Capítulo XXVI

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Corrí hasta su encuentro, estaba recostado contra el faro de la calle frente a mi casa. En cuanto estuve frente a él me dio un suave y casto beso en los labios, me encogí un poco, era algo que no espera. Pareció notarlo, lo que ocasiono que apareciera un arrogante sonrisa sobre sus muy besables labios. Rodé los ojos, sabiendo que debía evitar ese tipo de pensamientos para no tentarme. Su cabello oscuro aún estaba húmedo, supongo que se habia duchado antes de venir aquí. Tarde un poco más del tiempo necesario estudiando su arrogante sonrisa.

-¿Pasa algo?-rompió el silencio. 

-No es nada-sonreí a medias, debía dejar mi mal humor en casa. No necesitaba más de esa mierda.

La mirada de él era cautelosa, como si no confiara en el trasfondo de mis palabras, yo tampoco lo haría, por lo que le daba puntos por eso. No menciono nada más hasta que estuvimos a mitad de camino, no sabía exactamente a donde quería llevarme y no es como si puede adivinar, este chico llegaba a ser demasiado impredecible. Deslicé mis dedos entre los suyos, intentando tranquilizarme a mi misma, estaba extrañamente nerviosa. Más de lo normal. Daniel me dio un suave apretón y continúo con su despreocupado caminar. Observé como del bolsillo de su chaqueta se asomaba un paquete de cigarrillos, medio sonreí, siempre había odiado ese olor que dejaba la nicotina, pero había dejado de molestarme cuando él había hecho costumbre el deslizar sus labios sobre los míos. Daniel sintió mi mirada y me observó extrañado antes de sonreír y exclamar un: "¿Qué?". Sonreí de vuelta y negué con la cabeza. Seguimos caminando en silencio, hasta llegar a un parque de niños, que parecía bastante solitario. Me extraño que hubiera escogido este de todos los lugares, pero no mostré ningún tipo de queja cuando me invito a sentarme junto a él en la banca de madera. 

-Estás evitándome-soltó de repente. Su mirada estaba perdida observando los columpios vacíos que se balanceaban por culpa del viento.

Me tense a su lado. Tonta de mí, por su puesto que se había dado cuenta. Decidí quedarme en silencio, no tenía ningún tipo de excusa lo suficientemente creíble que valiera la pena. Suspiré. 

-Lo siento-sólo pude articular esas dos palabras y no parecían las adecuadas.

-Esta bien. Supongo que lo merezco...-su rostro era inexpresivo, sabía que por la forma en que mordía su labio inferior, de manera inconsciente, algo lo molestaba-Puedo llegar a ser un idiota, pero tu me importas, Nhoa-Me observó y casi me derretí ante esa oscura mirada suya. Acaricié su mejilla con la yema de mis dedos, instándolo a que se acercara. Una pequeña sonrisa se deslizo entre sus labios, antes de entreabrir su boca sobre la mía, pero esta vez fue diferente. Fue tierno y se tomó su tiempo, al contrario de sus apresurados y paralizantes besos. Fue extraño, pero se sintió muy bien-Vas a matarme-murmuró contra mis labios. No supe a que se refería por lo que decidí ignorarlo, y enterrar mi rostro en el espacio entre que queda entre su cuello y su clavícula-¿Quieres ver una película en mi casa?-me tensé y me aleje de su cómodo torso para mirarlo. Supongo que notó mi indecisión por lo que agregó-Sólo eso, lo prometo-alzo su mano derecha mientras sonreía inocentemente, como si eso hiciera más creíble sus palabras. No pude evitar reír, mientras negaba con la cabeza, pero me deje llevar de su mano. 

Observé la televisión frente a nosotros, intentando desviar la atención del poco espacio que quedaba entre nosotros, pero que aún así parecía un abismo. Estaba recostado casi contra el extremo del sofá, Daniel resoplaba una que otra vez y se removía incómodo. 

-Esto es ridículo-espetó harto. Lo observé como si no supiera de que hablaba, en un intento de inocencia-. No te hagas la tonta-Me acusó mientras fruncía el ceño, creo que nunca lo había visto actuar así conmigo, por lo que me tomó por sorpresa-Primero me evitas, luego aceptas salir conmigo, pero sin siquiera prestarme atención-Intenté evitarlo, pero en cuanto pude rompí en una carcajada, parecía una chica reclamándole a su novio por atención. Era inevitable asociar la situación, lo que me hizo reír aún más, y Daniel enfundarse más en su mal humor.

-Pensé que la malhumorada era yo-dije entre risas. Daniel rodó los ojos, pero su semblante se suavizó un poco. Me levanté sobre mis piernas y tire de sus brazos, para que se acercara más a mí. Suavizó su rostro, y obedeció. De manera que quede recostada sobre su pecho y nuestras piernas eran un enredo, sus brazos abrazaban mi torso, pero estaba segura de que era más para evitar que me levantara por si cambiaba de opinión.-¿Estás mejor así, niño grande?-me burlé. Se rió fuertemente, y podría jurar que nunca le había escuchado reír de esa forma. 

-Oh, cállate-murmuró divertido contra mi cabello. Me acurruqué más contra su pecho, casi ignorando por completo la película.-Parece que no sólo yo necesitaba esto-se burló. Le di un leve golpe en el pecho, ocasionando que riera más. ¡Será idiota!. Miró la hora en su reloj y luego bostezó-Esta película es una real mierda-Ya me parecía a mi que Daniel estaba extraño. Rodé los ojos, pero no pude evitar sonreír.-¿A quién en su sano juicio se le ocurre que un demonio violando a una chica da miedo?-se quejó un poco más, pero no la quitó. Sólo acarició mi espalda lentamente, ocasionando así que mis párpados se sintieran un poco más pesados. Bostecé, intentando espabilarme un poco-¿Cansada, peque?-Asentí desganada, intentando mantenerme despierta-Duerme un poco, te levantaré si se hace tarde-me insto. No tuvo que insistir demasiado, me había vuelto una perezosa desde el primer momento en que ese chico me dejaba recostarme sobre él, sintiéndome demasiado a gusto entre sus brazos. -¿Qué me estás haciendo, niña?-Lo escuché murmurar, o tál vez sólo fue producto de mi imaginación. 

-Peque...-me susurró antes de sacudir suavemente mi hombro. Me quejé y enterré más mi rostro en su cuello-Despierta-me dió unas palmaditas en la espalda, pero me sentía demasiado a gusto para moverme-Hey...-sujetó mi cintura con sus grandes manos, instándome así a levantarme, me senté sobre su regazo pero seguí escondiendo mi rostro en su cuello.-Eres imposible-se quejó, pero me dejo por unos minutos más sobre sus piernas sin intentar nada-Nhoa, necesito hacer unas cosas y quiero llevarte a casa antes de eso...-susurró mientras jugueteaba con mi cabello, quería mencionarle que si seguía haciendo eso no lograría que me levantara jamás pero decidí alejarme un poco de él, para así mentalizarme bien que ya estaba despierta. Me cruce de brazos, molesta de haber sido interrumpida de mi gran sueño, en realidad estaba muy a gusto. Daniel se rió de mí y se acercó para plantarme un beso en la coronilla. Me queje y lo alejé-Anda, no seas tonta y dame un beso-se burló. Negué con la cabeza antes de bostezar. Observé mis zapatos, estaban un poco alejados del sofá y el solo pensar en el frío del suelo me dio escalofríos. Daniel siguió mi mirada y negó con la cabeza mientras se reía-Serás más perezosa-me apartó de su regazo y me acercó los zapatos. 

-Gracias-dije aún entre un bostezo y me calzaba-¿Qué hora es?-pregunté despreocupada. 

-Casi las 6-respondió mientras intentaba alisar su muy arrugada camisa.-Voy a cambiarme la camisa, vuelvo en seguida-no me dió tiempo de decirle algo porque salió disparado hacía las escaleras. Regresó en menos de cinco minutos, traía una camisa negra desabotonada, por lo que pude apreciar sus perfectos abdominales, quedándome embobada por un cuerpo que había podido trazar con mis dedos pero jamás apreciar detenidamente.-¿Te gusta lo que ves?-se burló. Me sonroje y luego le lance una de las almohadas. Era increíble lo mucho que se burlaba de mí a costa de esa frase.

En cuanto estuvimos frente a mi casa comencé a caminar más lento, retrasando el hecho de que se marcharía a quién sabe donde. Sonreí a tientas mientras el balanceaba nuestras manos hacía delante y atrás, como un niño. Besó la palma de mi mano y luego la dejó caer entre nosotros. Me volví y comencé a caminar hacía mi casa, pero él reclamó mi atención nuevamente tirando de ella suavemente-Ainhoa, ¿qué es esto, qué somos?-sonrió tímido y podría jurar que estaba nervioso, pero sabía ocultarlo bastante bien. 

-Ya hablaremos de eso luego-murmuré antes de acercarme a sus labios y besarlo. Hacía algunos días que quería escuchar algo como eso, y aún no podía creer que lo hubiera sugerido sin siquiera tener una indirecta de mi parte. 

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Un poco más corto pero antes de lo que esperaba publicar. 

Espero les guste. No dejen de comentar y votar. Besos. 

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