Yo soy tu unica oportunidad.

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Me encontraba frente al espejo de mi habitación, tan pequeña y acogedora. Al verme en el espejo me sentía algo incómoda, nunca había usado un vestido tan corto y mucho menos para salir con un chico, pero no era cualquier chico, Justin bieber, el mas cotizado de la secundaria, estaría en pocos minutos en el pórtico de mi casa. 

¿Qué decir? ¿Cómo actuar? No sabía que hacer estaba realmente nerviosa y frustrada pero eso no me quitaría la felicidad que tenía al salir con el. Me había puesto esas lentillas que hace unos años mi madre mi había comprado pero nunca tuve la necesidad de usarlas ya que con mis lentes me sentía cómoda, se escucho el claxon de un auto y supe en ese instante que era Justin, baje corriendo por las escaleras tambaleándome con esos tacones que nunca debí usar, frente a la puerta respire profundo he hice un intento de hacerme la interesante ante el, pero al abrir la puerta y verlo apoyado de ese convertible negro que le había obsequiado su padre, me desvanecí por completo, mis piernas comenzaron a temblar y se me dificultaba a la hora de caminar, me acerque a el con una sonrisa coqueta y este hizo una mueca.

-¡hey sonni!, te ves - me miro de pies a cabeza - bien.

- Summi- corregí- y gracias, tu también te ves bien- mi voz era temblorosa y en susurros.

- ¿bueno, que esperas para entrar ?- exclamo entrando al auto.

Rodee el auto y entre en el asiento de copiloto.

- mmmm - dudo. -Summi, ¿no?- me miro por unos instantes antes de encender el auto.

Asentí dedicándole una sonrisa.

-bueno, iremos a comer en un restaurante de comida rápida- lamió sus labios- y después se me ocurrirá algo.

Todo me parecía bien, no me importaba la idea de comer en un lugar así, solo tenerlo cerca era lo que importaba. Minutos después estaba aparcando su auto afuera de un restaurante, el olor a frituras se percibía a metros y la mala presentación no abogaba mucho por el lugar. 

Salió del auto y me hizo una señal con la mano para que lo siguiera, entramos al lugar, lleno de personas que realmente no me agradaban, Justin me dijo que escogiese una mesa y el compraría nuestra comida, le hice caso y me senté en una cerca a una ventana en el que se lograba mirar un poco de la cuidad. 

Mire detalladamente el lugar, personas maleducadas y malhumoradas atendían la cocina, la barra estaba repleta de alcohólicos suplicando por algo más de licor y los meseros eran viles delincuentes que robaban la cartera de las chicas cuando estas se descuidaban, Justin llego sacándome de mis pensamientos, dejo dos bandejas en la mesa y dos latas de cerveza, se sentó y me miro.

-espero que no te importe comer esto- sonrió- por que no me levantare de nuevo a pedir por ti.

Tomo algo de sus papas mientras bebía de su cerveza.

- no, esta bien gracias- sonreí.

- te he pedido una cerveza, ¿tomas cierto? - sus mirada era burlona.

Nunca en mi vida había probado alcohol, me repugnaba tan sólo pensar en su sabor, tenia solo 15 años, esto era ilegal, pero esta el frente a mi, ofreciéndome una cerveza, preguntándome que sí tomaba, sería una idiota si dijese que no.

- claro que tomo- mentí- me encanta su sabor- le guiñe un ojo.

- negó divertido- así que tomas, nunca pensé que una nerd lo hiciese.

¿Nerd? Eso era para el, una nerd.

- oye, no te molesta que te diga nerd, ¿no?, todos te dicen así- dijo tras darle un largo trago a esa cerveza.

la venganza es dulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora