I-m-possibleღ -1º-2º-3° Temporada {נusтιи вιeвeя & tu} [Adaptada]

Capitulo 2: "¿Crees que está enfadada?"

“La vida es un viaje, y nunca se sabe lo que va a pasar. Lo único que puedes controlar son tus decisiones. Y ellas te definirán.” La voz de Richard Castle sonó a través de la televisión. Amaba esa serie.

“Pues que me devuelvan el maldito dinero del jodido viaje, porque me han timado y en una parada se ha bajado la persona de la que estaba enamorada.” Murmuré en voz baja mientras me sentaba en el sofá de la casa.

No había nadie allí, pero había logrado entrar gracias a la llave que mi primo Albert siempre guardaba en el buzón.

En esos momentos amaba el hecho de tener una mano larga.

Reí por mi pensamiento.

Suspiré mientras me fijaba en la conversación de Castle con su hija y poco después sentí como la puerta de la casa se abría. Me estremecí y bajé los pies del sofá para encaminarme hacia la entrada.

Albert se estaba dando la vuelta para cerrarla y Kate me miró sorprendida. “_____!” Corrió “como pudo” para abrazarme y envolverme entre sus brazos. “¿Como estás?” Dijo contenta.

Yo sonreí mientras le abrazaba con cuidado para no tocarle demasiado la barriga. No estaba muy rellena, pero se notaba bastante.

Me encogí de hombros y esbocé una mueca con mis labios. “Bueno... podría estar mejor.” Lamí mis labios. Albert se acercó a mi poco después e hizo lo mismo que su mujer.

Kate nos miró y asintió comprendiendo a lo que me refería. “No te esperaba aquí tan pronto.”

Me encogí de hombros de nuevo apartándome mientras le miraba. “Acabo de volver de Miami y decidí venir directamente a Canadá. Tenía las maletas echas ya.” Un nudo se formó en mi garganta al mencionar lo último.

Había hecho las maletas para venir a exactamente el mismo lugar en el que estaba... pero con compañía diferente. Con Justin.

“Oh.” Asintió algo incómodo y luego pasó su mano por su cabeza. “Te llamé al móvil hace unas horas pero no me lo cogías. Quería saber como estabas.”

Suspiré con resignación y pasamos hacia el living grande de la casa. Kate dejó sus cosas y Albert su abrigo mientras me miraban atentamente ante lo que tenía que decir. “No contesté ni una sola llamada o mensaje, lo siento.” Me excusé apenada.

Kate sonrió quitándole importancia con su mano. “No pasa nada, es normal.” Sonrió acariciando mi hombro para reconfortarme.

“Entonces... ¿No estás ya con Justin?” Albert me estremeció con su pregunta, al escuchar el nombre de la persona a la que seguía todavía queriendo sentí como una tonelada de ladrillos chocaba contra mi pecho.