18: Bésame

340 9 38
                                    

Nahu y Maxi seguían afuera. Aunque, en realidad, Max estaba en el regazo de Nahuel, quién le acariciaba el pelo casi distraídamente.

«Ay, es ahora o nunca —pensó Máximo—. Creo que llegó el momento de decirle a Nahuel lo que siento por él... Pero... ¿y si me rechaza y nuestra amistad no vuelve a ser la misma? ¿Y si me empieza a evitar? ¿Y si me odia? No, no puedo.

Era un cobarde, lo sabía muy bien. Había tenido mil oportunidades para decirle todo lo que sentía a Nahuel, y no había aprovechado ninguna.

Un rato después se quedó dormido. Sin saber cuánto tiempo había pasado, sólo sabiendo que seguía al lado (encima) de Nahuel, se despertó luego de un rato.

—¿Qué te pasa, Max? —le preguntó éste.

—No, nada, Nahuel... —mintió Máximo.

Miró a Nahuel y, cuando vio que su amigo había notado su mirada, la apartó enseguida.

Lo que no esperó fue lo que hizo Nahuel después: se le acercó y enterró la cara en el cuello de Barros Schelotto. Max se sonrojó, pero luego sonrió levemente al ver como estaba su amigo. Se mordió el labio, aunque sin tanta fuerza para no hacérselo sangrar de nuevo, hasta que pensó:

«Si me vuelve a sangrar el labio (a propósito, pero sin que Nahu se dé cuenta) Nahuel me va a limpiar la sangre. Puedo aprovechar y decirle que me duele para agarrarlo desprevenido y besarlo... No, terrible plan, Máximo: Nahu no me va a creer ni en pedo. Me conoce muy bien, y sabe que yo no soy de quejarme; va a sospechar si lo hago...»

Era imposible que Nahu lo besara, sea de la manera que sea. Y, si llegaba a hacer eso y Nahuel cooperaba (osea que no notara nada raro), si Máximo lo besaba... Gallardo de todos modos se iba a apartar...

No iba a funcionar. Y, a menos que Max le dijera a Nahuel directamente "bésame", su amigo no se iba a dar cuenta.

«Aún con esa ceguera para el amor que tiene, lo amo» pensó Máximo, mirando a Nahuel sin darse cuenta. Si había algo que no podía hacer, era decirle eso, decirle que lo bese, porque Nahu lo iba a mandar a la mierda y chau amistad.

—Max —lo llamaba Nahuel.

—¿Qué? —murmuró el menor.

—¿Qué te pasa? Estás medio raro, Máximi, te pasa algo —no era una pregunta, era una afirmación.

—N...no, Nahuelito. No me pasa na... nada, que... quedate tranquilo —dijo Max, en un tono no muy convincente.

Nahuel se mordió el labio. Le pareció que su amigo lloraba, de repente. Si era por él de nuevo, no sabía cómo iba a hacer para pedirle perdón al chico; no lo quería lastimar. Lo atrajo hacia él y Max, sollozando, se acurrucó en su pecho.

—¿Qué te pasa, Máximi? —le preguntó Nahuel al oído—. ¿Es por mí que estás llorando, no? —dijo.

—N... no, Nahuel, nada que ver —dijo Max—. No... no estoy llorando por vos, ni tiene nada que ver con vos —lo último fue técnicamente mentira. Era algo relacionado con él, después de todo.

—Max...

A Nahuel le pareció escuchar a Máximo musitar "bésame". Se sorprendió ante eso. ¿Max quería que lo besara?

—¿Qué dijiste, Máximi? —le preguntó, para estar seguro.

—¿Eh? Ah, no, no, na... nada —dijo Maxi. Luego escondió la cara en el cuello de Nahuel.

Nahu se sonrojó, pero no lo echó. Le dijo:

—¿No habías dicho "bésame"?

—¿Qué, qué? S... no —negó Max.

«La puta madre, se me escapó» pensó.

—¡Estabas por decir sí! —dijo Nahuel, sin entender por qué estaba tan emocionado con el casi "sí" de Máximo.

—Noooo. Y si lo hubiera dicho, ¿te importaría eso? —siguió negando Máximi, muy sonrojado.

¿Para que había hablado?

—Dale, Max, dijiste que te bese. ¡Lo dijiste, y te escuché! —lo contradijo Nahu.

¿Por qué mierda se emocionaba tanto? ¡Era su amigo, casi su hermano, no se tendría que emocionar con eso!

—¡Sí, lo dije! —casi gritó Máximo unos minutos después—. Y, me querés decir, ¿qué mierda te importa eso a vos? ¿Qué...?

—Callate —lo interrumpió casi bruscamente Nahuel. Max lo miró sorprendido.

—¿Po... por qué? —susurró él. Ya había dejado de llorar.

—Que bien que dejaste de llorar, Máximi —le susurró Nahuel al oído—. Odio verte así —le besó la mejilla y se apartó.

Max no pudo evitar mirarlo decepcionado. Había esperado más que un beso en el cachete. Esperaba el beso en otra parte...

—Aaah, querías que el beso fuera en los labios, ¿no? —dijo con diversión Nahuel. Por fin se había avivado.

Max se sonrojó a más no poder.

—N... —no pudo terminar. De nuevo, fue por Nahuel.

Pero éste hizo lo que Maxi quería que hiciera desde hacía años: lo besó.

En los labios.

Max, luego de que se le pasara la sorpresa, le correspondió, agarrándole la cara. Ambos movían sus labios casi en el mismo momento, igual de conectados que siempre. Max sonrió en el beso. Dios, ese beso fue lo mejor del mundo.

Se tuvieron que separar luego de un rato. Max juntó su frente con la de Nahu, y le susurró:

—Creo que el tío Javier tenía razón: dijo que íbamos a terminar chapando.

Nahuel rió.

—Creo que tenés razón —dijo.

—Nahuel...

—¿Qué?

—No puedo creer que al fin te diste cuenta —murmuró Maxi—. Luego de años, te diste cuenta de que te amo —ambos rieron levemente.

—Max —dijo Nahuel—. ¿Querés...?

—¡Máximo, levantate!

Maxi despertó sobresaltado, miró a su alrededor y de pronto se dio cuenta, tan pronto como su mente estuvo medianamente despierta: todo había sido un sueño; Nahuel no lo había besado, no se había dado cuenta de sus sentimientos. Todo seguía igual que siempre. Eso sólo había sido otra fantasía de su mente, algo que ya le había pasado en incontables ocasiones: soñaba que Nahuel lo besaba, y nunca era cierto. ¿Por qué su mente jugaba así con él? Odiaba despertarse y darse cuenta de que todo fue un sueño, un sueño del que no desearía haber despertado. Odiaba saber que Nahuel nunca lo iba a besar, porque sólo lo veía como su mejor amigo, su "primo", y se podría decir que capaz como a un hermanito.

—¿Qué... Qué pasó? —dijo.

—Te dormiste, Maxi —le respondió Nahuel—. Che, ¿qué soñaste?

—¿Por? —Max esquivó la pregunta.

—Ah, nada, sólo que te escuché susurrar: "bésame"; "te amo"; "no es por vos"; y alguna que otra cosa más —respondió Nahuel con normalidad—. Dale, decime: ¿con quién soñabas?

«Decí que conmigo» pensó.

—No, con nadie... —mintió Max.

—Max... —empezó Nahuel—. Yo... —suspiró—, no... nada. Dejá.

Máximo lo miró raro.

La fiestaΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα