Capítulo XXI

883 48 3
                                    

Se rumorea que...

Juro que podría golpear a la próxima persona que me dijera eso, estaba tan harta. Me senté desganada en el asiento trasero del auto de mi padre. Lo último que necesitaba era una visita a la casa de los padres de Shellby, pero mi padre había hecho un drama por todos los días que había estado saliendo, no precisamente con él. Necesitaba...cómo fue que lo llamo, ah sí, tiempo familiar. No es que no quisiera a mi padre, pero su esposa resultaba insoportable el 80% de las veces y el otro 20% no estaba cerca de mí. Cerré mis ojos, intentando recuperar las horas de sueño perdido. Casi podía escuchar a mi abuela decirme "Eso no se recupera jamás, niña". Bastante curioso, era una mujer fuera de limites, por eso mi padre y ella no se llevaban demasiado bien. Él resultaba demasiado...controlador, y vamos, mi abuela es la persona más asombrosa que he conocido, de su edad claro esta. Abroché mi cinturon antes de que mi padre empezara con su discurso de la seguridad y más estupideces que no quería escuchar. Escuché mi celular, en algún lugar dentro de mi bolso. Luego de una exploración del laberinto, no saben lo grande que puede ser el bolso de una chica, encontré mi celular. No pude evitar emocionarme al ver que era un mensaje Christian. 

"Tu, yo, un par de películas rentadas y una pizza margarita, esta noche. ¿Qué dices?"

Tentador. No pude evitar considerarlo. Esto sólo era una prueba para mi fuerza de voluntad, las otras las había fallado totalmente. Parecía un cachorrito abandonado, al que él sólo abría los brazos y yo corría. Patético. Lo sé. Tecleé un rápido "Ok" y se lo envié como respuesta. ¿Dónde quedó aquella chica que podía alardear de ser la única que no fantaseaba con Christian McGiven? Ah sí, huyó, junto con mi cordura, el día que ese chico puso sus labios contra los míos. Yo no fantaseaba con él, literalmente, soñaba con sus perfectos labios. 

Jugueteé con mi cabello, ignorando la lentitud con la que conducía mi progenitor. Demonios, había olvidado cuan frustrante era al volante. Escuché nuevamente el molesto sonido de alerta de mensaje de mi teléfono. Decir que casi sufrí un infarto al ver el remitente era poco.

"Tengo 2 entradas para ver a Coldplay, esta noche. ¿Cuento contigo? -D."

Este tipo de cosas sólo me ocurrían a mí. Gemí mientras lanzaba mi teléfono contra el asiento. ¿En serio? Tenía que ser una broma. Por un lado estaba Chris, confiaría en él con los ojos cerrados y por otro estaba Daniel, nunca sabía qué esperar de él, pero hasta ahora había sido muy agradable. Comencé a teclear una respuesta, casi de forma automática.

"Ya tengo planes, lo siento"

Genial, Ainhoa. Sigue sufriendo por el idiota que sólo te ve como su amiga. Me reprendí. Espero no lamentar esto luego. 

Delicé desde mis hombros hasta mis caderas el vestido azul celeste que había encontrado en mi armario, no sabía desde cuándo estaba allí, pero me pareció bastante lindo. Me observé frente al espejo, me quedaba un poco más corto de lo que preferiría pero se veía bien. Observé mi cabello salvaje, que caía sobre mis hombros y no parecía querer ser domado.-¿Necesitas ayuda?-la voz chillona de Shellby me hizo sobresaltar, había olvidado cerrar la puerta de mi habitación. Antes de poder negarme, tomó mi cabello y comenzó la ardua tarea de desenredarlo. Le sonreí cuando nuestras miradas se cruzaron, a través del espejo. Comenzó a hacer un trenza, se veía complicada y delicada, y aunque varios mechones de mi cabello se escapaban de ella, se veía...lindo-Lista-anunció y me estrechó los hombros con uno de sus brazos.

-Gracias-murmuré. Este era ese 20% del que hablaba. 

-No es nada-aseguró y comenzó a caminar hacía la puerta-Tu padre y yo iremos a cenar, sólo venía a avisarte-dijo antes de salir. Asentí-Oh, y ¿Ainhoa?-la miré confusa-Te ves hermosa-Me dijo antes de irse. Sonreí. 

Escuché la puerta de la entrada cerrarse. De acuerdo, esa es mi señal. Bajé las escaleras aún descalza y me senté en el sillón de mi padre. Nunca me había detenido a notar que esta cosa era muy cómoda. 

"No voy a poder ir, algo surgió. Lo siento. -Chris"

Leí el mensaje un par de veces, antes de en verdad entender que no aparecería. Excelente. Envié el teléfono lejos de mí en un perfecto pase hasta la pared. Oh, sí que lo recibió como era merecido. Enterré mis rodillas en el sillón y dejé la vista fija en la televisión apagada. No pudiendo evitar sentirme estúpida me entregué a los brazos de Morfeo...

Abrí mis pesados párpados. Rodé un poco hacía la derecha y estiré mi agarrotadas piernas. Raro. Creía haberme dormido en la sala. Miré el reloj, sólo había pasado una hora desde que mi padre se fue. ¿Qué demonios? Me levanté un poco desorientada, a causa del sueño. Las luces de la sala aún seguían encendidas. Bajé silenciosa, esperando sorprender a quien estuviera allí. Tomé uno de los bates de mi padre que colgabas en la pared. Salté rápido hacía donde estaba la sombra de alguien en el corredor, le propiné un golpe en las costillas y se postró en el suelo sin aire. Encendí la luz, para encontrar a un muy dolorido Chris. Mierda. Corrí hasta él y me agaché a su lado, mientras me disculpaba. 

-¡Joder! Nhoa...-gimió. Hice una mueca y intenté ayudarlo a levantarse-Casi me rompes una costilla-respiro pesadamente. Oh, vamos. Fue sólo un golpecito. 

-Lo siento. Pero, ¿cómo demonios entraste? Se suponía que no vendrías-dije aún confusa. Me senté sobre mis rodillas, mientras esperaba que recuperara el aire. 

-Dejaste la puerta de atrás abierta, como siempre-se encongió de hombros y luego hizo una mueca, haciendo que el sentimiento de culpa volviera a mí. 

Lo ayude a levantarse y fuimos hasta la sala, me senté en el sofá y Chris se dejó caer junto a mí, poniendo su cabeza en mi regazo. Él había llegado, me llevo a mi habitación y yo lo había golpeado con un bate. Muy lógico todo. 

-Lamento haber llegado tarde-Acaricié su cabello, mientras asentía. Intentando restarle importancia. Tomó un mechón de los que colgaban de mi ahora un poco desastrosa trenza y jugueteó un poco con él-Por cierto, te ves hermosa-me guiño el ojo y dejo ver una de sus más encantadoras sonrisa. Ahora si, podría morir. Sentí mis mejillas arder y observé otro lugar mientras mordía mi labio.

-¡Levántate!-lo empujé suavemente y me reí un poco de su expresión-Me prometiste una película y una pizza, no me estafes-negó con la cabeza y se levantó en busca del teléfono. 

---------------------

Corto y tarde, lo sé. Pero no he tenido demasiado tiempo esta semana. Gracias a todaas las que comentan, me hacen reír con sus ocurrencias. No me moleste tener su opinión, continúen ofrenciéndola. Besos.

PD: Voten, nada les cuesta :( 

Rumor has itWo Geschichten leben. Entdecke jetzt