Capítulo 34 🎤

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Gabriela se bajó del vehículo y esperó que Matías no la viera ingresar a la casa, pero no tuvo suerte, el hombre bajó de su auto y se acercó, ella fingió no haberlo notado

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Gabriela se bajó del vehículo y esperó que Matías no la viera ingresar a la casa, pero no tuvo suerte, el hombre bajó de su auto y se acercó, ella fingió no haberlo notado.

—¿Ágatha? ¿De dónde vienes a estas horas? —inquirió.

—Aquí soy solo Gaby —respondió ella—. Hola, Matías. La pregunta correcta es, ¿qué haces tú aquí a estas horas un domingo?

—Vine porque necesitamos hablar... Pero no has respondido mi pregunta...

—¿Por qué necesitas esa información? —dijo ella y colocó los brazos en jarra—. Es domingo y no estoy trabajando, no falté a ningún compromiso y no te debo una explicación de mi vida personal —zanjó.

—Vaya, así que ahora nos hablamos así —dijo él y se recostó por su vehículo—. Escucha, quiero que regresemos, estos días he... me has hecho falta —afirmó.

Gabriela levantó las cejas con sorpresa.

—¿Para qué? Porque para lo único que me usabas era para tener sexo y creo que con Rosi lo tienes cubierto, ¿no? Jamás te importó nada de mí, ni siquiera me llamas por mi nombre —añadió.

—Porque eres Ágatha, no Gaby —dijo él—, ese siempre ha sido tu problema, que no te lo crees, que no admites quién eres en realidad y que siempre te conformas con poco. Si tú quisieras, tendrías mucho más de lo que ya has logrado...

—Escucha, Matías... No parece que hablándome así quieras recuperarme —añadió y ladeó la cabeza con un gesto divertido.

—No es eso, tú sabes que solo quiero lo mejor para ti... Te amo, sé que no soy el mejor novio del mundo, soy una persona egoísta y lo admito. Pero lo intentaré... Lo de Rosi no fue nada, si quieres la despido ya mismo...

—No, no sería justo ni ético —respondió y negó—, y mucho menos necesario. Escucha, Matías, lo mejor para mí ahora mismo es no regresar contigo. Desde que terminamos me he dado cuenta lo ciega que estaba y lo mucho que te permití ordenar mi vida y manejarla. Una cosa es que seas mi productor artístico, otra muy distinta, que deje de ser yo para convertirme en alguien que tú anhelas. Lo siento, estoy mucho mejor así y si lo que quieres es seguir trabajando conmigo, será mejor que olvides esto...

—¿Estás segura? —preguntó en un tono que a Gaby le dio escalofríos—. Te acuestas con alguien, ¿verdad?

—Y si así fuera, ¿qué? —inquirió ella y se cruzó de brazos.

—Lo sabía, al final eres igual que todas —zanjó.

—No sé si soy o no igual que todas y no me interesa, lo que sé es que tú no me has valorado, y ahora ya es tarde, Matías. Y te equivocas, soy mucho más que Ágatha, solo que nunca te has esforzado por conocerme realmente. Nos vemos mañana en el ensayo.

Dicho esto, ingresó a la casa.

En el comedor, Andrea se preparaba un té.

—¿Gaby? ¿Estás bien? —inquirió—. Me desperté por las pataditas del bebé y escuché sonidos, vi que discutías con Matías. ¿Estabas con él?

Un salto al vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora