12: Te amo

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Adentro...

—Marce... ¿Podés venir un cacho? —le preguntó Guille a Marcelo.

—Bueno —aceptó confundido Marcelo.

Ambos salieron afuera. Guille evitó la mirada del menor por unos minutos. Estaban en silencio; Marcelo trataba de entender lo que le quería decir Guillermo sin palabras, pero no podía. No eran como Nahuel y Máximo, que se conocían desde chiquitos y tenían una especie de conexión que les permitía entenderse sólo con miradas.

—Guillermo —le dijo al fin Marcelo—, ¿qué me querés decir?

—Eu, ¿tanto apuro tenés? —rió Guille.

—No, es que quiero ir adentro —se excusó Gallardo.

Su amigo lo miró divertido. Pero luego se puso serio y tragó saliva. De nuevo, evitó la mirada del DT de River.

—Guille —le dijo Marce, agarrándole una mano—, si me vas a decir algo, decímelo mirándome a los ojos.

Barros Schelotto no pudo disimular su mirada aterrada: llevaba años queriendo decirle eso, y creyó que ése podría ser un buen momento para confesarse, debido a que nadie les daba pelota, ni siquiera Gustavo, que, al parecer, se mandaba mensajes con Javier Saviola.

El mayor tragó saliva, mirándolo. Junto valor para decírselo, y le murmuró:

—Marce... Yo...

—Gui, decímelo de una.

Teamo —dijo rápidamente Guillermo.

—¿Q... qué? —apenas atinó a decir Gallardo, en shock.

—No me hagas repetirlo —dijo Barros Schelotto.

—Guille...

—Mar, entiendo si no querés. Entiendo. Decime si no querés,y te voy a dejar en paz, voy a tratar de olvidar lo que siento por vos... —empezó Guillermo, pero Marce no lo dejó terminar:

—¿Desde hace cuánto? —le preguntó.

—¿Desde hace cuánto qué?

—¿Desde hace cuánto me amás?

—Desde hace años, Marcelo. Pero creo que descubrí lo que sentía por vos poco antes de que naciera Nicolás —dijo Guille.

«Y Nico nació en el 2006... Osea que hace... 12 años que Guillermo sabe lo que siente por mí, ¡y nunca me dijo nada!» pensó Gallardo.

—¿Y por qué nunca me lo dijiste, Chapita? —le preguntó, con los brazos cruzados pero con una ligera sonrisa.

—Porque pensé qué... —el DT de Boca Juniors fue interrumpido por Marcelo.

Marcelo Daniel Gallardo le agarró la cara y lo besó. Guillermo se sorprendió unos segundos, pero, apenas pudo reaccionar, le correspondió el beso.

Fueron obligados a separarse cuando escucharon unas risas. Ambos voltearon y vieron a Gustavo, a Matías Biscay y a Hernán Buján en la entrada, sacando fotos, chiflando y aplaudiendo. Vieron que Hernán le daba plata a Matías. Matías rió y le revolvió el pelo a su amigo; éste, para gracia de Marcelo, lo miró embobado. Gustavo, al parecer, también lo notó, porque esbozó una sonrisa satánica.

—Ahora sí te puedo decir "cuñado" —le dijo a Marcelo.

Éste se sonrojó, igual que Guille, que fue derecho a pegarle a su hermano.

—Ay, pará, animal —se quejó la diva.

—Igual de diva que Javier —comentó con sorna Marcelo.

La fiestaWhere stories live. Discover now