Rumor has it

Capítulo XXXII

Más de una persona se preguntaría que hacía en Barny's, pero no podías simplemente decirle que no a Val y la mágica tarjeta de crédito de su padre. Yo lo intenté, y la chica realmente es un dolor en el trasero. Ni siquiera necesitaba un maldito vestido, mucho menos uno de 2.000 dolares. Me ví repleta de vestidos de todo tipo de colores y telas, mis amigas no paraban de recorrer la tienda, que parecía contener más de lo que aparentaba. Como no era de extrañarse mi mente comenzó a divagar, sin tener un pensamiento en particular, exceptuando a Daniel, que desde hace un par de días no había logrado dejar que mi subconsciente lo trajera a colación. No es como sino lo viera nunca, de hecho me lo cruzaba más veces de lo que searía pero ese día fue tan...distinto. Quizá sólo se había cansado de esperar ser perdonado, algo que no ocurriría. O al menos eso luchaba por querer creer. Había pasado el último mes luchando con las ganas de tomar el teléfono y hablar con él, y eso era algo que simplemente nadie iba a poder entender, lo odiaba casi tanto como deseaba besar esos apetecibles labios nuevamente.

-Ainhoa, ¿te encuentras bien?-la voz de Victoria me saco de mis pensamientos. Me encogí de hombros, mientras sonreía de lado. 

-Lo que ocurre aquí es que esta demasiado nerviosa-Val sacudió mi hombro amistosamente. Me tensé. No quería explotar frente a ellas, era algo que ocurriría tarde o temprano si seguían llevándome a mi límite. Y seamos sinceros, ellas estaban jugando con fuego. Yo era una bomba de tiempo, demasiado inestable.

-Oh, vamos. Es sólo una cita a ciegas. Mi hermano no es tan malo-Tomó un par de vestidos y me los tendió-. Ahora entra ahí y veamos cuál es el correcto.

Miré el probador vacío, respire profundo y juro que de verdad intenté dejar ir el sin fin de emociones que me atormentaban.

-Chicas, en serio...no tienen que hacer esto-suspiré al terminar de hablar-. No quiero una cita, y menos con alguien que no conozco.

-Que Daniel haya sido un idiota contigo, no significa que todos sean como él-Victoria enarcó una ceja mientras lo decía seria. 

Y una mierda, yo lo intenté a las buenas.

-¿Y tu qué coño sabes?-grité, provocando así que las encargadas de la tienda me miraran horrorizadas por mi vocabulario-Todos creen saber qué ocurrió, pero nadie se ha detenido realmente a preguntarme. ¿Tienes idea de cuantas veces me ha buscado? No, porque sólo eres una estúpida que no puede pensar y se limita a creer lo que dicen todos. Estoy harta de escuchar a todos decir que él es una basura, que lo veían venir, que no lo vale, y no pueden estar más lejos de la verdad. 

Me fuí de allí, cansada de demasiadas cosas. La primera, seguir negando que lo quería, y me hería el hecho de que ya hubiera dejado de intentar buscarme. La peor cosa, no podía mirarlo sin llenarme de ira, por haber sido tan idiota e ignorar cuantas veces intentó decirme la verdad, a su manera. Una cosa era segura, yo no tomaría la iniciativa jamás y en mis planes no estaba estar junto a él, por más que lo deseara. Bastante contradictorio, lo sé. Pero era algo que ni siquiera yo podía entender. 

¿Mencioné el hecho de que había dejado mis cosas en el auto Val y ahora no tenía dinero para un taxi? Pues sí, soy muy inteligente. Resoplé fastidiada, mientras intentada pensar en algo, que no incluyera a Chris. A esta altura ya debpia estar enterado de lo que había ocurrido. Había transcurrido 1 hora desde que estaba sentada molesta en una banca del centro comercial. Sólo intentaba despejarme, y vaya que era difícil. 

¿Conocen ese tipo de personas que siempre se avergüenzan a si mismas con cualquier acción? Pues eso sucede cuando no mides la fuerza, o más bien la trayectoria con la que golpeas una pared y resbalas y caes sobre alguien. ¿Quién más podría ser sino el encanto de Parker Streisser? Maldita sea el momento en que lo conocí. La triunfante sonrisa que poseía me puso mil veces más furiosa, y su mano muy mal ubicada en lo más bajo de mi espalda no ayudo en el asunto.