Capítulo XXII

900 51 9
                                    

Podría decir que me sentía incómoda tomando su mano, pero no era cierto, se sentía bien saber que Daniel Rizzoti estaba cambiando, o eso parecía. Lo miré de reojo y sonreí, mientras veía su desprolijo cabello negro, me guiñó un ojo en cuanto notó que lo observaba a hurtadillas y rió bajito. Seguimos caminando por la oscura calle, inundados de un agradable silencio. Observé la silueta de un par de chicos al final de la calle, no podía diferenciar sus rasgos, pero algo en ellos me hizo querer salir corriendo. Me detuvé inconscientemente, sin poder apartar la vista de los chicos que se acercaban. Daniel me observó extrañado, y luego me dedicó una sonrisa sencilla, dejando ver sus blancos dientes.

-¿Pasa algo?-podría casi jurar que se estaba burlando de mí. Negué con la cabeza, defendiendo mi orgullo y volví a emprender mi marcha. Tiré a Daniel de la mano y camino junto a mí, cuando s frente al par de siluetas me di cuenta que eran sólo unos chicos que se habían graduado un par de años antes de la escuela, probablemente con Daniel. Me miraron y dedicaron par de sonrisas de gato, luego vieron a Daniel y me vi envuelta en una especia de reunión de reencuentro, o por lo menos eso parecía. Ignoré el nombre que me dijo Daniel cuando los presentó y dejé la vista gacha, demasiado ocupada observando el color de la suela de mi zapato.-¿Nhoa?-observé confusa al chico a mi lado-¿segura que estas bien? Estas rara-aseguró. Medio sonreí e hice algo que no pensé que haría jamás, mucho menos con un chico como Daniel. Rodeé su cuello con mis brazos y él no tardó en envolver mi cintura entre los suyos, dejando mi pecho contra el suyo, con mi corazón latiendo como loco. Acercó su rostro al mío, con la mirada más oscura, llena de lujuría y la vista fija en mi labios. Observé sus delgados labios rosados. No mires su boca, me regañé y luego bajé la vista, como gran cobarde que era-Algún día vas a besarme, estando consciente-me susurró con total confianza, no pude evitar sonrojarme, aunque no recordara nada de esa noche no podía evitar sentir vergüenza. Escuché su risita rasposa y deslice mi brazos hasta quedar sobre el pecho de él, completamente atrapada entre él y la pared, y no parecía tener intenciones de dejarme ir. 

-Eres diferente a lo que imaginaba-deje que las palabras salieran sin ninguna intención, su expresión cambió por completo y su fría y oscura mirada se suavizó por un momento. Lo había tomado con la guardia baja. 

-No soy bueno para ti-aseguró, sin modificar su inexpresivo rostro. Me sorprendió escuchar eso-, pero hay algo en ti...-se quedó callado y volvió a observar mis labios, como cualquiera niño hambriento miraría un pastelillo frente a él. 

-Oh, al diablo todo-dije y estampé mi boca contra la suya. Explorando esos perfectos labios rosáceos, su boca era dulce y tenía un ligero sabor a menta fresca, cubriendo el obvio aliento de fumador. Sentí sus manos presionar mi espalda más contra él, como si cada centímetro de mi cuerpo no estuviera en contacto con el suyo, seguí dejando besos por la comisura de sus labios antes de separarme para poder respirar, de una forma acelerada y entrecortada, como si hubiera corrido una maratón. Me alegró el ver que él estaba igual de afectado que yo. 

-Vamos, se hace...tarde-depositó un último y casto beso en mis labios, luego me liberó de entre sus brazos y tomó mi mano, para entrelazar mis dedos entre los suyos. 

Dejé escapar un suspiro y me incorporé. La noche de ayer había sido tan...diferente. Tomé un par de shorts de la pila de ropa limpia que Shellby había dejado sobre mi escritorio. Me observé frente al espejo y decidí deslizar sobre mi torso una camiseta blanca. Calcé mis vans del mismo tono y amarré mi cabello en una cola de caballo no demasiado alta. No me tomó mucho más de 5 minutos cepilla mis dientes y lavar mi rostro, para despertarme del todo. Me sorprendí un poco al ver la camioneta de Chris estacionada frente a mi casa un sábado. No planeaba estar con él, por lo menos no hoy. Gemí para mis adentros cuando su dulce mirada me envolvió y me dedicó una sonrisa de esas que tu corazón se detenga. ¡Jesús! ¿Por qué este chico debía ser tan malditamente encantador?. Avancé hacía el vehículo lo más rápido que pude y me detuve cuando estuve frente a la puerta del copiloto. 

-Buenos días-me saludó sin dejar de lado esa sonrisa.

-Buenos días, Chris. ¿Puedo saber qué haces aquí?-Intenté que no sonara brusco o grosero. 

-Quería invitarte a desayunar. ¿No has revisado tu celular desde anoche?-Me sentí una tonta y lleve la mano inconscientemente hacía el bolsillo donde descansaba mi móvil. Lo saque y había un mensaje.

Chris: Pasaré por ti en la mañana para ir a desayunar. 

Mierda. Gemí. Lo último que necesitaba era pasar tiempo con Chris para confundirme aún más. No después de un gran avance con Daniel. Debía olvidarlo y yo lo sabía. 

-¿Piensas ir caminando ó vas a subir al auto?-se burló. Subí rápido, esperando no arrepentirme. Un segundo después de haber cerrado la puerta, puso el auto en marcha. Dejé la vista fija en la calle, no tenía mucho interés en hablar. Era increíble como había cambiado la relación entre Christian y yo. Odiaba totalmente el momento en que hice esa patética apuesta. Quizá nada habría cambiado sino hubiera hecho nada.-¿Has escuchado ya el nuevo rumor en la escuela?-Lo observé confusa, él jamás había sido chismoso. Negué con la cabeza, instándolo a seguir con su cotilleo-Tu querido Daniel, ha estado jugando con alguna chica tonta de primer curso y ha quedado embarazada-No puedo decir que esa noticia me cayó como un balde de agua fría, pero tampoco fui indiferente. No pude evitar sentir un ligero sentimiento de odio hacia aquella chica. Estaba celosa. Así que Daniel iba ser papá. No había exclusividad entre ambos, por lo que no podía exigirle respuesta alguna. Así que el único motivo de que Christian de repente se volviera un chismoso era echar a Daniel por la borda. ¡Menuda tontería! 

-¿Así? Qué triste por ella-me encongí de hombros. Intentado no darle importancia. Por lo menos no frente a Chris. 

-Nhoa...¿sigues saliendo con él?-preguntó dudoso. Asentí. ¿A qué quería llegar con todo esto? Chasqueé la lengua, claramente irritada por su breve interrogatorio ó por lo menos yo esperaba que fuera breve. No estaba en mis planes del día que mi "mejor amigo" me molestara con chismes ó lo que sea. 

-¿Puedes parar ya? Pensé que ibas a llevarme a desayunar, no a una reunión de señoras de la cuadra-Masajeé mi sien, para que así notará lo mucho que me estaba molestando. Su singular risa me hizo sonreír. No podías mirar a Christian McGiven sonreír y simplemente seguir molestándote, simplemente no era algo que ocurría. Observé como mi amigo se encogía de hombros y negaba con la cabeza con una sonrisa entre sus labios. 

-Lamento ser un idiota, pero...no estoy acostumbrado a compartir a mi mejor amiga con nadie-Vaya, si en algún momento dejaría de doler las palabras "Mejor amiga" quería saberlo ahora. Sigo sin comprender cómo puede seguir importándome tanto ese término. Sentí como mi cuerpo se contraía ante la mención de que no quería compartirme. ¿Así que eran sólo celos de cavernícolas? Maldito niño consentido. Algún día me sacaría de mis carriles y se iba a arrepentir.

-Será mejor que te acostumbres-respondí tajante. Lo escuché resoplar y dejé la vista fija en el camino. ¿A dónde pensaba llevarme? 

-Al muelle-respondió como si pudiera leerme el pensamiento.-¿Recuerdas cuando mi madre nos llevaba cada sábado? Tu te quedabas a dormir en mi casa y mi madre me hacía una cama en el sofá, y siempre terminabas a mi lado, por miedo a la oscuridad-Sonreí ante aquel recuerdo.

-Cállate.

Su risa incrementó y mordió su labio inferior, de la manera más tierna y sensual como sólo podría hacerlo él. Suspiré. Dios. ¿Esto iba a acabar algún día? Que fuera endemoniadamente atractivo no hacía la diferencia hace un par de años, ¿por qué ahora sí? Malditas hormonas. 

........................

Hola, quizá no sea demasiado largo pero publique  más rápido de lo que suelo hacerlo. Por allí leí en los comentarios que no sabían si leía los comentarios, claro que lo hago. Me hacen reír bastante con sus ocurrencias. No dejen de comentar, ni votar. Sólo así puedo saber qué les parece lo que escribo.

Ah, una pregunta. ¿A quién prefieres, Daniel o Christian? 

PD: Tengo al Daniel encarnado, pero no a Chris. ¿Alguna sugerencia de quien pueda ser? 

Rumor has itWhere stories live. Discover now