Desde la preparatoria ha llegado montado en su Harley, con chaquetas de cuero y un semblante despreocupado. Un cigarrillo en sus labios y un pequeño coqueteo es lo que hace capaz de mojar las bragas de la otra mitad de la universidad.

Su cabello azabache despeinado le da un toque coqueto incapaz de mandar una señal de negación al cerebro de una chica.

Mientras de niña jugaba a flores y mariposas con Abel, cuando jugaba con su hermano Cain terminaba en problemas o en la dirección del instituto. Y me fascinaba.

Cain era capaz de despertar la adrenalina y el deseo junto con la pasión y un sentimiento aventurero. Algo que su hermano mellizo no podía provocar, y como hasta este punto podrán adivinar, tengo una fascinación por ambos chicos que me llevan a un extasis de locura.

Con Abel tenía una bendición, con Cain una maldición.

—¿Qué tal Morrigan? —sonríe sin ninguna preocupación provacando estragos en mi ser, así que solo volteo los ojos demostrando mi descontento, claro.

Morrigan...

Al parecer mi madre lo tenía todo planeado, o no. Cuando nací mi madre estuvo en un período de abstinencia de 9 meses y medio, desde que se entero que estaba embarazada quiso tirar todo a la mierda porque no estaba en sus planes quedarse sobria y reemplazar el alcohol por la maternidad, papá fue el pilar que me mantuvo viva, él se permitió soportar a mamá por ese período de tiempo para que no me pasara nada en un lugar tan inseguro como lo era estar atada por un cordón umbilical al que no escogí a una tripa de una persona que tampoco me escogió.

Cuando por fin llegó el día en que el mundo me recibiera. Mamá estaba calmada y serena, claro hasta que llegó el momento de pujar. Al terminar la labor de parto, y traerme a casa, lo primero que hizo fue celebrar haber expulsado un bebé de su vagina sin haber muerto en el intento, y por supuesto lo celebró en un bar con muchos de sus amigos.

Papá se quedó conmigo en el departamento cuidándome, pero no se percató que no me había puesto un nombre. Al llegar al lugar donde por fin sería registrada como una persona normal, se encontró con la sorpresa de que al parecer si tenía un nombre. Mamá volvió borracha a registrarme, y aún no decido si fue una genio o una loca.

Me nombró Cara Morrigan James, omitiendo su apellido, estaba claro que no me quería en su vida, y con ese acto lo dejó claro.

Cara significa calma y serenidad, a papá le agradó ese nombre, porque era todo lo que él representaba. Pero Morrigan lo detestaba, era todo lo contrario de mi primer nombre.

Morrigan, para lo que no lo saben, era una diosa Celta que le atribuían la ira y la destrucción. Desde que tengo memoria el bien y el mal han influido en mi vida, y yo decidí quitarle las etiquetas y contraer ambos, podía ser la chica que amaba los flores y los actos dulces, pero también la que desataba lujuria y adrenalina. Entonces yo me consideraba neutral.

—Deja de decirle Morrigan, sabes que le recuerda a su madre—reprocha el rubio castaño a mi lado.

—¿Y ella no puede hablar por si misma o...? —sus brazos se enredan entre sí antes que Abel vuelva a hablar.

—Ya basta Cain, siempre haces lo mismo...

—¡Muy bien! Ya basta, en realidad no me importa Abel, esta bien. —los detengo antes de desatar una pelea campal en medio del pasillo. —de hecho deberíamos ir a clase, y tú también. —señalo con mi dedo acusador al villano.

—No necesito estudiar para ganarte en las calificaciones. —se encoge de hombros antes de ir por la dirección contraria a nosotros y perderse por los pasillos.

Puede ser un imbecil, pero tiene las mejores calificaciones junto a su hermano, y me pregunto cómo carajos lo hace si a penas lo veo en clase.

—Estamos a pocos meses de graduarnos y no entiendo como fue capaz de llegar hasta aquí. —menciona Abel, con un tono claramente disgustado.

—Solo déjalo, y concéntrate en lo tuyo.

Cierro mi casillero antes de avanzar y no puedo evitar que mi mirada se desvíe hacia atrás buscándolo, es un instinto que desarrolle hace muchos años. Y como verán, estoy metida en un gran problema aquí.

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Hola hola pequeños dioses, bienvenidos a la guerra de bandos, recuerden que como dije no me hago responsable por varias de las cosas que sucederán aquí. Espero disfruten la historia, y gocen de lo que nuestros protagonistas pueden hacer.

Arriba una imagen de nuestro bellísimo y dulce Abel.

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Neutral [+18] [COMPLETA] [LIBRO #1 BILOGIA DECISIONES]Where stories live. Discover now