Capítulo IX

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No hizo falta darme la vuelta para darme cuenta que alguien me venía siguiendo. Supuse que sería Christian o Vince, incluso podrían venir juntos. Seguí caminando decidida a tratarlos con indiferencia. Se habían vuelto totalmente molestos, en lo que estar juntos trataba. Las calles frente a mí, estaban poco iluminadas, por varios fusibles quemados. Si lo veías de cierto punto era terrorífico, pero como yo no tenía mucha imaginación que volara de esa forma, no me causaba efecto alguno. Giré sobre mis talones, para ver si los chicos aún me seguían, pero me encontré con un tipo alto, piel sucia, como si nunca hubiera visto un jabón en su vida. Su ropa olía fuertemente a alcohol y su barba, que parecía un basurero municipal, a decir verdad, era larga, llegando así hasta su clavícula. Él me sonrió, dejando ver sus amarillentos dientes, probablemente de fumador. Ahogué un grito, antes de que pudiera abrir la boca. Observé a mi alrededor, no había nadie cerca. 

-No...t...tengo dinero-comencé a desabrochar el pequeño y delicado reloj, que Jessica me había relagado cuando fuimos de compras, que estaba en mi muñeca-Sólo esto...

Dejó ver su extraña sonrisa y negó con a cabeza.

-Quiero algo de ti y no es dinero-gruñó, su voz era gruesa y parecía inestable, probablemente por efectos del alcohol.

Maldición. El hombre dió una paso hacía mí, casi al igual que yo retrocedí uno. Me fulminó con la mirada y rápido tomó mi brazo, acercándome a él. Mi corazón palpitó desenfrenado, preso del pánico. Podría golpearlo y correr, y ¿si estaba armado? No tendría ninguna oportunidad. Le apropiné un buen empujon con mi mano libre, trastabilló pero no alcanzó a caerse y tampoco a soltar mi brazo. Seguí golpeandolo, pero el hombre sólo sonreía, y tiraba de mí hacía un callejón sumido en la completa oscuridad.

El estruendoso ruido de una motocicleta absorvió el completo silencio, al igual que nuestra atención. 

-¡Detente!-grité suplicante, la motocicleta que había pasado por nuestro lado a una vélocidad superior a los 100km/h frenó vacilante, no mucho más lejos. Se devolvió hasta quedar muy cerca y el conductor bajo de ella. Me observó y luego se quitó el casco. 

Mierda. Daniel. Se acercó sin vacilar y el tipo gruñó y apretó su agarre, haciendome doblarme un poco por el dolor. 

-Dejala ir-espetó Daniel serio. 

-Ella es mía-dijo el tipo con su raro tono de ebrio. 

Fue cuestión de segundos, Daniel se dió me dia vuelta y luego se regresó rápido, golpeó al tipo en la mandíbula, que cayó al suelo, noqueado. Supongo.

La última persona que pensé que vería sería a él, y allí estaba, frente a mí. Con una sonrisa triunfante y pura soberbia en su mirada. Resoplé. 

-De nada-lo escuché murmurar. 

-Ehh...Gracias-dije bajito. Me enseñó la larga fila de dientes blancos. Joder. No podía ser tan sexy. Tenía que irme, y rápido. Me dí media vuelta y comencé a caminar, no había dado ni 2 pasos y Daniel tomó mi brazo, haciendome girar y quedar muy cerca de él.

-No tan rápido-dijo, entre risas. Dios, no debería permitir que él se acercara tanto y mucho menos estar presa entre sus brazos, como ahora. Pero soy víctima de las hormonas-. Verás, un caballero, como yo, no puede permitir que una señorita en apuros, como tú, camine sola por la calle de noche. Van en contra de mis principios. 

-¿También va en contra de tus principios no dejar de decir estupideces y cursilerias? Aparta tus brazos de mí-dije cortante. Dejó de sonreír, pero no me soltó. Cerró los ojos y luego suspiró. 

-No, pero si va en contra de ellos no saber tu nombre-Continuó estando serio. Pero no aflojo su agarre, en ningún momento.

-Nhoa...-dije, sonrió un poco-Ainhoa-corregí luego. Caminó hasta su moto y subió sobre ella. Comencé a caminar, qué día.

Rumor has itWhere stories live. Discover now