Capítulo 1

46.9K 2.3K 692
                                    

Karla Black en multimedia

Miro al hombre que todavía tiene sus brazos alrededor de mi cintura evitando que caiga, sus ojos no se despegan de los míos y por alguna razón me pierdo en ellos, pero entonces mi cerebro me recuerda cómo llegué aquí levanto mi rodilla para darle un certero y doloroso golpe en sus partes inmediatamente me suelta para doblarse de dolor aprovecho para dar pasos hacia atrás para poder correr me vale un carajo si tengo las manos atadas a mi espalda, pero el italiano parece predecir mi próxima jugada porque se recompone rápidamente antes de que pueda procesarlo me toma de las piernas y nuevamente me cargan como costal de papas.

-¡Bájame idiota!- le grito mientras pataleo, entonces recibo un azote en mi trasero-¡Ay!-

-Quédate quieta- dice mientras camina hacia el interior del castillo.

-Claro para ti es fácil decirlo- el sarcasmo en mi voz es evidente- como no fuiste tú al que secuestraron y te trataron como a un costal de papas, al cual obligaron a subir a un maldito avión- escucho cómo se ríe-¿qué te causa gracia, idiota?- mascullo irritada.

No me responde pero sigue caminando, lo único que puedo hacer es mirar su trasero el cual tengo que admitir es magnífico son redondas y están perfectamente en su lugar el maldito pantalón hace que resalten aún mas, siento como mi mano pica con las ganas de darle una buena nalgada.

¿Sería ilegal que le muerda una?

Después de caminar por un par pasillos conmigo en su hombro hasta que escucho como una puerta es abierta entonces soy depositada en una silla miro alrededor parece que este es su despacho veo como abre un cajón saca una navaja.

-Inclínate un poco hacia delante-

-¿Por qué?- digo con desconfianza, él simplemente rueda los ojos.

-A menos que quieras pasar todo el día con tus manos a tu espalda, déjame quitar las ataduras- dice suavemente, pero aún así su acento italiano resalta.

Asiento con la cabeza, me inclino un hacia delante entonces siento como mis muñecas son liberadas suelto un suspiro de alivio froto mis muñecas viendo como están un poco irritadas veo como Enzo toma asiento en la silla de enfrente.

-Entonces, ¿por qué estoy aquí?-

-¿Qué tanto recuerdas de aquella noche hace un año?-

-No recordaba nada hasta que tu mastodonte me abordó saliendo de mi casa- digo soltando un suspiro- recuerdo que, fui a Las Vegas a un seminario para nuevas técnicas para las enfermeras, el bar del hotel donde nos topamos, charlamos, bebimos más alcohol, hubo un momento en el fuimos a una capilla donde un imitador de Elvis Presley que nos casó, sexo y mas sexo, a la mañana siguiente desperté con resaca y eso fue último que recuerdo estaba sola en la habitación-

-Bueno, más resumido no podrías haberlo dicho-

-Eso no responde a mi pregunta Enzo- suelto un suspiro- aparte ¿cómo es que estas tan tranquilo?, yo estoy a nada de salir corriendo- me mira fijamente, entonces caigo en cuenta de algo-¿lo recordabas?- le digo en tono acusatorio.

-Sí-

-¿Lo recordabas y aún así no me lo dijiste?- le reprocho.

-¿Y qué esperabas que te dijera?, hola soy Enzo, el hermano de Vivianne por si no recuerdas mi nombre, por cierto nos casamos en Las Vegas estando ebrios y ahora soy tu esposo- me responde con sarcasmo, ruedo los ojos ante su tono.

-Sigues sin responder mi pregunta, ¿qué hago yo aquí?-

-Necesito que seas mi esposa-

Suelto una carcajada a lo que ha dicho.

Dolce amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora