Capítulo 59: Tiempos rápidos en Riverdale High

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El verano tras la muerte del señor Andrews transcurrió de una forma casi surrealista. Cada noche, cenaban con Archie en el Pop's, o en casa de cualquier otro de la pandilla, y cada mañana le acompañaban al gimnasio antes de dedicarse cada uno a las actividades que gustasen. Verónica estaba ocupada con el juicio de sus padres, mientras que Betty pasaba mucho tiempo con Charles, investigando a la Granja y los avances de Edgar. Daniel intentó continuar su historia, pero con el tiempo se bloqueó y dejó de escribir, para centrarse más en brindar apoyo a Archie, ayudar a Jug, que siempre tenía inspiración para algo, y pasar tiempo con la familia. Todos los Blossom se fueron una semana a Mont Blanc, lo que alegró muchísimo a Cheryl, incluso a Nana Rose, pero Jughead no fue.

Así, pasaron las vacaciones, hasta que llegó el último día de verano. Verónica los invitó a todos a pasar la noche en el Pembrook.

—No se me ocurre una forma mejor de pasar nuestro último día de vacaciones —Dijo Betty, llevándose la copa de sidra a los labios.

—¿No es de locos? —Preguntó Verónica —En solo nueve meses la vida que conocemos habrá terminado. Se acabó el instituto.

—Se acabó el Azul y Oro. —Asintió Daniel —Las conversaciones en las taquillas, la sala del alumnado...

—¡Betty, no llores! —Le recriminó Jughead.

Ella sonrió, mientras George le pasaba una mano por el hombro.

—Lo siento, chicos. No puedo evitar la sensación de que la vida se nos pasa muy rápido, y a ninguno se nos da bien detenernos para saborearla. Pero esta noche sí lo haremos.

—¿Ah sí? —Preguntó George, recibiendo con entusiasmo los labios de Betty entre los suyos.

—Creo que esa es nuestra señal, chicos —Dijo Verónica. Todos se levantaron y se fueron a otras habitaciones.

—¿Crees que podrás hacer algo con tu hermano en el salón? —Preguntó Jughead, con una sonrisa ladeada.

—Calla, él no ha tenido muchos problemas, la verdad. No ha tenido ninguno, supongo que el alcohol le ha ayudado algo —Danny tomó las manos de Jughead entre las suyas y se acercó a él —Te quiero, Juggy.

—Y yo a ti —Dijo, besándolo y pasando sus manos por su cintura, metiéndolas debajo de su blusa y bajando, hasta introducirse entre sus pantalones.

Los dos se tiraron en la cama y pasaron otra noche de sexo adolescente desenfrenado. Daniel adoraba a Jug, no era un musculitos hipertensado como Archie, pero era suave y gentil a la par que apasionado. Era como si los dos congeniasen perfectamente el uno con el otro.

A la mañana siguiente, Daniel se revolvió en la cama, sintiendo los brazos de Jughead enredando su torno. Sonrió, plácidamente, cerrando los ojos.

—¡¡Arriba!! —Gritó Verónica, abriendo la puerta ­—¡¡Llegamos tarde, olvidé poner la alarma!!

Salieron corriendo y sin desayunar hacia el Riverdale High. Cuando entraron corriendo por el pasillo un hombre alto y estirado, con gafas y traje les cortó el paso.

—Llegan tarde.

Jughead miró a sus amigos.

—¿Usted es...?

—El sustituto del director Weatherbee, el señor Honey.

—Nos disculpamos por llegar tarde, señor Honey —Dijo Verónica, sacando a la luz su habilidad de hacer la pelota. —No volverá a pasar.

—No sé qué clase de barco dirigía mi predecesor, pero las cosas serán distintas este año. Habrá orden, disciplina, consecuencias. Ahora, salgan de mi vista.

Héroes de RiverdaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora