Capítulo 10 🎤

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Ágatha llegó el lunes más temprano que de costumbre, Matías le había pedido el domingo que se adelantara una hora, por lo que la muchacha tuvo que despertarse más temprano para poder estar allí

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Ágatha llegó el lunes más temprano que de costumbre, Matías le había pedido el domingo que se adelantara una hora, por lo que la muchacha tuvo que despertarse más temprano para poder estar allí.

En el estudio no había nadie aún, por lo que no comprendió la urgencia, pero fue a buscarlo a su oficina, donde él la esperaba con un desayuno especial.

—Te he extrañado —dijo y la abrazó.

Ágatha le regaló una sonrisa y lo besó.

—¿Qué tal tu semana? —preguntó Matías, lo que sorprendió aún más a su novia.

—Bien... ha sido agotadora, pero he cumplido con todos, sobre todo conmigo misma —añadió con orgullo.

—Nunca comprenderé tus locuras, pero bueno, toca adaptarme, ¿no?

—Y te lo agradezco —dijo ella.

—Ven, este desayuno te dará fuerzas para una nueva semana —añadió y señaló la comida—, todo es saludable y delicioso. Siéntate.

Gaby no podía negar que se veía delicioso, pero el hecho de que le dijera que era saludable le molestó un poco. ¿Por qué él tenía que elegir hasta lo que comía? Amaba a Matías, pero esa sensación de que él decidía todo por ella no le agradaba. Sin embargo, no iba a decir nada, no en un momento en el que se mostraba tan complaciente.

Se sentó y comenzó a comer, él la acompañó mientras le contaba detalles de la gira.

—Ya tengo las fechas y los lugares confirmados —añadió.

—¿Hay por si acaso algún concierto en Caya? —inquirió, Matías rio como si le hubiesen contado un chiste.

—Caya no es una ciudad para ti, Ágatha, es demasiado pequeña... no sería ganancia...

Ágatha asintió, lo suponía, pero en ese momento solo pensó en que allí también había personas que la querían ver.

—Llamó Eduardo Miller... ¿Lo recuerdas?

—No... —dijo ella.

—Es el productor que conocimos en Miami el año pasado, el que dijo algo sobre que quería que fueras a un evento...

—Ahh, sí, lo recuerdo...

—Bueno, me llamó por eso, voy a ver qué es lo que ofrece y veremos, creo que es cerca de las fiestas de fin de año, justo antes de la gira... Creo que es la inauguración de un hotel de lujo... habrá gente importante y puede ser una buena idea.

—Bien, lo que consideres —respondió ella sin ganas de hablar mucho del tema.

Matías se colocó a su espalda y comenzó a hacerle masajes en el cuello. Ágatha lo agradeció y disfruto de aquella pequeña muestra de amor de su novio. Entonces, sintió que él comenzaba a besarle y pronto sus manos iniciaron el viaje hacia sus pechos.

—Mat, ¿qué haces? —inquirió ella.

—¿Qué te parece? Hace una semana que no estamos juntos y...

—Sí, pero ¿ahora? El ensayo es en un rato —se quejó.

—Lo sé, pero aún hay tiempo...

—No estoy con ganas —admitió ella.

Matías la dejó y caminó hasta su escritorio, se sentó y bufó.

—¿No estás con ganas? Mira todo lo que preparé para ti y tú ¿no estás con ganas?

—Estoy agotada, me desperté temprano y manejé dos horas porque dijiste que tenías que hablar conmigo de algo importante, el ensayo empieza en menos de media hora y los chicos comenzarán a llegar. No me parece un buen momento... solo eso —dijo ella confundida por la reacción de su novio.

—¿Y cuándo es buen momento? ¡Porque no estás nunca conmigo! Tienes tiempo para todos, menos para mí —zanjó.

—Matías... —suspiró ella—. No te enfades...

—Deja, Ágatha, está todo bien, hablamos luego —añadió él y se levantó para marcharse de la oficina.

Gaby se quedó sola y se recostó en el sofá que había en la oficina. Se sentía extraña, alejada de aquella persona que un día amó y cada vez más sola. Perdió la vista en las montañas que rodeaban la ciudad y notó que la nieve se veía ya en la cumbre, no pudo evitar pensar que así mismo se sentía su corazón, la soledad era como esa nieve y estaba cubriéndolo todo. 

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Un salto al vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora