cap. 34 Se abre la veda.

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HERMIONE P.V.O

Aún no entiendo lo que ha pasado. ¿Por qué se ha ido? ¿Por qué me ha dicho todas esas cosas horribles? ¿Por qué tengo la sensación de que lo he perdido? Ahora que la guerra había acabado, ahora que podíamos estar juntos sin ningún miedo ni preocupación.... ¿Por qué? ¿Por qué?

-Tranquilizate, Hermione -Zabini apoyó su mano en mi hombro. Estábamos en la Madriguera, esperando a que el funeral colectivo en Howarts estuviese preparado.- Volverá.

-¿Por qué dijo todo eso? -miré al chico que tenía a mi lado. Zabini sonrió con tristeza.

-Entiéndelo. Ha matado a su padre. A su propio padre -Se sentó a mi lado- Aunque Lucius fuese un monstruo, era su padre. No debe ser facil. Además, también ha perdido a su madre. Y ella era lo más importante en su vida, junto a tí.

-Podía haberse quedado. Nadie le juzga. Lucius merecía morir por todos los crímenes que había cometido.

-Pero tendría que haber sido juzgado. Un juicio, una sentencia y el Beso. -Cerró los ojos, atormentado- Lo que más miedo me da es que se descontrole. Ahora está cegado por el dolor, la rabia y la culpa. 

-Quiero ir a buscarlo.

-Te matará. Lo dijo muy en serio, Hermione. Si ahora apareces delante suyo, lo hará. Draco no es de esas personas que hacen juramentos a la ligera.

-Pero quiero... necesito encontrarle.

-Entonces iré contigo. Si no vas sola, no correrás tanto peligro.

-Nosotros también vamos -Harry y Ginny entraron en la cocina. Seguro que habían estado escuchando nuestra conversación- Él ha perdido mucho por mi culpa. Además, hecharía mucho de menos su mala uva.

-Y si Harry va, yo también -Ginny se abrazó a él.- Draco me cuidó durante la lucha. Podría haberme dejado sola, a mi suerte, pero no lo hizo. Es buena persona.

-Eso ya lo dije yo -Luna también entró en la cocina y se sentó junto a Zabini- Blaise, mi padre ha dicho que quiere conocerte pronto.

-¿Queda alguién más ahí fuera que haya estado escuchando y que quiera dar su opinión? -me sentía frustrada. ¿Acaso vivía con una panda de cotillas?

-Ya que nos lo pides así.... -Ron entró de la mano de Annete. ¡Por los dioses! Estoy rodeada de parejitas.- No es que muera de amor por Malfoy, pero ha demostrado que está hecho de buena pasta. Nosotros también nos apuntamos.

-¡Vaya excursión! -Zabini puso los ojos en blanco- ¿Y que pasa con el colegio? Todos tenemos que repetir septimo y luego nos queda octavo.

-¿Octavo? -lo dijimos todos a la vez. Zabini levantó las manos al aire, superado.

-Han decidido añadir un año más para prepararnos mejor. Aunque yo creo que es para tenernos a todos a buen recaudo mientras acaban con las detenciones. Porque si alguien lo ha olvidado, muchos mortífagos escaparon cuando Voldemort murió.

-¿Vamos a acabar el colegio con casi veinte años? -no lo pude evitar. Me sentía una fracasada.

-A lo que íbamos. -Harry nos miró a todos fijamente- Tenemos un plazo de seis meses para encontrar a Draco. Luego tenemos que regresar a Hogwarts. ¿Alguien quiere retirarse?

Nadie dijo nada. Está decidido. Después del funeral, empezaremos a buscar a Draco.

EN ALGÚN LUGAR DE SUDAMERICA.

El pequeño pueblo estaba casi oculto entre colinas y campos de cultivo. Allí vivían muggles y magos mezclados. Todos conocían la existencia de todos y la paz reinaba en aquel recóndito lugar. Los niños jugaban en la polvorienta calle. Reían mientras pateaban un balón hecho con trapos y cuerdas. Detuvieron su juego cuando apareció el extranjero. Era un hombre joven. Llevaba la cabeza cubierta con un sombrero y gafas de sol oscuras. La camisa y los pantalones eran de lino claro, y calzaba resistentes botas. Se acercó a los niños y les habló con un fuerte acento inglés:

-¿El jefe del pueblo? -los niños señalaron un edificio de dos plantas, pintado de blanco y amarillo- Gracias.

El extranjero caminó hacia el edificio y entró sin llamar. Detrás de una mesa de pino rojo leía unos informes un hombrecillo calvo, algo gordo y bastante miope. Sin levantar la vista del papel, dijo:

-¿En qué puedo ayudarlo, caballero?

-¿Es usted muggle o mago?

-Mago, caballero. Y usted también, por lo que veo....

-Estoy siguiendo el rastro a una persona. Lleva un tatuaje como éste -El hombrecillo levantó la vista y se fijó en la marca que le mostraba el hombre. Luego lo miró largamente. Tan solo era un muchacho, aunque por su expresión, parecía tener muchos años encima- ¿Lo reconoce?

-El chiflado que vive a las afueras. Se dedica a hacer experimentos con magia prohibida. No hemos hecho nada con él porque es muy poderoso. Así que hemos decidido seguir la filosofía de vive y deja vivir. Él no se mete en nuestros asuntos y nosotros en los de él.

-¿Han enfermado los niños con poderes cuyos padres son muggles, o al menos uno de ellos?

-Algunos, pero ha sido por el agua. Bebieron del río sin purificarla.

-¿Alguno ha muerto? -la voz del extranjero era suave, heladora.

-Tres. Pero fue por el agua, le repito.

-Gracias.

El extranejero salió y caminó con rapidez hasta las afueras del pueblo. Allí había una casa un poco más elegante que las del pueblo. En su puerta descansaba un hombrecillo bajo, chepudo, con cara de amargado, que leía un grueso volumen de magia negra. Levantó la vista cuando oyó pasos en la grava del camino. Por un momento sonrió, reconociendo a su visitante. Y ahí se le quedó la sonrisa, congelada por un encantamiento paralizador.

ESA MISMA TARDE. MINISTERIO DE MAGIA BRITÁNICO.

-Señor ministro. Tiene que ver lo que nos han dejado en la entrada. -la secretaria estaba demasiado pálida para que aquello fuera bueno. Kingsley la siguió, varita en mano. Cuando llegaron al hall, había al menos un centenar de magos y brujas arremolinados allí, susurrando entre ellos. Cuando vieron al ministro de magia, se hicieron a un lado como las aguas del Mar Rojo ante Moisés. Kingsley tardó en asimilar lo que estaba viendo.

Allí, tirado en medio del hall, estaba el cuerpo de Amicus Carrowl, mortífago en busca y captura. Se veía a las claras que había sido torturado hasta la muerte. Prendida en su destrozada túnica había una nota. Kingsley la cogió con mucho cuidado y la leyó detenidamente: "La veda queda abierta. Esta es mi primera pieza. El resto de trofeos no tardarán en llegar. Le deseo un feliz mandato. DM". El ministro suspiró. El chico Malfoy había perdido la cabeza. Decidió llamar a Harry para darle la noticia.

HERMIONE P.V.O

Cuando volvíamos del funeral, Kingsley nos ha mandado una carta vía buho. Harry la ha leído tres veces antes de comunicarnos su contenido.

-Han visto a Draco en Sudamérica.

-¿Qué narices pinta el hurón allí? -Ron tenía la voz ronca de haber estado llorando.

-Está de caza -Harry había empalidecido notablemente.

-¿Y nosotros aquí preocupados? -Ron dió un puñetazo en la mesa- Estamos a punto de salir tras de él y el señorito está de caza. No, si cuando yo digo que....

-Ron, está cazando personas -Harry ahora estaba verde. Yo casi me caigo de la impresión- Mortífagos, para ser exactos. Kingsley me cuenta en su carta que hoy ha aparecido el cuerpo de Amicus Carrowl en el hall del Ministerio.

-Bueno. Uno menos a la lista -Ron parecía más tranquilo.

-Lo torturó hasta la muerte -La voz de Harry no era más que un susurro. Me miró fijamente, esperando una reacción mía. Sólo pude mover la cabeza negándolo.

-No... no puede ser... -apenas pude susurrar aquellas palabras. ¿De verdad que Draco, esa persona a la que yo consideraba buena y dulce, había torturado a otro ser humano hasta matarlo?-Eso es más propio de su padre. Harry, ¿están seguros?

-Les dejó una nota firmada, Herm. -mi amigo me abrazó- ¿Qué quieres hacer?

-Ahora más que nunca tenemos que encontrarlo, Harry, antes de que lo pierda para siempre.

-Está bien. Mañana nos vamos para Sudamérica.

¿Quién conoce realmente a Draco Malfoy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora