24: vengan

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Nahuel se le acercó. Maxi pensó que lo iba a besar, pero sólo le besó rápidamente el cachete y apoyó la cabeza en su hombro. Max se sobresaltó cuando sintió que Nahuel le besó rápido el cuello.

Máximo abrazó sus rodillas, y apoyó su cabeza en éstas. Nahuel lo abrazó por detrás, y ambos se cayeron en el pasto. Se sonrieron con ternura y Nahu enterró su cara en el cuello del menor. Max lo abrazó. Sonrió débilmente pero se le escapó un suspiro decepcionado: de nuevo, de nuevo se había hecho ilusiones. Creyó que lo tenía claro: ¡Nahuel NO lo iba a besar! Nunca...

—¿Máximi?

Nahuel se separó de su amigo, quien, por instinto, le agarró el brazo. Nahuel sonrió levemente y atrajo a Maxi hacia él; Máximo se acurrucó en su pecho, ocultando su rostro. Nahuel le acariciaba el pelo, con tranquilidad y dulzura.

—Nahuel —lo llamó Max.

—¿Qué, Maxi?

—Te... Sos mi mejor amigo —susurró Máximo.

—Vos también sos mi mejor amigo, Máximi —dijo con ternura Nahu—. Ah, y... ¿"Te..." qué?

—¿Eh?

—Estabas diciendo "te..." Pero ¿"te..." qué? —repitió el mayor.

Maxi miró a los ojos de Nahuel y le dijo:

—Te... Te quiero mucho, Nahuelito.

—Aww, yo también, Máximi —Nahuel lo abrazó con ternura, y Maxi cerró los ojos, disfrutando del abrazo.

—¡Chicos! —los llamó... Marcelo.

—Ey, ¿qué hacen tan abrazados? —dijo alguien—. ¡Ay! No me pegues, Mar.

—Y callate, Juampi —dijo Marce.

—Eh, eh, ¿qué pasa acá? —llegó Guille.

—Tu hijo y tu yerno... ¡Auch! ¡No me peguen! —se volvió a quejar Sorín: Marce y Guille le habían vuelto a pegar cuando dijo eso de "yerno"—. Y no me vengan con que son chiquitos y no sé qué. Tienen 20 y 17 años, ¡no son nenes!

—Juampi, para mí no es eso —se metió... ¿Crespo?—. Para mí éstos dos no quieren ser abuelos.

—Che, estaría re lindo que nos ¡expliquen qué pasa acá! —Maxi y Nahu llegaron dónde los adultos.

—¿Qué hacían tan abrazados, eh? —les preguntó pícaramente Juampi Sorín.

—Ay, Juampi, ¿vos también? —se lamentó Nahuel—... Eu, no te estuviste juntando hace rato con Hernán, ¿o sí?

—Estuvieron juntos desde que llegaron —le dijo Marcelo, casi molesto.

—¿Qué apuesta perdiste, pa? —le preguntó casi riendo Nahuel.

—¡Ezequiel, callate! —lo retó Marce—. Bueno: Juampi y Hernán son pareja, ¿viste? —su hijo asintió—; y yo aposté con el tío Ariel que no eran pareja... Perdí.

—¡No somos pareja! —gruñeron Crespo y Sorín.

—Che, hablando del tío Ariel... —comentó Máximo—, ¿es cierto qué está con Enzo Francescoli?

—Sí/no —Marcelo Daniel Gallardo y Juan Pablo Sorín dijeron que sí, mientras que Hernán Jorge Crespo dijo que no.

—Aposté con éstos dos, y Valdeanito perdió —explicó Juampi.

—Osea, tío Marce, que ahora hay tres que te tienen que pagar: Hernán, el tío Pablo y el tío Román —dijo Maxi.

—Exacto, ahijado —el "ahijado" Marcelo lo pronunció con un tono de burla, y Maxi lo fulminó con la mirada.

La fiestaWhere stories live. Discover now