Capítulo 54 🎤

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Lautaro regresó al hospital, pero era de madrugada y no lo dejaron ingresar a la zona de internación

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Lautaro regresó al hospital, pero era de madrugada y no lo dejaron ingresar a la zona de internación. Fue a descansar, pero no podía dormir así que ingresó a las redes sociales para ver de nuevo el video. Lo hizo varias veces...

También leyó noticias sobre lo sucedido. Los fanáticos estaban eufóricos y dejaban mensajes de amor para Ágatha, le decían que la apoyarían y que estaban para ella.

Casi sin dormir, despertó con el alba, se dio un baño y se aseó, fue a ver a Pili que dormía tranquila y se detuvo frente a una foto de Ágatha que estaba en la mesa de noche. Su Gaby le miraba tras ese antifaz y él sonrió.

En la mañana, se levantó para ir al hospital y pensó dejar una nota, pero encontró a Alicia despierta en la cocina.

—¿Cómo está? —inquirió.

—Bien, es estrés... —respondió él.

—Era de esperarse, pobrecita... Hay algo que debo decirte, ayer todo fue muy loco y no pude...

—Voy a ir a verla ahora, ¿podemos hablar después? —interrumpió con premura. Le urgía verla.

—No... es urgente... —insistió Alicia.

Lautaro asintió y se sentó con ella luego de servirse un poco de café. Alicia procedió a contarle lo que había escuchado y este sintió que el enfado se apoderaba de él.

Apenas acabó de escuchar aquello salió como un bólido, lo único que deseaba era llegar y darle una trompada al idiota de Matías. ¿Cómo había sido capaz de forzar así la situación? Gabriela amaba su libertad y él lo había estropeado todo.

Al llegar no lo encontró, por lo que hizo un vano intento por calmarse. Se acercó a Lala con la intención de contarle, pero esta lo miró con algo similar al desprecio.

—Me equivoqué —dijo él.

—Lo sé —respondió ella.

—Lo siento...

—Díselo a Gabriela, no a mí —zanjó.

—Hay algo que debo decirte...

Fue en ese momento que una enfermera salió a avisar que podrían pasar a ver a Gabriela, pero recomendaba que lo hicieran en grupos de a dos.

Su madre y su padre pasaron primero, un rato después, salieron y Lala se dispuso a ingresar.

—Ven conmigo —lo llamó.

Lautaro se levantó y la acompañó.

Caminaron hasta la habitación donde encontraron a Gaby recostada en la cama con el rostro cansado y ojeroso.

—Amiga... —dijo Lala con el corazón roto de verla así—. Debiste decirme que no te sentías bien, te lo pregunté mil veces...

—Tenía que cumplir —dijo ella.

Un salto al vacíoWhere stories live. Discover now