Capítulo 4 🎤

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Eran las siete y diez de la tarde cuando Ágatha y Lala llegaron al estudio para el ensayo

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Eran las siete y diez de la tarde cuando Ágatha y Lala llegaron al estudio para el ensayo. Antes de salir de casa de Alejandro, Farah le había insistido que se quedara a jugar con ella, pero, aunque la idea le resultaba tentadora, le explicó que no podía hacerlo.

Matías la esperaba nervioso, con solo verlo supo que estaba de muy mal humor.

—¿Dónde demonios estabas? —inquirió casi gritando—. ¡Esta gente te está esperando hace más de una hora! —zanjó y señaló a los bailarines y músicos.

—Lo siento, lo siento a todos —se excusó Ágatha con un gesto compungido—, tuve un inconveniente.

—Me lo explicas luego, ahora ve a ensayar —ordenó Matías y ella solo pudo asentir.

Siguió las indicaciones de Ángel, el coreógrafo y ensayó por casi dos horas, luego de las cuales regresó a su casa, tomó un baño y se dispuso a comer algo. Sabía que Matías llegaría en cualquier momento y tendría que contarle el plan. No estaba segura si era o no el mejor momento, pero si iba a desatar la furia de su novio y productor, esperaba que fuera todo de una vez.

—¿Dónde estabas? Me cansé de llamarte y no respondías. ¿Qué sucedió? —inquirió al ingresar a la casa.

—Tuve que ir a Caya un rato... a la universidad... y se me hizo tarde —respondió ella mientras cortaba algunas verduras.

—¿A Caya? ¿Para qué? No comprendo qué necesidad tienes de estudiar, Ágatha, tienes una de las voces más privilegiadas del país. Miles de personas matarían por tu talento y por tener la vida que tú tienes mientras que lo único que tú deseas es tener una vida normal y pasar desapercibida entre la gente. ¿Acaso no has trabajado toda tu vida para tener lo que tienes ahora? —inquirió mientras se sacaba el saco y dejaba sus cosas sobre la mesa.

—Sí, pero no es lo único que quiero en la vida, también deseo otras cosas, Matías. Estoy cansada de estar encerrada y sola, de no tener a nadie cerca, si no fuera por Lala me hubiera vuelto loca ya —añadió.

—¿Sola? Pero si estoy yo, está Lala y tu familia. ¿Qué más quieres? Toda esa cuestión de los amigos y esas cosas son falsas, Ágatha, y tú más que nadie deberías saberlo, la gente solo se acerca a uno cuando necesita algo —añadió—. Además, tienes a miles de personas pendientes de ti y de tu vida, personas que te aman y apuestan a tu talento.

—¿Te refieres a los fanáticos? —inquirió con sorpresa—. ¿Te das cuenta lo que estás diciendo, Matías? Esa gente no es nada de mí, los valoro mucho y los quiero, pero no me conocen ni yo a ellos. La soledad que siento es enorme y... no quiero volver a perderme en ella...

—Está bien, al final de todo ya te queda solo un semestre. Desde mi punto de vista, eso de estudiar siempre ha sido un capricho tuyo, ¿para qué te serviría un título en este momento? Además, tanto esfuerzo y noches sin dormir, ¿acaso vale la pena? En fin...

Un salto al vacíoWhere stories live. Discover now