Capítulo X

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Si estar 3 días con una hostilidad palpable en el ambiente con tu mejor amigo no era un castigo, entonces no sabía que lo era. ¿Debería disculparme? Por supuesto que no, esas palabras que él dijo jamás salieron de mi boca. Chasqué la lengua cuando vi a Vince trotar hacía mi. Había pasado de ser agradable a muy molesto con su constante atención. 

-Nhoa-saludó alegre. Le dí una palmadita en su hombro antes de que pudiera acercarse a besar mi mejilla-Es viernes, ¿vendrás a mi fiesta? 

-¿Otra?-era más una queja. No es que fuera aguafiestas ó algo así, pero me encantaría saber que clase de trato tenía con sus padres para que lo dejaran hacer fiesta cada fin de semana. 

-Así es y me prometiste que irías-Mierda. Eso era lo que había olvidado. Excelente. 

-Esta bien. Debo irme a casa-espeté rápidamente y corrí de allí, literalmente. Quería asegurarme de no conseguirme con Christian. 

Los ajustados jeans descansaban en mi cadera gloriosamente, la camiseta un poco más suelta llegaba hasta un poco más arriba de esta misma. Calcé mis zapatillas y tomé un abrigo, recordando la semana pasada. Y el protector brazo de Chris, sobre mis hombros. Escuché el timbre. Mierda. No esperaba a nadie. Mi padre estaba en una cena de beneficencia del periódico en el que trabajaba, junto con Shellby. Me asomé por la ventana de mi habitación, una camioneta negra estacionada en el puesto de mi padre. Chris. Resoplé y en menos de 3 minutos estaba en el umbral de la puerta. Podría fácilmente fingir que no había nadie, así no tendría que ir con él. 

-Sé que estás allí. Vi la luz de tu habitación encendida-Me gritó desde el otro lado. Mierda. Suspiré y abrí, apenada ahora-Hola-murmuró con una pequeña sonrisa que no llegó a sus ojos-¿puedo pasar?

Asentí. Me dí cuenta que no estaba arreglado como siempre. Pasó a mi lado y siguió su camino hasta mi habitación. 

-Esto apesta-dijo mientras se lanzaba sobre mi cama. Casi me causo risa la escena-¿sabes que te quiero, no es así? 

No pude evitar sonrojarme, asentí con un pequeño atisbo de una sonrisa en mi rostro.

-Y no quiero que te lastimen, Nhoa-esto lo dijo bajito-. Daniel es un idiota y Vince, se enamora a diario de cualquier chica. 

-¿Qué tiene que ver Vince en esto?-Estaba muy confundida. Chris me miró como si estuviera loca y luego profirió una carcajada.

-¿De verdad, no te has dado cuenta?-Negué con la cabeza mientras fruncía el ceño. Siguió riendo-Nhoa, Vince te invitó al cine porque quería salir contigo. ¿No te has dado cuenta de como te mira?-Su mirada se suavizó y palmeó a su lado. Me acerqué y me recosté cerca de él. 

-Pero...yo soy...yo-murmuré. Soy la marimacho, la fea de las niñas, la última persona que invitarías al baile de primavera. Por lo que Chris se quedaba sin pareja, a propósito, para no dejarme sola. Lo cual, agradecí, pero después de 2 años, me cansé, por lo que comencé a amenazar a Chris que dejará de hacerlo.

-¿Qué tengo que hacer para que dejes de pensar así de ti misma? Dímelo y lo haré, Nhoa-Estaba serio. Me perdí en esa perfecta mirada, era como viajar a través del cielo, cuando estaba oscureciendo, lo suficiente, tomaba ese color. Eso era yo, un peso muerto que este chico cargaba cuesta arriba, sino fuera por él estaría en algún internado ó una escuela militar.

Suspiré, dejando que el silencio se apoderara de la habitación.

Estábamos acostada uno al lado del otro, pero como estábamos recostados de lado, podíamos ver nuestros rostros a la perfección. Casi parecía que había una línea imaginaria en medio. Alargó su mano y acarició mi mejilla suavemente, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios. Mientras yo estudiaba su rostro de una manera que jamás lo había hecho. Su perfecta tez clara, pero no tanto para ser paliducho. Sus grandes ojos azules, su nariz perfilada y la curva pequeña que me guiaba hasta sus labios, no muy gruesos, pero tampoco finos. Conservaban un perfecto balance. Yo sabía que detrás de ellos se escondía un hilera de dientes perfectos y blancos. Recordé, que la última vez que él había estado aquí sus labios habían tocado mi oreja, llevando escalofríos a lo largo de mi cuerpo. Acercó su rostro al mío, mientras con la mano que estaba en mi mejilla me alentaba a acercarme. Mierda. ¿De verdad, iba a besarme?. Me quedé helada. Se detuvó a escasos centímetros. Podía sentir su aliento impactar contra el mío. Mordió su labio y luego suspiró.

Rumor has itWhere stories live. Discover now