—Estoy bien, ¡mierda! —gime de dolor y llega un médico a ayudarlo—estoy bien, llevátelo de aquí.

Me volteo furiosa y lo ubico entre sus compañeros gritando que lo dejen en paz, me muevo sin ver a nadie y tomo su mano en la mía y sigo de largo trayendolo conmigo hasta los vestidores. Llego y cierro la puerta con llave y lo veo comenzandose a quitar el uniforme. Indignada ante su serenidad en estos momentos le intento dar un golpe en la mano. Hago una mueca por el dolor porque le he dado a sus muñequeras.

—No seas imbecil. —me regaña. Toma mi mano rápidamente examinandola.

—Si vamos a hablar de imbéciles aquí no tienes derecho siquiera a decir una palabra, ¿tienes idea de lo que acabas de hacer? ¡Habían reclutadores allá afuera!

—No iba a llamar la atención de todas formas, íbamos perdiendo. —su concentración sigue en mi mano inspeccionandola en busca de daños.

—No va al punto, ¿qué demonios pasó que perdiste el control allá afuera?—se niega a contestarme y cuando siente la presión de mi mano por zafarse de la suya, habla.

—¿Te acostaste con Josh Benson?

La pregunta me descoloca por completo, ¿a qué viene el repentino interés?

—¿A qué viene esa pregunta?

—Solo contestame.

—No es de tu incumbencia. —espeto.

—Pues entonces ve y afirma lo que dice sobre sus malditos revolcones de fin de semana. —me suelta la mano bruscamente—Él dijo que no tenía problema con celebrar su victoria contigo, yo quise defenderte, todo esto pasó por tu culpa.

—¡Mi vida no te interesa en lo absoluto! ¡Lo hiciste porqué no puedes controlar tus malditos impulsos!

—¡Sí! ¡Y tu eres el estúpido interruptor de apagado, y no estabas ahí!

Retrocedo ante sus confesiones, el impacto cae en mí. Estoy molesta, pero no puedo evitar pensar que de una forma u otra él me necesita. No puedo caer ante sus necesidades porque no es bueno ni para mí ni para él depender de mi de esa forma.

Se toma el cabello desesperado por la furia, y me da miedo que llegue a lastimarse. Le tomo una mano rápidamente y cuando me ve a los ojos me obligo a decir:

—Lamento no estar ahí, pero no puedes depender de mí de esa forma, no podré estar ahí para siempre.

—¿Por qué no? —susurra.

—Algún día te irás a las ligas mayores, y yo me quedaré aquí.

—Podrías venir conmigo....—su propuesta por primera vez no suena egoísta. Me está permitiendo ver su lado más vulnerable y me duele ver todo lo que esos ojos reflejan, el dolor que veo en ellos me asusta, ¿qué pasó contigo Cain Williams?

Cuando ve que no conseguirá una respuesta se resigna a voltearse y volver a construir el muro de hielo que nos separa. Oigo la ducha encenderse y espero sentada en una de las bancas negandome a irme. Cuando ya pasaron más de 45 minutos y no hay señal de él supongo que está suficientemente calmado para dejarlo solo.

Me aventuro fuera de los vestidores, me sorprende encontrar completamente vacío y no es hasta ahora que me doy cuenta que son pasadas de las doce de la noche. Apresuro el paso con algo de miedo estando sola en las calles de noche, la situación de las mujeres es tan inestable y lamentable que llegamos al punto de tener que ser acompañadas por una figura masculina para sentirnos menos vulnerables ante el peligro de las calles.

Un motor conocido me hace detener el paso, con miedo me volteo y encuentro a Cain con un casco preparado en la mano.

—¿Por qué demonios te fuiste? —menciona molesto antes de tenderme el casco, lo tomo aún enfadada y me subo a la parte trasera de la motocicleta.

—Alguien se toma demasiado tiempo en sus duchas.

—Si tanto te molestaba pudiste haberme acompañado no me hubiese molestado. Te hubiese encantado.

—Por supuesto que no. —digo sarcástica. Ya sentada en la motocicleta me toma unos segundos la indecisión de colocar mis brazos alrededor de su cintura o no.

Resopla cansado y toma mis muñeca y las entrelaza en su cintura. La sensación de seguridad me azota y me dejo guiar por el camino. Me encantan las motocicletas, es una pasión que tengo heredada de mi madre, desde pequeña me han encantado, y desgraciadamente también los que las montan.

Cuando estaciona frente a mi casa me bajó lentamente con miedo a caerme del asiento inmenso en el que voy, cuando por fin lo logro me dispongo a quitarme el casco y entregárselo.

—Gracias por llevarme y eso. —asiente sin mirarme y no me da tiempo de siquiera girar cuando su voz detiene mi acto.

—Tenías razón. —la confusión se ve reflejada en mi rostro, obviamente tuve razón pero me gustaría saber en cual de todas las cosas que le mencioné esta noche. Se quita su casco y deja ambos en la parte de atrás. —Si me dejo llevar por mis impulsos.

Sus brazo toman mi cintura y me pegan a él buscando calor.

Él no espera una respuesta.

Él lo hace.

Él me besa.

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HOLA HOLA LINDOSSSSS Y LINDASSSSSSSS.

Esto me recuerda a esa canción que dice: A DONDE VAMOS A PARARRRRRR.

Uy uy uy, quien diría que nuestro semental iba a aventarse de esa forma.

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Neutral [+18] [COMPLETA] [LIBRO #1 BILOGIA DECISIONES]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant