📚T R E S📚

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Heather no sabía como sentirse realmente, ya era martes, y el hombre pelirrojo había vuelto a ir, esta vez no disimulaba la manera en que la miraba, en realidad no era una sensación de acoso obsesivo, más bien era una especie de admiración, la miraba como si no quisiera perderse de cada movimiento de la rubia, y es que así era, George había descubierto en las muecas de Heather la mejor de las distracciones, no sabía que era lo que encontraba divertido entre tantas letras pero ver una sonrisa de genuina diversión lo hizo sentirse mejor, sonrió feliz al descubrir que la rubia llegaba a las 9:00 A.M y se marchaba a las 11:00 A.M con sonrisas en el rostro, pero eso, Heather no lo sabía, solo veía a un tipo pelirrojo de más de veinte años mirándola sin disimulo alguno, esperen.

¿Había mencionado que Heather apenas había cumplido los dieciocho aquel verano?

—Parece que atraes clientela —Había bromeado Helen cuando notó las miradas del pelirrojo.

Ella aún no sabía nada, pero tampoco se quedaría con las ganas de saber.

Armándose de valor, se pasó de pie y se dirigió con pasos seguros hasta la mesa donde el pelirrojo estaba aún bajo su atenta mirada.

—¿Debería estar asustada por el hecho de que has estado observándome tres días seguidos? —Cuestiona la chica cruzándose de brazos.

El pelirrojo se encoge de hombros. —Más bien yo lo llamaría admirar el paisaje —Y le dedicó una sonrisa que hizo a Heather abrir los ojos como platos.

—Es usted un descarado —Musita Heather con indignación.

El hombre arquea una ceja con la expresión confundida, parecía no entender.

—No entiendo donde está el pecado en admirar a una chica bonita —Alega el hombre con voz confundida.

Las mejillas de Heather se tornan  rosadas y las palabras se atoran en su garganta.

—Usted...

—Yo, soy un hombre con sano juicio, no vengo a espiarla, ni a secuestrarla, sólo vengo a tomar un café así como usted, o acaso ¿usted es la única que puede gozar de la tranquilidad de este hermoso lugar? Por que sí es así yo...

—¡Olvidelo! —Grita Heather totalmente avergonzada.

George sonrie triunfante, el no estaba molesto, sólo quería poner nerviosa a la rubia.

—¿Qué dijo, señorita...?

—Heather, me llamo Heather.

Así que se llama Heather.

𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍| 𝚐𝚎𝚘𝚛𝚐𝚎 𝚠.Where stories live. Discover now