Capítulo 37 🎤

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Lautaro le pidió a Alicia que lo ayudara con la sorpresa, luego de dos semanas de aquel evento en el que su hija fue intervenida de urgencia y tras unos días en los que Gaby prácticamente era parte de su familia y de su hogar, estaba decidido a de...

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Lautaro le pidió a Alicia que lo ayudara con la sorpresa, luego de dos semanas de aquel evento en el que su hija fue intervenida de urgencia y tras unos días en los que Gaby prácticamente era parte de su familia y de su hogar, estaba decidido a decirle lo que sentía: estaba enamorado de ella.

Su idea era ir a Reyes y sorprenderla con un ramo de rosas en su lugar de trabajo, declararle su amor allí y pedirle que fuera oficialmente su novia. Sin embargo, no sabía dónde trabajaba. Si le preguntaba a Lala, lo sabría, pero temía que ella se lo dijera, por lo que apeló a que Alicia pudiera conseguir la información sin necesidad de que la mejor amiga de Gaby se enterara de sus planes.

Esa semana, Alicia estuvo especialmente pesada a los ojos de Gaby, le había dicho que debía ir a hacer unos trámites a Reyes y le había pedido que le dijera dónde hallarla para buscarla y almorzar juntas. Gaby le había puesto miles de excusas, algunas más creíbles que otras, pero no tenía idea de cómo lidiar con su insistencia, cuando a Alicia se le metía algo en la cabeza, era insufrible.

—Dice que viene mañana y que me buscará al medio día. ¿Crees que puedo ir a tu local un poco antes así me encuentra allí? Ya no sé qué más decirle...

—Me parece bien —dijo Lala—, pero no sé cómo harás para regresar al ensayo a tiempo. ¿Qué pasa si no logras deshacerte de ella?

—No sé... ya buscaré una excusa...

—Era obvio que iba a llegar este momento, Gaby, se acerca la gira y debes pensar en comenzar a decir la verdad.

—No sé si es el momento, Lauty y yo estamos tan bien...

—Sí, están jugando a la casita y a mamá y a papá, pero no te engañes, él no sabe que tú eres Ágatha y que pasarás los próximos meses en hoteles de cinco estrellas viajando —afirmó—, la casita se va a romper si no eres sincera.

—Lo sé, lo sé —dijo con desespero—. Cada vez tengo más ganas de decírselo y a la vez más miedos...

—Lo sé...

Alicia consiguió entonces la dirección y cuando se la pasó a Lautaro, deseó con el corazón que todo saliera bien. Ella prometió encargarse de Pili ese día para que él pudiera hacer lo que había planeado.

Era viernes, Gaby salió del ensayo y manejó hasta el centro de estética de su amiga, allí, Lala le dio un delantal y le dijo que se quedara cerca y fingiera ser parte del personal. Todos la miraron raro, nadie la conocía y no comprendían qué demonios hacía allí.

Gaby miraba su reloj, solo tenía una hora de almuerzo y si Alicia se retrasaba no llegaría a tiempo. En eso, la puerta se abrió, ella levantó la vista y no vio a su amiga sino a Lautaro. Estaba allí, con el cabello recogido en una coleta, un ramo de rosas rojas en su mano derecha y una caja de bombones en la izquierda.

—Oh... no... —dijo Lala al verlo.

Gaby caminó hasta él con el rostro rojo de la vergüenza y sin comprender qué sucedía.

Un salto al vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora