Advertencia (Parte II)

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Evan esperaba al otro lado de la puerta, creyendo que Claire no estaba en casa al haber llamado varias veces y no escuchar nada

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Evan esperaba al otro lado de la puerta, creyendo que Claire no estaba en casa al haber llamado varias veces y no escuchar nada. Sin embargo, justo cuando había decidido dar media vuelta e ir hacia su apartamento, la puerta al fin se abrió. Y lo que vio tras ella le dejó descompuesto.

Claire tenía sus preciosos ojos llenos de lágrimas, la cara desencajada y respiraba de forma muy superficial. Ella le cogió del brazo, como si necesitase apoyarse para mantenerse en pie. No había duda de que le estaba dando un ataque de ansiedad y Evan no tardó en reaccionar y en avanzar hacia a ella para tratar de ayudarla. No sabía qué podría haber desencadenado que se encontrase así, pero eso ya lo trataría de averiguar más tarde.

Entró en el apartamento sin dudarlo, cerrando la puerta tras él, sujetando a Claire por la cintura, sintiendo cómo su cuerpo temblaba de arriba abajo.

—Claire, mírame —le pidió, acariciando con delicadeza su rostro y consiguiendo la atención de su mirada—. Estás teniendo un ataque de ansiedad, pero voy a ayudarte, ¿vale? Solo mírame y respira conmigo, así. Cogiendo aire, llenando los pulmones —le indicó haciendo lo propio—. Y luego soltándolo poco a poco, cerrando los ojos y destensando el cuerpo.

Claire centró sus sentidos en la voz y en la mirada de Evan. Todas las sensaciones horribles que comenzó a percibir lo que para ella hacía una eternidad, pasaron a un segundo plano y supo que, con Evan junto a ella, estaría bien.

—Lo estás haciendo genial, Claire. Sigue así, respirando y centrándote solo en mí —siguió diciendo él cogiéndola de las manos, que estaban heladas, para acariciarlas y darles calor—. No va a pasarte nada malo, ¿de acuerdo? Estoy aquí, preciosa.

Claire respiró, calmando su cuerpo y su mente poco a poco junto a Evan y las dulces palabras que no dejaba de decirle. Sus emociones dejaron de estar desbordadas, pero el miedo y la tristeza que le había provocado ver aquel video siguieron allí, haciendo que rompiera de nuevo en llanto, aunque esta vez lo sintió como liberador.

Sin pensarlo, se tiró a los brazos de Evan, quien no dudó en abrazarla. Haría cualquier cosa por hacer que se sintiese mejor y, aunque le dolía demasiado verla en aquel estado, debía mostrarse fuerte frente a ella para lograr transmitirle la calma y la seguridad que sabía que necesitaba.

—Ya está, Claire. Estoy aquí contigo, mi niña —le susurró mientras la abrazaba acariciando su espalda y besando lo alto de su cabeza.

Los escalofríos que sintió con aquel contacto fueron la medicina que necesitó para calmar el llanto y dejarse llevar por el suave vaivén con el que Evan acompañó aquel abrazo, haciendo que terminase de apaciguarse.

En cuanto Evan sintió su respiración normalizada y su cuerpo más relajado, le dio un último beso en lo alto del cabello para separarse un poco de ella, aunque sin soltarla. Claire tampoco parecía tener ganas de hacerlo, pues no dejó de rodear el abdomen del muchacho.

Siete vueltas al solWhere stories live. Discover now