro que también.

Siete vueltas al solWhere stories live. Discover now