Capítulo XI

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Dejé caer las pesadas cortinas de la sala, que ahora estaba más oscura, iluminada solamente por la televisión encendida. Chris estaba recostado sobre el sofá, con sus largas piernas estiradas. Se veía tan relajado, en confianza, con esa perfecta sonrisa ladeada. Se giró para verme y me sacó la lengua, juguetonamente. Me reí bajito y me senté a su lado, un poco alejada. Aún seguía afectada por lo que había ocurrido en la tarde. Pude sentir su mirada sobre mí, me removí en mi asiento, incómoda. Su mano se posó en mi brazo y tiró de mí, estaba descuidada, por lo que me caí hacía él, de una forma patética. Mierda. Contrólate Ainhoa. Rió un poco, pero me ayudó a acomodarme.

-Estas rara-dijo torciendo la boca. Él me daba ideas que no eran y yo era la rara. Esto no iba a acabar bien.

-No digas estupideces-intente ignorarlo, pero tomó una de la puntas de mi cabello y comenzó a jugar con el. Cerré mis ojos, intentando hacer caso omiso de esto. Era más una situación incómodo que molesta. Escuché el timbre, que me hizo sobresaltar. ¿Nerviosa, yo, quién dijo? Negué con la cabeza y fuí hasta la entrada. 

Mierda. No podía ser cierto. Tras la puerta estaba Daniel Rizotti. Podría fingir que no había nadie si no hacía ruido. 

-¡Nhoa, date prisa!-gritó Chris. Mierda. Abrí la puerta, insegura aún de lo que estaba haciendo.

Decir que se veía bien, era ser mezquino. Se veía absolutamente bien, y sexy. Esa si era la palabra adecuada. 

-Hola, preciosa-Esa sonrisa, que me hacía suspirar. Respiré profundo, en busca de cordura. Y ahuyentando mis hormonas.

-¿Qué haces aquí?-susurré, no quería que Chris y él se encontraran, sólo sería un problema más. 

-No estoy muy seguro, pero cuando se llega a una casa de visita, normalmente, te invitan a pasar-la sonrisa no abandonó su rostro. 

-No estoy muy seguro, pero creo que te dije que no te acercaras a Ainhoa-La voz molesta de Chris detrás de mí, nos hizó girar la cabeza a ambos. Mi amigo se paró a mi lado, con su brazo alrededor de mi cintura, acercándome a él. No sabía si mi corazón palpitaba rápido por lo que hizo ó porque estuviera a punto de formarse una disputa entre un par de adolescentes. 

-¿Y qué te hace pensar a ti que haré lo que tu digas?-desafió Daniel. Mierda. Iba a colapsar, en medio de esto. Estaba segura. Chris simplemente se encongió de hombros y en un movimiento rápido me alejó y le lanzó un golpe a Daniel en la cara. Mierda. No ahora. Daniel se levantó y se abalanzó sobre Christian. Cerré los ojos y me armé de valor. EStaban forcejeando y me acerqué, para así poder separarlos. Le eché un jalón a Daniel, que pesaba más de lo que hubiera imaginado. 

-¡BASTA!-grité. Ambos se detuvieran en el acto y me observaron. Imbéciles-Estoy harta de ustedes dos. Tú-señalé a Daniel-, lárgate de mi casa, ahora mismo-frunció el ceño y comenzó a caminar hacía la calle. Christian se acercó a mí y acercó una mano a mi rostro-No me toques-su mirada herida me mató. ¿Por qué tenía que tener ese efecto en mí? Observó una gota de sangre que caía de su ceja. Oh, mierda-Entra-murmuré y me siguió dentro de la casa. Fuí al baño y busque algo de algodón y agua oxigenada. Christian, me esperaba en la cocina, con la mirada fija en la ventana, viendo la oscura noche, supongo. 

Acerqué una silla y le indiqué que se sentara, obedeció en silencio-Eres un idiota-le dije, mientras tomaba una mota de algodón y la humedecía en el líquido. Hizó una mueca y se alejó rápido cuando la pase por la pequeña herida. "Joder" murmuró

-No seas niña. Nadie te pidió que empezaras una pelea

Seguí mi trabajo. Esta vez se quedó callado, mirándome mientras terminaba. Puse una bandita, y me quedé embobada, viendo las largas pestañas que adornaban sus ojos. 

-¿Estas molesta?-¿Era un puchero lo que veía en su rostro? ¿En serio? Resoplé. Molesta era poco.

-No, que vá. Estoy rebosando de alegría-espeté. Tomó mis manos entre las suyas y siguió con su carita de niño regañado. Estaba matándome-Deja de hacer eso-murmuré irritada. Siempre tenía que hacer las cosas más difíciles. Sonrió y se acercó a mí, rodeando mi cuerpo con sus brazos. Dejé que mi frente quedará sontra su cuello y así poder olfatear bien su camisa, impregnada de su delicioso perfume. 

-No te enojes conmigo-me susurró. No podía seguir negando que aquí ocurría algo, no estaba loca después de todo-No quiero que ese idiota lastime a mi mejor amiga-Las dos últimas palabras me cayeron pesadas. Creo que si me daban una patada en el estómago dolía menos. Me alejé de él, de forma automática. Iba a terminar muy lastimada si seguía creyendo en estupidaz sospechas. Sacudí mi cabeza, alejando esos pensamientos. Él y yo sólo eramos amigos. Nada más que eso. Chris me frunció el ceño, y suspiró-¿sientes algo por él?-estaba muy serio. 

-¿Y qué pasa si es así, Christian?-no quisé ser tan dura, ó tal vez si. Sólo eramos amigos, qué daño podría hacerle. 

-Nada, si quieres ir de frente a la boca del lobo. Bien, hazlo. No me importa-Esta bien, no le haría daño a él, pero su respuesta si me lastimaba a mí. 

-¿Cuándo te ha importado algo que no seas tú? Maldito egocéntrico-me fulminó con la mirada.  

-Tu me importas, niña estúpida. No creo que no te des cuenta de eso-Me gritó. Su mirada solo reflejaba su orgullo herido. 

-Tú, no miras más allá de tu ombligo-me acerqué a él, retándolo. Sólo quería que dijera lo que en verdad pensaba. Mordía su labio y eso sólo era señal de que se contenía a hacer algo. 

-Sé lo que intentas-dijo tranquilo, pero se acerco más a mí. Me encongí de hombros-No quieres saber lo que estoy pensando, creéme-siguió acercándose a mí. No podía decir que quedamos frente a frente, por la diferencia de altura. 

-No tienes ni idea-murmuré. Él bajó un poco su rostro, de manera que nuestras narices rozaban.

-Bien...-se relajó y luego se alejó, dandóme así la espalda. Maldito cobarde. Le dí la espalda también, demasiada humillación por un día. Antes de que comenzará a caminar unas fuertes manos se fijaron en mi cintura y me obligaron a girarme. Chris se acercó rápido a mí y atrapó mis labios, entre los suyos. ¿Esto era en serio?. Mi primer beso. No pudé evitar corresponderle el beso. Sus suaves labios se deslizaron a través de los míos y paseó su lengua por la comisura de mis labios. Tuve que apartarme para poder respirar, con la cabeza gacha, demasiado avergonzada para verle la cara. Chris posó su dedo índice bajo mi mentón, haciéndome verle los ojos-No tienes idea el tiempo que llevo queriendo hacer eso-me dió otro corto y casto beso. Luego con sus brazos rodeó mis cintura y me acercó a él, posando su frente sobre mi coronilla. Mierda. Mi corazón estaba a punto de saltar de mi pecho y podría jurar que mis rodillas iban a ceder en cualquier momento. Dejé mis brazos sobre su pecho, mientras lo observaba. Lo fácil que era para él todo esto. ¿Hace 5 minutos me dijo que era su amiga y ahora me besaba? Necesitaba aclarar eso, pero no quería arruinar esto. Así fuera por unos minutos más, quería seguir así con él. Atrapé mi labio entre mis dientes, suprimiendo las ganas de besarlo. No me atrevía-Estás matándome-murmuró, al mismo tiempo que una de sus manos abandonaba mi cintura y se posaba en mi mejilla, acercándome a su rostro y volviendo a unir su boca, con la mía. Escuché la puerta cerrarse y me separé de golpe. Logrando así golpearme la cabeza con la puerta de la alacena que estaba abierta. Estúpida. Me dije a mi misma. Chris sonrió y me guiñó el ojo. Justo entró mi papá, con una gran sonrisa y Shellby detrás de él. Le lancé una mirada furtiva a Chris, antes de que se despidiera y me lanzará un beso al aire cuando mi padre no estaba mirando. Me reí y me fuí luego a mi habitación, mentalizada a que no iba a poder dormir. 

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Holaaaa, gracias por sus comentarios. No dejen de darme su opinión, me gusta cuando se toman el tiempo para hacerlo. Voteeen y si pueden recomiéndenme.

Besos. 

PD: Capítulo dedicado, espero te guste nena.

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