Capítulo II

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Esto tiene que ser una broma. Dije para mis adentros, al ver el montón de ropa esparcida sobre la cama de Jessica, ella estaba sentada sobre su escritorio, orgullosa de su "creación", me había llevado casi a rastras con ella a la peluquería para darle forma a mi cabello, luego paso alrededor de 3 horas, recorriendo tienda por tienda, pero no sin salir de cada una de ellas con ropa, que me obligaba a probarme. Debo admitir que fue un poco divertido, pero no estaba segura de esto. 

-Por favor Nhoa, te verás hermosa cuando salgas de esta habitación. Ahora ponte esto-me lanzó unos shorts bastante cortos y ajustados, una camisa un poco holgada pero bonita. Supongo que me quedaría con mis zapatillas, porque no me dijo nada sobre ellas. Obedecí y luego deje que me maquillara un poco, no tenía muchas ganas de discutir, cuando acabo sonrió con suficiencia con esa sonrisa tan hermosa como la de su hermano. Me paré junto a ella, frente al espejo. Tuve que mirar detenidamente para darme cuenta de que ese si era mi reflejo, era un cambio bastante radical, sobre todo para una estúpida apuesta de una semana. Claro, no me veía mejor que la hermosa hermana de mi amigo. Jessica, era alta al igual que su hermano y disfrutaba de su esbelto cuerpo y piernas largas, cabello rubio, que llegaba hasta su cadera, sin duda. Su pequeña nariz y sonrisa estaban en perfecto balance en su rostro. Y el mismo mar invadia sus ojos, sin duda, era hermosa y no podía negar que ella y Chris eran muy parecidos, excepto por el cabello.

-Wow. Esto es...increíble Jess, gracias-dije apenada, no podía evitar sentirme ridícula en esa ropa. Estaba acostumbrada a usar ropa un par de tallas más grandes de la que en realidad necesito. 

-Te ves muy hermosa Nhoa, espera a que Chris te vea-dijo con una gran sonrisa en su rostro, no quería que Chris me viera así, pero no quería que toda su emociñon fuera evaporada por mis comentarios de mal gusto.

Desapareció y me dejó sola en su habitación, escuche un par de gritos y risas en el pasillo, era hora. Chris fue el primero en aparecer con su peculiar sonrisa matadora, tome aire nerviosamente, aguantando la respiración, esperando su reacción. Por su expresión supe que estaba muy impresionado, sus ojos estudiaron mis cuerpo de pies a cabezas y se acercó a mí, observando mis ojos, como si así pudiera comprobar que en realidad se trataba de mí. Luego una sonrisa se expandió sobre sus labios, de esas que pareciera que destellara algún brillo. 

-Nhoa...te ves...Wow, es...-parecia no poder dejar de sonreír-te ves hermosa-dijo aún más cerca de mí, en realidad, a una distancia un poco alarmante. No pude evitar ruborizarme, y bajar la mirada, suprimiendo una sonrisa mientras mordía mi labio. Chris posó su dedo bajo mi barbilla y me indicó que lo mirara de esta forma, luego frunció el ceño-No hagas eso-murmuró de una forma, que sólo yo pude escucharlo. Enseguida solté mi labio inferior, para luego fruncir el ceño. ¿Desde cuando era una problema que yo hiciera eso?

Suspire y me aleje de él, recordando que Jessica también se encontraba en la habitación, o eso creía yo, cuando mire detrás de mi amigo, no había nadie, sólo él y yo. 

Era hora de irme a casa, comencé a recoger mis cosas y devolverlas a sus bolsas, mentalizando la satisfacción que sentiría mi padre al verme, y su esposa también. 

-Nhoa...-me giré para ver a Chris, que estaba cruzado de brazos al otro lado de la habitación-yo...confiaba en que te verías bien, pero...Dios, estoy tent-mordió su labio y luego suspiro-...olvidalo. Te ves hermosa. ¿quieres quedarte a cenar?-preguntó con una media sonrisa. Negué con la cabeza, se estaba haciendo un poco tarde-¿Puedo acompañarte a casa?-con la seguridad que hablo tuve que plantearme en la cabeza si estaba preguntándome o lo estaba imponiendo. 

-Esta bien Chris, sólo son un par de cuadras-comencé a tomar las bolsas y me las arrancó de las manos. 

-No seas tonta, vamos, se hace tarde-dijo mientras caminaba decidido. Lo seguí, estaba demasiado cansada para cuestionar a alguien. Escuché las voces que provenían de la cocina, mientras bajamos las escaleras, esta casa era tan perfecta para mi, practicamente pase todos mis veranos aquí. 

-¡Christian McGiven! ¿Qué demonios hacías allí arriba con esta chica?-gritó la madre de Chris, esa protectora mujer. Por su tono de voz, podía saber que estaba molesta. Giré para explicarle que no era lo que ella creía, después de todo, existía la confianza-Oh, Dios mío, Nhoa, no sabía que se trataba de ti. Lo siento tanto cariño- antes de que me diera cuenta sus brazos, rodeaban mis hombros, me relajé, ella era una de las pocas personas a las que permitia que me abrazaran sin protestar-Te ves hermosa así-murmuró en mi oído, sentí el calor subir a mis mejillas y una pequeña risita tonta escapar de mi garganta. 

-Lamento eso, Sra McGiven. Fue un placer verla, pero debo irme-dije aún ruborizada.

-Oh, tranquila cariño, disculpame a mi. Pero la próxima vez debes venir a cenar-dijo antes de envolverme en otro de sus calurosos abrazos, sonreí y luego asentí. 

El camino hasta mi casa fue silencioso, pero un silencio incómodo, ese de los que parecen eternos. Seguramente me veía ridícula, y sólo me decían ese tipo de cosas para hacerme sentir bien. Maldita sea, ¿desde cuando era tan insegura? Gruñí al ver las luces de la cocina de mi casa encendida, tenía la esperanza de encontrar mi casa vacía, así no tendría que dar explicaciones o algo parecido.

Avancé un poco más rápido, consciente de lo que se avecinaba, intenté hacer el menor ruido posible cuando abrí la puerta, tiré de la manga de la camiseta de Chris para que me siguiera escaleras arriba. Llegue a mi habitación y me lancé exhausta sobre la cama, aún sin poder asimilar mi cambio de apariencia, mañana sí que iba a hacer un chisme, ya me lo imaginaba. "Oh, miren a la chica nueva...esperen, no es nueva, es Nhoa" "Nhoa se ve ridícula". Nhoa esto, Nhoa aquello. Si no fuera por el gran brazo de Chris, que siempre me detenia cuand intentaba golpear a alguien, más d ela mitad de las chicas de la escuela tuvieran sus rostros con un recuerdo de mi parte. Observé mi armario, lleno de camisetas de basketball, fútboll, soccer y hasta baseball, pantalones de tallas superiores y la colección de gorras en mi pared. Vaya, no había duda de que Jessica había evitado las tiendas que tenían departamentos de hombres, hoy no vi ni una. Vi las bolsas que Chris había dejado sobre el suelo, junto a la puerta. Él me observaba como si dudara en decirme algo, ¿qué demonios le pasaba a mi mejor amigo?. Decidí ignorarlo y acaricié las puntas de mi cabHolello, se sentía tan bien cuando estaba así, suelto y libre, nunca me había detenido a notarlo, claro que llevando una cola de caballo y una gorra no ayudaba demasiado. 

Poco después sentí como la cama cedía bajo el peso de Chris, recostándose a mi lado, gire mi cabeza, sólo para darme cuenta de que me estaba mirando. Amaba esa sensación, cuando mi amigo me miraba me sentía bien, era casi hechizante ver a través de ellos, me calmaba a mí misma. No era consciente de cuanto tiempo había estado así, por lo que baje la mirada para luego suspirar, este día había sido demasiado extraño. 

-Hey, si te siguen molestando no dudes en...-lo miré de mala manera. Odiaba profundamente que me defendieran-Esta bien, lo siento...-su mirada cayo al suelo y el luego se levantó-Debo irme, es tarde. Pasaré por ti para irnos juntos-se acercó a mi y pareció dudar, luego nos despedimos como de costumbre, con nuestro "saludo". Apenas salió de la habitación, pase el cerrojo y me desvestí, necesitaba dormir con urgencia, estaba agotada, ¿quién diría que sería tan agotador hacer ese tipo de cosas de chicas?. Me deslicé bajo mi edredón y cerré mis ojos, dejándome llevar al mundo de Morfeo.

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Holaaaa, gracias por sus comentarios. Espero que sigan comentando y voten. Ah, y si pueden ayudarme para que más personas lean la historia sería excelente. En fin, Besos. Y espero les siga gustando la historia. 

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