Capítulo XXVIII

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El día no parecía querer ser distinto a otro. Demasiado común. Demasiado molesto. De esos que te hacen pensar, en cosas que no debes, en cosas que no quieres. El techo de mi habitación se había convertido en el centro de mi atención, y la almohada mi mejor amiga. 2 días que no había salido, sólo esta mañana para ir a la escuela, que no había sido una buena idea. No sirvió demasiado para distraerme. Muy al contrario, el corazón se me encogió cuando escuché esa motocicleta, que tan bien conocía, pasó por mi lado a toda velocidad. A pesar del intento constante de Vince y Chris de hacerme reír no lograba mantener esa sonrisa por más de 7 segundos. Val me lanzó un par de miradas furtivas en el almuerzo, pero decidí ignorarla. No estaba lista para hablar con nadie de mi reciente humillación. El camino a casa no fue mucho mejor, evitar a Chris no era un trabajo fácil y el venir sola me daba tiempo para pensar, en todo lo que no quería. La noche en cambio, se empeñaba en no dejarme en paz, haciendo casi imposible el dormir, como si los recuerdos a gritos asaltaran hasta en el rincón más inhóspito de mi cabeza. Había decidido apagar mi móvil, a causa de las incesantes llamadas de aquel idiota que me había dejado tan perdida. Mi padre estaba extrañado en mi silenciosa actitud y el querer estar con ellos por las noches, cuando usualmente me escapaba para no hacerlo, pero no comento mucho más cuando le dije que quería pasar más tiempo de calidad en familia. No protestó, sólo fingió creer en mi poca confiable excusa. 

Escuché el rugir de una moto y salí disparada a la ventana, para quedarme embobada mirando esa masa de músculos bajar de aquella bestia. Caminó con esa confianza suya hacía mi casa. ¿En serio se atrevería a venir hasta aquí después todo lo ocurrido? Quería agarrar esa perfecta cara suya y golpearla hasta que mis nudillos dolieran o mejor, su rostro magullado. Aunque dudaba llegar a ello. Escuché el timbre de la casa y casi corrí para llegar a la puerta antes que Shellby y evitar que abriera. Le hice una seña para que hiciera silencio.

-No estoy para nadie-susurré, antes de apartarme para que así pudiera abrir. Asintió.

Lo vi a través del espacio que quedaba entre la puerta y el umbral, le sonrió a mi madrastra y luego se presentó, con ese carisma suyo. Lo odiaba por eso. 

-¿Puedo ver a Ainhoa?-Esa mirada de cachorrito triste era su fuerte, él lo sabía. Shellby dudó y me observó como esperando que aceptara. Negué con la cabeza, y ella asintió decepcionada.

-Lo siento, ella no se encuentra-se excusó triste. 

-¿Puede decirle que vine a verla?-Pasó la mano a través de su cabello. Quería golpear esa perfecta curva de su boca. Mi madrastra asintió nuevamente, casi negándose a dejarlo ir-Ah, y dígale que lo siento mucho-Murmuró antes de darse media vuelta para marcharse. Podría darle un Óscar a este chico. Casi me he creído el cuento de que me quiere y ahora que está arrepentido. Dedicarse a la actuación podría ser una buena escapatoria para él. 

Mi madrastra cerró la puerta y se quedó de pie, frente a mí, observándome dudosa. Ella quería respuesta, que por supuesto sabría que yo no le daría. Murmuré un rápido "gracias" y me fui a mi habitación, mi fortaleza privada. 

Sostuve el celular cerca de mí, dudando en si debía encenderlo. Las palabras las tenía atoradas en mi garganta, como un nudo que me estrangulaba cada vez más. Tenía esa extraña sensación de querer hablar con alguien, pero no saber con quién. Nadie parecía ser realmente de fiar. No quería escuchar un "Te lo dije", quería ser escuchada, sin ser juzgada. Alguien que estuviera para mi, quería tener a Chris de vuelta en mi vida, quería mi antigua vida. Quería muchas cosas. ¿Has escuchado alguna vez del término "Como anillo al dedo"? Pues eso fue lo que ocupó mi mente cuando Chris abrió la puerta de mi habitación, con esa sonrisa encantadora tan de él. Escondí el aparato bajo las almohadas y me enderecé lo más rápido que pude. Se sentó frente a mí, más confiado de lo que podría querer, pero aún así estaba aquí y no sabía cuánto se lo agradecía. 

Rumor has itWhere stories live. Discover now