Capítulo 36

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Dos meses habían pasado desde que Gaby y Lautaro habían cruzado la línea de la amistad, y aunque no definían bien cuál era en realidad la relación que compartían, ambos se sentían cómodos en la burbuja en la que se habían sumergido

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Dos meses habían pasado desde que Gaby y Lautaro habían cruzado la línea de la amistad, y aunque no definían bien cuál era en realidad la relación que compartían, ambos se sentían cómodos en la burbuja en la que se habían sumergido.

La rutina de Gabriela continuaba sin muchos cambios, iba temprano a Reyes para sus ensayos y apenas terminaba, regresaba a Caya donde luego de darse un baño y tomar un café para cargar energías, iba a lo de Lautaro y se quedaba allí hasta la hora de ir a clases. Allí compartía con él y Pili un rato para luego ir juntos a la universidad. En la casa, y aunque les costaba bastante, evitaban los besos, abrazos y caricias frente a la pequeña, pero en la calle y en la universidad, se comportaban como una pareja cualquiera.

Al salir de clases, volvían a pasar tiempo juntos, a veces en lo de Lautaro y a veces en lo de Gaby. Los fines de semana, ella iba con él a sus actuaciones en el hotel donde disfrutaba al máximo de escucharlo tocar. Solían hablar mucho de música, él era quien más hablaba y ella escuchaba, aprendía mucho de él y despertaba en ella esa pasión que la había llevado a elegir su carrera.

Matías estaba tranquilo de nuevo, parecía concentrado en poner todo a punto lo de la gira y ya le había enviado el calendario de fechas. A finales de octubre tenía una actuación en la inauguración de un hotel, solo serían tres canciones, pero era importante porque allí habría gente muy conocida, sobre todo un importante empresario de una discográfica en Europa con el que él quería cerrar un trato. Un mes después, arrancaba la gira, el primer concierto sería en Reyes y sería un mes antes de Navidad, tendrían cinco actuaciones más, dos en Reyes y tres en Playa María que era la ciudad costera más importante del país y que en esa época se llenaba de turistas. Luego, harían una pausa por las fiestas y volverían en febrero, con las actuaciones que restaban. Descontando los días de descanso, la gira duraría medio año.

—¿En qué piensas? —le preguntó Lala cuando la vio recostada en su vestuario.

—En que quiero decirle a Lautaro la verdad, pienso que el año que viene con los viajes tendremos poco tiempo para pasar juntos. Me gustaría que viajara conmigo, pero no podría, por Pili... Me gustaría hablar con él para ver cómo lo solucionamos.

—Lo que deberías decirle es que estás enamorada —dijo Lala con una risa divertida.

—¿Lo estoy? —preguntó Gaby y se llevó las manos a la cabeza—. No lo sé, no quiero equivocarme, no con él. Tengo miedo de su reacción cuando sepa quién soy... Pasaremos mucho tiempo juntos ahora que llegan los exámenes, quizás aproveche uno de esos días para decirle.

—¿Confías lo suficiente en él?

—Claro... Estoy segura de que no dirá nada... —afirmó.

Lala dejó a Gaby para volver a su trabajo, y al salir del vestuario, le pareció ver a Rosy muy cerca, como si hubiese estado husmeando en lo que ellas hablaban, frunció el entrecejo y esperó que la muchacha no haya escuchado nada importante, al final de cuentas, podría solo haber pasado por allí en aquel momento.

Un salto al vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora