Capítulo XXIX

628 42 2
                                    

Mantuve la cabeza gacha, no necesitaba otro maldita día siendo el centro de atención. Caminé lo más rápido que pude a través del pasillo. Divisé al Valery, junto Victoria, no demasiado lejos. Ambas me dedicaron par de sonrisas, que correspondí a medias. Mis ojeras eran patéticas, y la palidez que poseía era enfermiza, hacía varias noches que no podía dormir por más de 3 horas. Sólo despertaba y mi mente comenzaba a divagar, negándose a mantener el silencio de mis pensamientos. 

Sentí el brazo de Chris rodear mis hombros, con una linda sonrisa. El brillo de su mirada se fue apagando al observar el deterioro de mi rostro. Su boca trazó una línea recta, y luego cerró los ojos, casi como si intentara buscar paciencia en algún escondrijo. 

-Disculpenme chicas, me llevaré a Ainhoa-Mierda. Otra de sus charlas. Ya había perdido la cuenta de cuántas me había dado este último par de semanas. Caminé lentamente, casi arrastrando los pies. El chico a mi lado tuvo que ralentizar el paso para poder ir junto a mí. Su expresión fría me asustaba, ya comenzaba a hartarme esta situación. Nos detuvimos al final del pasillo, junto a mi casillero.-¿Qué esta ocurriendo, Nhoa?-Acarició mi mejilla suavemente, pero su dura mirada hizo impactó contra el gesto. Me encogí de hombros, ni yo sabía la razón de mi insomnio-Odio verte así, siento todo lo que ha pasado.

-No es tu culpa-murmuré.

-Lo es. No debí obligarte a cumplir la apuesta, para empezar. Todos tus problemas comenzaron por eso, y lo siento mucho. Eres hermosa así lleves ropa de 5 tallas más grande y no debí haber dejado que cambiaras de ninguna forma-Me quedé helada al escuchar esas palabras. Hace un mes me habría vuelto loca y habría saltado a sus brazos para besarle, era lo que más deseaba escuchar, pero todo había cambiado, incluyéndome.

-No pasa nada-lo calmé. Envolví mis brazos alrededor de su cuello, no tardo en corresponderme. Enterró su rostro en el espacio entre mi cuello y mi hombro. Depositó un pequeño beso en mi clavícula, dejándome helada. Recuperé la compostura rápidamente-Nunca pensaste que esto iba a pasar, sólo querías lo mejor para mi, eres mi mejor amigo-Sus brazos flaquearon un poco, casi resbalando de mis caderas al escucharme decir eso. Quizá los papeles hayan cambiado y él se sienta mal al escuchar eso. 

Se alejó y me sonrió tiernamente, sus ojos estaban tristes.

-Soy un idiota-se lamentó. Tenía una perfecta respuesta sarcástica para eso, pero no podía molestarlo. Menos sabiendo el trasfondo de esas palabras.-Vamos, te acompaño a clases-me guió por el pasillo, haciendo lo que más sabía hacer. Fingir que esa conversación jamás había ocurrido. 

Existían mil y un razones por las que no tenía auto. La primera era que no tenía licencia, debido a una pequeña pelea con el hombre que debía evaluarme el día de mi examen de conducir. La próxima y no menos importante, podría ser que tenía un mal genio y mi padre prefería evitar el tener que pagar infracciones por desorden público. No seguiré hablando de ello porque pasaría el día entero pero comenzaba a irritarme, caminar de la escuela a casa no es divertido. Pero quería estar sola, sin Chris encima de mí, preguntando a cada minuto qué haría en cualquier momento del día. Sabía que sólo se preocupaba, pero comenzaba a ser irritante.

Suspiré mientras observaba el sendero de pavimento, las pequeñas grietas parecían aclamar mi atención, por lo que no vi venir lo seguido. No escuché sus pasos, mucho menos esperaba que me jalara por la muñeca, exigiendo mi atención. Mi boca se abrió en una pequeña "o", por la sorpresa. Sus grandes manos se aferraron a mi cintura, acercándome más a él. Sentí el palpitar de mi corazón desenfrenado,  mi piel erizada. Hacía bastante que no lo veía, y no planeaba hacerlo, por lo menos no por mi parte. En cuanto pude reaccionar lo empujé, pero no se movió, ni siquiera un poco.

Rumor has itDonde viven las historias. Descúbrelo ahora