Capítulo 26: El corazón delator

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—¿Qu-qué diablos ha p-pasado? —Murmuró Danny.

—No os acerquéis, y no toquéis nada. Intentó hacer daño a Chic...

—¡Daniel! ¡¿Qué haces?!

—¡¡Lamar a la policía, señora!!

—Si lo haces volverán a quitármelo, y es algo que no estoy dispuesta a asumir.

—Si fue en defensa propia, no ¿Lo fue? —Betty tembló.

—Sí, sí, claro que sí. Pero no me arriesgaré.

El teléfono de Betty empezó a sonar.

—Es papá.

—¡No respondas!

—¿Y si viene?

Su madre estaba agitada, casi fuera de sí.

—De acuerdo, responde, pero haz como si no pasase nada.

—Vale... holo, papá. Sí, vale. Te veo en un rato —Betty apagó el teléfono —Dice que viene a por sus cosas de aseo. Dice que no quiere pelear contigo.

—Betty...

—Mamá, no sabemos cuánto tiempo tenemos. Déjanos ayudarte.

—¡¿Perdón?! —Danny retrocedió dos pasos —¡¿Pretendes involucrarme en esto?!

—¡Danny, por favor! Si mi padre ve esto llamará a la policía y Chic... te lo suplico, por favor, por favor.

—¡No! Él debe irse.

—¡Mamá! Papá podría llegar en cualquier momento.

—Joder, Betty ¡Joder!

Danny se mordió los nudillos y observó todo, casi al borde del colapso nervioso. Debería irse, llamar a la policía y denunciar todo, pero Betty era su mejor amiga, no podía hacerle algo como eso... pero tampoco podía ayudarla. El chico miró a las dos Cooper.

—¡Busca guantes, corre! —Gritó, arrepintiéndose de inmediato de sus propias palabras. —¿Dónde hay legía?

—Bajo el fregadero.

Danny se quitó la chaqueta, la puso sobre la encimera y de inmediato se dirigió hacia allí. Se puso los guantes y comenzó a limpiar toda la sangre, junto a las Cooper, mientras Chic veía todo, tirado en su rinconcito. El chico intentó no mancharse la ropa, mientras limpiaba todo, pero unas gotas se adhirieron irremediablemente a sus vaqueros. Restregaron el suelo con papel higiénico, y vació toda la legía en el cubo del agua, fregando el charco.

—Vale, Betty y yo nos lo llevaremos al coche, por la puerta de atrás. Danny tú termina esto. Chic, cariño, ve a tu cuarto, ve y no salgas.

El hombre se levantó corriendo y subió como una exhalación escaleras arriba. Las dos Cooper cogieron el cadáver y lo arrastraron hasta salir por la puerta de atrás. Danny siguió fregando todo, hasta que su móvil sonó.

—Jug ¿Q-qué pasa?

—Nada, solo quería darte las buenas noches y uhm... te quiero.

Las dos mujeres volvieron.

—¡Debemos darnos prisa! —Gritó Alice en voz baja.

—Jug, lo siento muchísimo, pero debo colgar. Nos vemos mañana.

Danny dejó la fregona dentro del cubo y se secó el sudor de la frente.

—Está todo limpio.

—Tira eso por la vasija, de inmediato.

Héroes de RiverdaleWhere stories live. Discover now