Capítulo 90: La galería nocturna

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Daniel salió del Pop's, sintiendo como un frío muy familiar le recorría la espalda. Miró atrás, viendo a Tabitha levantándose de la mesa que ambos habían compartido con Betty. "Yo me encargaré de todo", dijo su prima, con tono circunspecto, "vosotros manteneos al margen". El chico recordó la cara del camionero loco y acto seguido se dirigió a su moto. Condujo hasta Thornhill, sin poder evitar pensar en todo lo que le había ocurrido ¿En qué momento su vida se convirtió en el show de thriller que cualquiera querría evitar? El punto, como siempre, empezaba con Jason.

Cuando llegó a la mansión, no pudo dormir, todo estaba a oscuras, y el silencio se colaba por las viejas paredes de Thornhill como si fuese un susurro mordaz y frío. Decidió salir a caminar, a tomar el aire. Los árboles quemados y las cortezas negras y grises eran su única compañía, la única que deseaba. Caminó muchas horas, hasta que llegó a un lugar familiar. Era un claro, con una fila de árboles en medio, cuatro arces perfectamente alineados. Acarició las cortezas y pudo apreciar, levemente, casi desaparecidas, algunas marcas, en uno de los árboles incluso encontró aún una punta de flecha. La última noche que él estuvo ahí no había sido Daniel, sino el Explorador del maquiavélico juego de rol de Penélope.

Estaba cansado, sus pasos lo llevaron a Thistlehouse, a la supuesta primera tumba de Jason.

—Hola, tío Bedford. —Saludó, recordando el viejo y amoratado cadáver de ese gordinflón cuando lo arrojaron al nicho.

Danny se sintió sucio, muy en el fondo, algo que había tratado de ocultar. Era, pese a todo, un asesino. Penny Peabody murió a sus manos, y había colaborado en otros asesinatos o en encubrirlos ¿Qué diablos era? ¿Un loco? ¿Un homicida? ¿Tal vez solo una víctima? Al menos, la tierra se tragó todos sus secretos.

Tierra...

El chico alzó la mirada, y llamó corriendo a Reggie Mantle.

—¡Reggie!

—Danny... Tío, son las tres de la mañana ¿Qué quieres?

—Thornhill —Respondió, apretando el móvil —Cuando quemaste la arboleda... ¿Cuál era tu objetivo?

—Pues... —El chico se detuvo y lanzó un suspiro, para luego decir: —Encontrar paladio. Vuestras tierras están llenas, por eso Hiram ha querido comprarlas siempre.

—Gracias. —Dijo, para luego colgar.

Tenía razón. Podía devolver a Hiram todos los golpes de una vez, de un solo puñetazo... pero eso le hizo sentir, si cabe, aún peor. Toda su vida había peleado contra ese tipo, solo por los demás.

Le contó todo a Cheryl, y ella sonrió.

—Astuto zorro. —Dijo ella, sonriendo mientras miraba a Nana Rose —¿Qué dices, Nana? ¿Te apetece ser millonarias otra vez?

La anciana sonrió de manera fantasmagórica.

—Es nuestro hado.

La pelirroja asintió.

—Pues necesitamos un equipo de extracción... y sé dónde encontrarlo.

—¿Dónde?

—En la casa de los tipos fuertes y sudorosos sin empleo fijo. Vamos a la calle Elm.

Daniel no quería pedirle ayuda a Archie, esa mañana había tenido la primera cita con la psicóloga, la cual vino recomendada por la propia madre de Daniel, así que sabía que, en ese momento, estaría descansando, pero, a pesar de todo, fueron a su casa por la tarde. Archie les abrió y los dirigió hasta el comedor, donde estaban Jackson, y el tío Frank. Este último les ofreció una cerveza, pero ellos la rechazaron.

Héroes de RiverdaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora