Capítulo 12 🎤

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Lala se encontraba sentada al lado de su amiga mientras compartían una comida en la hora de descanso

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Lala se encontraba sentada al lado de su amiga mientras compartían una comida en la hora de descanso.

—¿Cómo estás? Casi no tenemos tiempo para compartir —se quejó con ternura, no quería que sonara a reproche, sino a preocupación genuina.

Admiraba a Gaby por el esfuerzo que realizaba y por las ganas que le ponía a todo lo que hacía en la vida. Creía que esa chica se merecía todo el éxito que tenía, pero también deseaba que hallara la felicidad que tanto buscaba.

—Bien... cansada, pero bien... ¿Sabes? No es sencillo vivir dos vidas...

—¿A qué te refieres?

—A que siento que soy dos personas en una y es eso lo que me agota en realidad, no el hecho de ir y venir, de ensayar y estudiar... Me agota salir de una vida y meterme a la otra para luego volver a salir de esa vida e ingresar a la primera...

—Gaby, pero Ágatha no es otra persona, es parte de ti... —dijo Lala con ternura y colocó una mano sobre la de su amiga.

Gaby negó.

—Lo sé, al menos así era al inicio —susurró—, pero ahora... hay muchas cosas que han cambiado y que no sé cómo manejar...

—¿A qué te refieres?

—Cuando estoy aquí, soy Ágatha... la gente me admira, me idolatra, cada uno de los fanáticos cree que soy de una forma y me ama por ello. Sin embargo, estoy sola, Matías solo tiene quejas y más quejas... y siempre tengo la sensación de que no soy suficiente para él. Haga lo que haga, piense como piense, diga lo que diga... —musitó con frustración—, luego voy a Caya y soy Gaby, tengo un par de nuevos amigos con vidas sencillas y a la vez complicadas, compartimos, estudiamos, paso tiempo con mi familia... pero me falta algo... Siempre me falta algo, Lala. ¿Es que acaso soy yo el problema? Quizá Matías tiene razón y soy una niña caprichosa que solo quiere más y más... Pero no se trata de eso, ¿qué es eso más que me hace falta para ser realmente feliz?

Lala levantó las cejas con sorpresa ante las palabras de su amiga.

—Y luego me siento mal —continuó—, tengo tantas cosas... Si vieras el departamento en el que vive Alicia... es casi como una de las habitaciones de mi departamento... Y Lautaro, no sé mucho de él porque cada vez que hablamos discutimos, pero tiene una niña pequeña y... según me dijo Alicia está becado y es padre soltero... ¿Te imaginas? ¿Cómo puedo yo quejarme de mi vida?

—Gaby... no creo que te estés quejando de tu vida y tampoco pienso que debas sentirte mal por lo que tienes y los demás no. Tú no has robado a nadie, no has hecho nada malo, tú has conseguido lo que tienes con tu esfuerzo y dedicación, y has dejado muchísimas cosas de lado al tomar la elección de ser quién eres... Pero también sé que llega un punto en el que todos nos cuestionamos un poco quiénes somos y a dónde vamos, pienso que es eso en realidad lo que te sucede, estás en esa etapa en la que uno pone las cosas en la balanza y analiza su propia existencia.

—¿A ti te pasa? —inquirió Gaby.

—Claro... Ahora mismo estoy preguntándome qué hacer con Valentino...

—¿Qué pasó con él? —inquirió Gaby con curiosidad.

Valentino era el amigo con beneficios de Lala desde hacía unos meses, tenían una relación explosiva y pasional, pero desde el inicio habían dejado en claro que no serían exclusivos y que no se querían enamorar ni comprometer en una relación más seria. Él era un hombre de negocios, por lo que viajaba mucho y no deseaba atarse a ninguna mujer.

Lala, por su parte, siempre fue una mujer independiente, se había quedado huérfana muy pequeña y había tenido que salir adelante por sus propios medios. Desde que Gaby la conocía, ya hacía unos tres años, había escuchado a Lala decir que no quería casarse ni tener hijos jamás, que ella no necesitaba una pareja en su vida, que era mejor así, libre.

—Creo... tengo una ligera sospecha... —dijo y bajó la vista sonrojada—. No se lo he dicho a nadie y quizá ni siquiera a mí misma, lo que voy a decirte no soy capaz de aceptarlo...

—Estás enamorada de él —zanjó Gaby con seguridad.

Hacía tiempo que lo había notado, conocía demasiado bien a su amiga como para saber que nunca la había visto así por ningún hombre. Lala levantó la vista y la miró con los ojos cargados de desesperación, se mordió el labio y no dijo nada.

—Ni siquiera puedo responder a eso, si lo hago, estaré acabada —comentó.

Gaby se echó a reír y su risa contagió a Lala.

—Amiga, ¿qué tiene de malo enamorarse? —inquirió—. Sí, ya lo sé, temes sentirte vulnerable y dependiente, pero no siempre debe ser así... Valentino te conoce y valora tu independencia, él también es un hombre libre, ¿no crees que ambos le dan el mismo valor a ello? Yo no creo que él de pronto se convierta en un chico posesivo que te corte las alas —dijo Gaby al comprender la desesperación en la voz de su amiga.

—Sí, pero es mejor que corte esto ahora antes de que empeore, el fin de semana nos veremos y he decidido acabar. Teníamos un trato, no sentimientos, no compromiso... si uno de los dos rompe el trato, la relación acaba... Así que debo ser fiel a lo que yo misma creé... —dijo con resignación.

—Te dije que un día esta clase de cosas iban a salir mal —añadió Gaby—. Nunca fue una relación abierta ni nada de lo que dijiste que sería, tú desde que lo conoces no estás con nadie más... y sabes bien que él tampoco...

—Sí, pero bueno... un trato es un trato —dijo encogiéndose de hombros—. ¿Con Matías? ¿Qué tal?

—Nada bien, el otro día me preparó un desayuno... se veía romántico... pero al final solo quería sexo, le dije que no me apetecía y se enfadó. Últimamente, pienso que solo me trata con cariño cuando busca eso...

—Ay, Gaby... Espero que algún día te des cuenta...

—¿De qué? —inquirió ella confundida.

—No, no voy a repetir algo que ya hablamos miles de veces... Es tarde, debes volver al ensayo —añadió y le regaló una sonrisa—. Gracias por escucharme, me hizo bien hablar contigo... y, por cierto, tú eres Gaby y también eres Ágatha... no es que seas dos personas a la vez, es que gastas demasiado tiempo y energías en ser lo que los demás esperan que seas y es allí donde te pierdes —añadió antes de salir de la sala en la que se encontraban.

 no es que seas dos personas a la vez, es que gastas demasiado tiempo y energías en ser lo que los demás esperan que seas y es allí donde te pierdes —añadió antes de salir de la sala en la que se encontraban

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Un salto al vacíoWhere stories live. Discover now