❂Mi primer cita❂

1.2K 174 22
                                    

Tranquilo, Sasuke.

Relajado.

Todo va a salir bien.

Me estaba viendo en mi espejo: usaba unos jeans negros con una camisa negra, no era formal ni casual, supongo que estaba en un punto medio.

—¿Por qué tan elegante, Sasuke? —preguntó Karin recostada en su cama.

—Hoy es un día especial. 

—¡No me digas que ya te vas a cortar eses cabello! —expresó con sarcasmo.

—Ja, ni en tus sueños. —respondí— Tengo una cita con Sakura.

—¿De verdad? —asentí— ¿Seguro que no es una cita imaginaria que creaste para evadir el dolor de que Sakura no te quiere?

Negué: —En primer lugar, no estoy loco. —ella soltó una risa— Y en segundo, Sakura si me quiere, muchas gracias.

Ella siguió con su sesión de risas: —Vamos, sabes que bromeaba. —justificó— ¿Y qué harán?

—No tengo idea.

—Estás jodiendo, ¿verdad? —negué— ¡Sasuke! ¿Entonces qué planeabas hacer?

—¿Hablar?

—Oh, claro, y después podrías ayudarle a elegir un color de barniz y trenzar su cabello. —se burló.

—Karin... —me quejé cruzándome de brazos.

—Sasuke... —imitó mi tono— Debes hacer algo especial para ella. ¡No lo sé! Podrías intentar ser un poco romántico.

Miré mi reloj: —¿Ahora? Pero nos veremos en una hora.

—¡Entonces apresúrate! —dio algunas palmadas en sus piernas— Hazme caso, Sasuke, si haces aue esta noche sea la más especial para los dos, Sakura no podrá enamorarse de alguien más.

Eso me interesaba.

—Bien, tengo que ir a comprar algunas cosas, pero necesito que me consigas una sábana, almohadas y la mejor playlist romántica. —pedí.

—Uh, ¿estás consciente de que eso lo encuentras aquí mismo en tu cama? —bueno, ahora realmente me veía como idiota— Además, ¿sábanas y almohadas? ¿Qué planeas hacer, pervertido?

Rodé los ojos: —Pervertida tú, no es nada de las asquerodidades que piensas.

Tomé mi billetera, abrí la puerta y me giré una última vez con mi compañera: —Si Sakura viene y yo aún no regreso, dile que me vea en la zona verde del campo de football.

Salí corriendo al mini súper que está frente al colegio, compré una caja de galletas, una charola de fresas, crema batida, una caja de donas glaseadas y cafés en lata.

Tal vez no es mucho, pero es trabajo honesto.

Pagué en caja y volví, aún faltaba media hora para la cita, así que corrí a mi habitación, tomé mi sábana, un par de almohadas y un regalo que tenía para ella. Bajé al campo y acomodé todo como lo tenía en mente.

Debía salir bien.

—Hey.

Escuché detrás de mi y me giré con una sonrisa: —Hey.

Se veía extremadamente hermosa, más de lo habitual, y sé que siempre digo lo mismo, pero en verdad ella me sorprende más y más día tras día.

—¿Qué es todo esto? —preguntó señalando el piso asombrada.

—Bueno, un picnic.

—¿En la noche? —me mostró una sonrisa— Lindo.

¡Eso!

—Vamos, sentémonos.

Así lo hicimos y ella se dedicó a mirar detenidamente toda la comida que nos dividía.

—Creí que no te gustaba lo dulce.

—No me gusta, pero sé que a ti si. —declaré y ella sonrió de lado.

—¿No hay alguna regla que nos meta en problemas por estar aquí a estas horas?

Me encogì de hombros, sinceramente no tenía idea, pero no iba a preocuparla: —Si nos atrapan solo dejamos todo aquí y corremos.

Rio. Dios, amo su risa.

Pasó el tiempo y mientras comíamos las fresas, donas y galletas reíamos y charlábamos recordando los viejos tiempos, cuando todo era tan sencillo.

—¿Sabes? —preguntó— Ahora que recuerdo nunca antes habíamos tenido una cita. ¡Fuimos novios sin cita!

Imité las risas: —En mi defensa, éramos muy niños. Ni siquiera sabíamos lo que significaba tener una cita.

Llevó una fresa cubierta de chocolate a su boca y la mordió. Yo solo me le quedé mirando como tonto. Maldita fresa suertuda.

—¿Te digo algo? —asentí— Tenía miedo de esta cita.

Fruncí el ceño: —¿Por qué?

Ella se encogió de hombros: —Supongo que tenía miedo de que las cosas fueran incómodas entre nosotros. —suspiró— Es la primera vez que pasamos más de veinte minutos solos.

—¿Y sigues con ese miedo? —pregunté con temor a su respuesta— Porque yo siento que no ha pasado el tiempo entre nosotros.

Ella sonrió y asintió: —Asi es. Como si todo fuera igual.

El silencio que se formó fue uno cómodo, me gustaba. Todo indicaba que habría una oportunidad de abrazarla o besarla, pero no contaba con...

—¡Ustedes dos no deberían estar aquí! —gritó un oficial mientras intentaba acercarse.

Ambos nos miramos y sonreímos ampliamente para gritar: —¡CORRE!

Y así lo hicimos, corrimos sin llevarnos nada y sin mirar atrás. No fue sorpresa que no nos atraparan, pero vaya que nos divertimos. No dejamos de reir incluso cuando llegamos al pasillo de nuestras habitaciones.

—¡Eso fue genial! —expresó.

—Lo sé, juro que sentí que nos atraparía. —ante mi comentario lleno de sarcasmo ambos estallamos en carcajadas.

Una vez que nos relajamos y recuperamos el aliento ella tomó mi mano.

—Gracias. —murmuró— Fue la mejor primer cita.

Pensé en algo para decir, pero ver sus ojos llenos de tanto brillo y creer que se debía a mi hizo que mi mente se quedara en blanco, pero mi cuerpo actuó sin permiso, cuando menos me di cuenta estaba acercándome a ella mientras mi mano se colocaba en su cuello y la atraía más a mi. La unión de nuestroa labios causó todo tipo de emociones en mi, y ustedes y yo sabemos que no era nuestro primer beso.

Mi primer todo 》SasusakuWhere stories live. Discover now