26: baile

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Adentro, alguno de los jugadores puso música. Casi nadie notaba la ausencia de Nahuel y Máximo, excepto sus padres.

—¿Dónde estarán? —se preguntaban.

Chiflaron cuando Javi y Gustavo empezaron a bailar junto a los otros.

—¡Déjense de joder y bailen también! —les gritó Gustavo.

Su hermano y su cuñado se rieron.

—¿Buscamos a Máximo y a Nahuel afuera o...? —Marce no dejó terminar a Guille: le agarró la mano y se levantaron—. ¿Seguro? —le preguntó Guille a Marce.

—Sí —afirmó Marcelo.

—Bueno, pero esperá —dijo Chapita, y fue a poner música... Otra. Buscó y puso "Noches Vacías".

Marcelo se reía cuando su pareja llegó a su lado.

—¿Posta, Gui? ¿Noches vacías, la de Gilda? —dijo.

—Si querés que ponga "El salmón" lo pongo, eh —dijo Guillermo, pero luego le susurró pícaramente:—. Pero con una condición.

La sonrisa pícara de Guillermo ya decía cual era la condición para poner a Calamaro. Gallardo aceptó.

Cuando Guille volvió a su lado, cantando en voz baja, empezaron a bailar, para gran sorpresa de todos sus jugadores. Algunos de los jugadores que estaban bailando se detuvieron para verlos, otros, que grababan o hablaban, los grabaron a ellos o se quedaron callados mirándolos, casi sin poder creer lo que veían; Gustavo, Javier, el Burrito, Enzo Francescoli, Hernán y Juampi chiflaban. Pero, a pesar de todo lo que sucedía a su alrededor, Marcelo y Guillermo no se dieron cuenta, al estar embobados el uno con el otro. Ambos estaban con una sonrisa boba, mirándose. Todo a su alrededor había desaparecido, sólo existían ellos...

Afuera, completamente ajenos a lo que pasaba adentro, más precisamente lo que pasaba con sus padres, Nahuel y Máximo estaban charlando.

—Che, Nahu, ¿no deberíamos entrar? —le preguntó Maxi a Nahuel.

—¿Seguro? Está re lind... —Nahuel estornudó antes de terminar la frase.

—Dale, Nahuel, que si te enfermás tu viejo me mata —dicho esto, Maxi se levantó y le dio la mano a Nahuel pasa que hiciera lo mismo.

—Y si te enfermás vos a mí me va a pasar lo mismo: me matan —dijo Nahuel mientras se levantaba.

Se sonrieron. Eran novios, pero seguían siendo amigos, como toda su vida. No podían imaginar una vida sin el otro, ya sea como amigos o como pareja.

Nahu le agarró la mano a Maxi y entraron. Se quedaron clavados en su lugar cuando vieron a sus padres. Se miraron, miraron a sus padres y se volvieron a mirar. Soltaron un gritito, que no se escuchó por la música.

—Maxi, vení, vamos —le dijo Nahuel, y ambos fueron hacía el coso de música.

—¿Ponemos otra o la dejamos? —preguntó Maxi.

—Fíjese usted, DJ —se burló su novio.

Max lo empujó. Buscó y decidió poner Tuyo Siempre. Ambos empezaron a cantar en voz baja.

Máximo suspiró y le agarró la mano a Nahuel.

—¿Max? ¿Qué te pasa? —le preguntó éste.

—¿Querés bailar? —preguntó en un murmullo Máximo.

—¿Eh?

—Nada, nada —trató de arreglarlo rápidamente su pareja.

Se acercó a Nahuel y le dio un beso. Gallardo se sonrojó y rápidamente miró hacia otro lado. Maxi sonrió y le acomodó un mechón de pelo a Nahuel.

—No seas tan tierno, Nahuelito —susurró.

Nahu lo miró y sonrió. Miró hacia dónde estaban sus padres, pero ambos no se habían dado cuenta de que entraron. Embobados el uno con el otro así como estaban... Se podían morir los otros y ellos ni bola.

—¿Vamos un rato más afuera? —sugirió Nahuel, en tono juguetón.

—Nahuel, nuestros viejos van a ver qué no estamos y se van a enojar. Aparte, hace frío —Maxi trató de hacerlo entrar en razón.

—Ponete una campera y listo —la arregló Nahu.

«O calentame vos» pensó pícaramente Maxi, y luego se sonrojó ante su pensamiento, pero no pudo evitar pensar en eso.

—¿Maxi? ¿Me seguís un toque? —le preguntó Nahuel.

—Si es afuera no, boludo —dijo Máximo.

—¡No, nene! —se rió Nahuel—. Dale, vení —la sonrisa traviesa de Nahuel casi le dio mala espina a su novio, pero lo siguió.

—¿Qué hacemos en el baño, Nahuel? —se extrañó el menor, cuando éste lo guió hacia... ¿El baño?

Nahuel nunca perdió su sonrisa traviesa. Y la manera en que miró a Maxi le hizo entender a éste a qué se refería Nahu. Y sonrió tímidamente, acercándose al mayor. Lo besó, y Nahuel le siguió el beso.

Maxi jadeó cuando Nahuel le mordió el labio; Nahu lo empujó suavemente contra la pared... Pronto los dos estaban sin la remera, y Nahuel iba dejando algunas marcas en el torso y el cuello de Máximo.

—¿Dónde estarán los chicos? —se preguntó Gustavo.

—De seguro siguen afuera, dejalos en paz un rato —le dijo Javi.

—Espero, que sino a éstos les va a dar algo.

Una o dos horas después, Maxi y Nahu salieron del baño. Ambos estaban bastante despeinados, más que nada Máximo. Sin contar la ropa desprolija, claro. Maxi por ahí cojeaba, pobrecito.

—Che, ¿pero estás bien o no? —le volvió a preguntar Nahuel.

—Sí, Nahu, estoy bien, sólo me dolió, no es para tanto —lo trató de calmar Máximo.

Nahu le agarró la mano.

La fiestaWhere stories live. Discover now