Capítulo 65: En tratamiento

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La situación en Riverdale dio un nuevo paso hacia la locura cuando nuevas cintas fueron llegando poco a poco a las casas de los ciudadanos, esa vez, grabando horas y horas las casas, pero mucho más cerca que la última vez. Algunos alumnos comenzaban a tener problemas psicológicos, promovidos por el estrés, por lo que el director Honey solicitó a la orientadora, la señora Burble, que aumentase sus horas de consulta para que más personas pudiesen solicitar sus servicios.

Betty fue la primera en asistir, donde habló, junto a una iracunda Alice, sobre su rechazo en Yale y... la razón que su madre le achacaba, y que era por pasar demasiado tiempo con George, lo que hizo que su amiga estuviese mucho tiempo prácticamente llorando en brazos de Daniel. Luego, le tocó a Archie, que recibió el consejo de apartar su identidad de héroe nocturno, y esa vez, parecía que lo iba a hacer.

—Voy a mudarme al gimnasio —Le dijo a Daniel, cuando los dos estaban sentados en el césped. —Quiero que mi madre esté segura y... hace poco dispararon a nuestra casa simplemente porque yo vivo allí.

—Lo comprendo, pero en el sur estarás menos protegido. FP y yo intentamos encontrar a los Dickenson, pero son una familia tan unida como escurridiza. Podrían ir a por ti antes de que nos diésemos cuenta.

­—Es mi decisión, hermano. Voy a crear una línea de atención para los ciudadanos de Riverdale que necesiten ayuda, así podré echar una mano de una forma más legal y... no poner en peligro a los míos.

Poner en peligro a los suyos. Daniel sabía que Archie hacía todo eso, principalmente, por honrar a su padre, que nunca había dado la espalda a la ciudadanía, que siempre había sido un referente de lo que estaba bien.

—Yo te diría lo mismo, Archie. No has mandado ninguna solicitud para ninguna universidad, porque quieres quedarte aquí y continuar el legado de tu padre. Fred Andrews pudo ser el mejor hombre de Riverdale, pero tú eres Archie Andrews. Su legado vive en ti, en seguir tu propia vida, tu futuro.

Archie dejó de sonreír y miró la hierba.

—Desde que murió... he deseado que se sintiese orgulloso de mí.

—Ya lo estaba, Arch. Siempre lo estuvo —Danny se levantó y lo tomó del hombro —No pienses lo contrario. Y si necesitas ayuda de verdad... mis Serpientes y yo estamos ahí para echarte una mano.

El chico se levantó y caminó hasta su casa. Se sentó en el sillón del salón y suspiró con cansancio, mientras se llevaba las manos a la cara, cansado y agotado.

Su madre se acercó a él, con una sonrisa en la cara y una bandeja en la mano ¿Lo más raro de todo? Su padre y Georgie estaba detrás de ella. La imagen se le grabó a fuego en la cabeza, y consiguió que las entrañas del estómago se le revolviesen como si tuviese una batidora dentro.

—¿Qué enemigo se ha muerto para que sonriáis de esa forma?

Los tres se sentaron en los sillones, y su madre se estiró, depositando la bandeja en la mesa. Unas pasas, un té, unas galletas y... la respiración se le cortó a Daniel, mientras que sintió auténticas ganas de vomitar. La carta de Princeton estaba depositada curiosamente entre los distintos enseres, con su sello totalmente cerrado, esperando.

Miró a su familia.

Su madre se llevó las manos a la cara.

—Vamos. Ábrelo —Dijo su padre.

Daniel estiró la mano, llevándola a la carta. Su hermano le sonrió, mientras asentía con la cabeza. Daniel la abrió, pero no la sacó, se quedó mirándola. Princeton... si entraba, tendría el futuro que siempre había soñado, pero tendría que marcharse, dejar a Jughead. Si no había entrado... sería oficialmente la decepción de sus padres.

Héroes de RiverdaleWhere stories live. Discover now