cap. 42 ¿Estaré cavando mi propia tumba?

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DRACO P.V.O

Mi  plan funcionó. Montague y compañía me consideran uno más de su grupo. Esta noche asistiré por primera vez a una de sus reuniones. Sé que es peligroso, pero debo hacerlo. Aunque tengo que reconocer que me pica la curiosidad. ¿A quién demonios sirven ahora que Voldemort está muerto? Mientras terminaba mi desayuno, miré disimuladamente a la mesa de Gryffindor. Ginny tenía sus ojos clavados en mí. Hice un pequeño gesto con la cabeza y ella asintió. Tenemos que hablar de lo de esta noche. Cogí mis libros y salí del comedor. Montague estaba absorto hablando con sus acólitos y ni se dió cuenta. Ahora que lo pienso, ¿era yo así hace unos años? Visto desde fuera, es totalmente patético. Busqué un aula vacía y esperé a Ginny. Ésta apareció unos segundos después. Entramos en el aula y yo lancé los hechizos pertinentes. 

-¿Qué has averiguado? -estaba impaciente. Me senté en una mesa y no contesté a su pregunta. Me gusta ponerla nerviosa. Es bastante divertido.- Como no empieces a hablar ya, te corto eso a lo que todos los chicos le teneis tantísimo apego.

-Esta bien, burra -por todos los hechizos, aunque sea una chica a veces es peor que los tíos- Esta noche hay una reunión en la Sección Prohibida de la biblioteca. Y me han pedido que asista. Creo que hoy es el día en el que nos vamos a enterar por fín de lo que traman.

-Eso suena muy peligroso, huroncito -Ginny se mordió el labio. ¿Por qué todas las chicas, cuando están preocupadas por algo hacen eso?- No deberías ir. Podría ser una trampa.

-O podría no serlo, pelirroja. Tengo que correr el riesgo. Necesitamos saber ya lo que traman. Llevamos tres meses de curso y seguimos como al principio. Todo sospechas, suposiciones... pero nada feaciente. Si esa persona a la que sirven es peligrosa, debemos saberlo. El resto de la comunidad mágica debe saberlo. ¿O prefieres que se repita la historia?

-¡No! No quiero que los niños que han empezado este año vivan lo que nosotros vivimos, Draco. Fue horrible. Nunca podías estar seguro de volver a ver a tus amigos, o a tu familia... -se quedó callada. Seguro que pensaba en Fred.- Tendrían que poder vivir felices, sólo preocupándose de los deberes y los exámenes.

-Por eso lo hago.. lo hacemos. Si hubiese alguna manera de que escucharas la reunión sin ser descubierta....

-La hay -sonrió con malicia- Orejas extensibles. Las inventaron mis hermanos. Podemos colocar una en la ventana de la Sección Prohibida y dejar el otro extremo colgado por fuera. Aunque lanzaran un hechizo que insonorizara la sala, al estar ya dentro funcionarían. Y para que no la vean, le lanzamos un hechizo de camuflaje.

-¿Y cómo escucharas tu la conversación? Porque por lo que yo sé, no tienes alas ni sabes levitar.

-Pero sé volar con escoba, tontin -me lanzó una mirada de "pero que preguntas más obvias haceis los chicos".

-¡Oh! Lo pillo. Pregunta tonta -sonreí. Últimamente ella era mi única amiga. No hablabamos mucho porque se suponía que yo les detestaba a todos, pero estas reuniones clandestinas resultaban bastante entretenidas. Además, a ella parecía entusiasmarle- Una cosa, pelirroja. ¿Por qué diantres haces esto por mí?

-Porque no me tratas como a una cría. O como si me fuese a romper por hacer algo peligroso. -Sus ojos brillaron por la emoción- Tú has sido el único que me ha permitido hacer cosas de este estilo. Harry me proteje como un halcón. Y mis hermanos.... bueno, son mis hermanos. Para ellos seré su niñita hasta el día que me muera. Cuando estoy contigo... puedo ser yo misma, no me tengo que refrenar ni controlar.

-Bueno... podríamos mejorar lo del lenguaje...

-Vamos, huroncito. No me digas que te escandaliza que una chica diga tacos.

-No. Desde que conspiro contigo no. Pero tendrás que reconocer que resulta chocante. -Me sacó la lengua- Infantil.

-Mojigato.

-Si, si. Mojigato. Cómo se nota que no me conoces bien.

-Quizá algún día, huroncito. Quizá algún día.

Deshizo los hechizos y se fué, dejándome con la boca abierta. Si no supiese que está con Potter pensaría que me estaba lanzando los tejos. A esta chica no hay quien la entienda.

GINNY P.V.O

Cuando salí del aula lo hice con una sonrisa de oreja a oreja. ¡Pero cómo me gusta picar a Malfoy! Es tan sencillo hacerlo.... A veces resulta demasiado cándido para la edad que tiene. Decidí regresar a mi torre a por las orejas extensibles. Colocaré dos pares, por si falla alguno. Quiero estar segura de que puedo enterarme de todo lo que se dice en la Sección Prohibida. Y de que él está a salvo. ¿Por qué demonios he pensado eso?

-Ginny, las clases están en la otra dirección -Hermione me miró enfadada. ¿Me habrá visto con Malfoy?

-Me he olvidado algo importante en mi cuarto. Voy corriendo y vuelvo en un segundo. No te enfades conmigo, Herm.

-Pues no me des motivos.

¡Cielos! La primera semana después de que Malfoy la dejara se la pasó llorando. Después de esos días, cuando él comenzó a llamarla de nuevo Sangresucia, pasó del dolor al odio más profundo. Creo que le detesta con toda su alma. Es una lástima que no pueda saber las verdaderas razones que él tuvo para hacer lo que hizo. Si me lo hubiera hecho a mí, habría intentado por todos los medios averiguarlo y, si no lo hubiese conseguido, habría esperado a ver que pasaba sin declararle odio eterno. Entré en la sala común y subí corriendo las escaleras. Rebusqué en mi baúl hasta dar con las orejas extensibles. Las guardé en uno de los bolsillos de mi túnica y bajé de nuevo. Cuando llegué junto a Herm no habían pasado ni tres minutos. Estaba agotada.

-¿Ves cómo no he tardado nada? 

-Vamos o no llegaremos a tiempo.

Caminamos en silencio. Cosa que agradecí profundamente porque su conversación se había vuelto pesada, sólo hablaba de sus clases, sus deberes y sus exámenes. ¡Como si el resto no tuviesemos deberes ni exámenes! Según doblamos la última esquina antes de llegar al aula de Pociones (me habían adelantado un curso en esa asignatura) chocamos con Malfoy ¡Qué don de la inoportunidad tiene este chico!. Herm se le quedó mirando fríamente. 

-Ten más cuidado Weasley. Podrías hacerte daño o hacer daño a alguien -miró a Herm unos segundos- ¿Es mucho pedir que una prefecta tenga cuidado al andar por los pasillos? ¡Ah, no! A los sangresucia no les da el cerebro para coordinar algo tan sencillo como andar y observar su entorno a la vez!

-¡Maldito bastardo! -Herm levantó el brazo para darle una bofetada, pero él la agarró por la muñeca. 

-Ni se te ocurra, Granger. Ya no estamos en tercero. Si me pones un sólo dedo encima, te lo corto y se lo doy a los escreguttos de Hagrid de almuerzo. ¿Te ha quedado claro?

Herm se zafó de su mano y caminó hacia el aula. Yo me le quedé mirando unos segundos. Malfoy la observaba en silencio. Sus ojos plateados reflejaban todo lo que le dolía  el hacerle eso a la chica que quería. Le palmeé el brazo con disimulo, dandole mi apoyo. 

-¿Crees que algún día me perdonara?

-No lo sé, huroncito.

-Estoy cavando mi propia tumba, Ginny. Lo voy a perder todo.

-No todo, Draco.

Miré a mi alrededor. Estábamos completamente solos en el pasillo. Cogí aire para darme animos y me puse de puntillas. Le besé en los labios y salí corriendo hacia el aula, dejándolo allí plantado, con cara de sorprendido. ¿Qué diantres acabo de hacer?

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¡COMO ME GUSTA LIAR LAS COSAS! JAJAJAJAJA. GIRO IMPREVISTO EN LA HISTORIA. ESPERO QUE LO DISFRUTEIS... EN BREVE CONTINUARÉ. JEJEJE. SOY MALA.... 

¿Quién conoce realmente a Draco Malfoy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora